3 DE ENERO DE 1979. MADRID. GENERAL DE DIVISIÓN DEL EJERCITO DE TIERRA CONSTANTINO ORTÍN GIL. GOBERNADOR MILITAR DE MADRID.
General de División Constantino Ortín Gil, Gobernador Militar de Madrid.
El 3 de enero de 1979 la banda terrorista ETA asesinaba en Madrid al general CONSTANTINO ORTÍN GIL.
El gobernador militar de Madrid, general de división Constantino Ortín Gil, era tiroteado a la puerta de su domicilio, en Madrid. Recibió tres impactos de bala, que le causaron la muerte.
El chófer del general, un vecino y un transeúnte, que pudo ver cuánto ocurría ante el número 63 de la calle de Menéndez Pelayo, le trasladaron inmediatamente en el propio vehículo oficial, un «Seat 1.600», hasta el cercano hospital "Francisco Franco", donde el general ingresó ya cadáver.
Los hechos ocurrieron cuando, hacia las tres de la tarde, el general regresaba a su domicilio. Muy cerca le esperaban varios hombres, algunos de los cuales se habrían situado en la cercana cafetería «Yolanda» como punto de observación, y al ver acercarse el vehículo se dirigieron hacia él. E n el momento en que el general salía del automóvil, dos jóvenes, uno a cada lado del coche oficial, le dispararon con pistolas, produciéndole heridas gravísimas, dándose inmediatamente a la fuga.
El coche del general llevaba el banderín correspondiente a su cargo, y en el mismo vehículo fue trasladado hasta el centro hospitalario. Dentro del coche quedaron la gorra del general y tres carpetas.
Hacia las tres y media de la tarde del día siguiente a su asesinato se inició el funeral por el alma del general Ortín Gil, en el patio del palacio de Buenavista, Cuartel General del Ejército, En la presidencia civil estaban presentes, además de la viuda del general asesinado, varios familiares y amigos de la víctima.
La presidencia militar estaba ostentada por el teniente general Gutiérrez Mellado, ministro de la Defensa; el jefe del Alto Estado Mayor, teniente general Ignacio Alfaro Arregui, y los jefes de los Estados Mayores de los Ejércitos de Tierra, de la Armada y del Aire.
Al acto fúnebre asistieron varios centenares de militares de los tres Ejércitos de todas las graduaciones. Entre los generales presentes se hallaban los antiguos ministros Francisco Coloma Gallegos y Félix Álvarez-Arenas Pacheco. También asistieron los tenientes generales Iniesta Cano, Cuadra Medina, Galera y otros. En un lugar destacado se hallaba presente el marqués de Mondéjar, jefe de la Casa Civil del Rey.
La ceremonia -fue oficiada por el vicario general castrense y concelebrada por seis sacerdotes más.
Banderas nacionales flanqueaban el altar, y una compañía de honores con bandera, banda, música y escuadra de gastadores rindió los honores de ordenanza.
Al término de la misa, en la que no se pronunció homilía, un militar gritó “Viva él honor”, frase que fue coreada por la inmensa mayoría de los presentes. El toque de oración, seguido del himno de Infantería, acallaron por un instante los gritos de repulsa que iban in crescendo .Estos volvieron a arreciar al término del himno por diversas partes del patio donde se había celebrado el funeral.
Mientras tanto, en el exterior del Cuartel General del Ejército, más de tres personas, la mayoría jóvenes, muchos de ellos con brazaletes con la bandera nacional, insignias y pegatinas de FN y de Falange, y medio centenar de mujeres de militares aguardaban frente a la puerta principal la salida del féretro.
Gritos como “Guti, masón, irás al paredón”, “Guti, sal, que queremos actuar”, “Suárez, traidor, cantaste el Cara al Sol”, «Ejército al Poder» vivas a Cristo Rey, España se escucharon constantemente.
Las instrucciones al término de las honras fúnebres eran las de introducir con rapidez el féretro en un furgón situado en una puerta lateral del palacio de Buenavista y trasladarlo a toda velocidad al cementerio de la Almudena. A todos los militares presentes en el funeral se les ordenó que abandonaran el patio por la puerta norte, pero varios centenares de jefes y oficiales desobedecieron dicha medida y se agruparon en torno al furgón en el que ya se había introducido el féretro.
1979. El féretro del General Ortin Gil a la salida del palacio de Buenavista de Madrid a hombros de compañeros. (Foto EFE)
Fue entonces cuando se produjeron unos de las actos más bochornosos que se recuerdan en la transición", como cuenta mi estimado Jesús Palacios en su extraordinario libro “23-F, el Rey y su secreto”, y de los que daría cuenta también los medios informativos.
Una gran cantidad de jefes y oficiales estallaron de ira, electrizando de forma incontenible el ambiente. “El féretro con bandera Nacional” comenzaron a gritar numerosos mandos militares. Algunos de los que acompañaban a Gutiérrez Mellado replicaron que "¿por qué con bandera?". Lo que pasó después fue sin duda uno de los episodios de mayor tensión y bochorno de la transición. Gutiérrez Mellado, quien con sus medidas había sembrado un enorme descontento en el ejército, fue zarandeado, golpeado, empujado, insultado como "¡masón!, ¡traidor! e ¡hijo de puta!", mientras algunos de sus ayudantes se enzarzaba a golpes con otros altos jefes militares. Aprovechando los insultos y los golpes dos suboficiales, venciendo la oposición de algunos mandos, lograron abrir la puerta del furgón y, ayudados por varios generales y jefes, sacaron el féretro y lo colocaron sobre sus hombros. El féretro del general Ortín, cubierto con la bandera Nacional, fue sacado por la puerta principal del Cuartel General del Ejército, portado a hombros de gran cantidad mandos del ejército llenos de ira y completamente desatados, entre gritos de "¡gobierno dimisión!, ¡ETA asesina! ¡Gobierno culpable!" “Guti masón”. “Suarez traidor”.
La totalidad de las fuerzas policiales destacadas a los accesos de la puerta principal del Cuartel General del Ejército fueron incapaces de contener la avalancha de los miles de concentrados cuando apareció el féretro conteniendo los restos mortales del general Ortín. En medio de un ondear de banderas nacionales, con grandes aplausos los miles de personas que se encontraban en el exterior del Palacio Buenavista recibieron la salida del féretro con continuados gritos de «Ejército al poder” ”Gobierno asesino”, y “alzamiento nacional”, Los mismos gritos fueron coreados por numerosos de los militares uniformados que acompañaban la salida del féretro con los restos mortales del Gobernador Militar de Madrid. Varios oficiales de los que rodeaban el féretro animaron en ese instante a los concentrados a sumarse al grito de “a la calle” y “todos aquí al lado del féretro”.
En esos momentos, el público presente saltando las vallas protectoras y rompiendo el cordón policial, se aglutinó en torno a! féretro que portado a hombros de militares iniciaría, a pie, el recorrido de cuatro kilómetros que llevaba hasta el cementerio de la Almudena.
1979. Entierro del General Ortín Gil asesinado por ETA. (Foto EFE)
Hacia ¡as seis de la tarde, el féretro llegó al cementerio donde esperaban varios generales y jefes, entre ellos el jefe del Estado Mayor del Ejército, teniente general Tomás de Liniers y Pidal.
Tras el rezo de un responso y una vez retirada la bandera que cubría el féretro, los restos mortales del general Ortín fueron cristianamente sepultados. Más de cinco mil asistentes entonaron el himno de Infantería y después numerosos de los presentes entonaron el “Cara al Sol” tras los cual volvieron a arreciar los gritos de arriba y viva a España. “General Ortin ¡Presente!” y “Ejército al poder”.
Indignado y lleno de ira y rencor vengativos por aquellos incidentes, el vicepresidente del Gobierno Teniente General Gutiérrez Mellado, ordenaría al director del CESID, general José María Bourgón, que le facilitara el nombre de los militares que habían participado en los incidentes para tomar medidas contra ellos, a lo que Bourgón se negó contestándole "yo no soy ningún chivato de compañeros", por lo que sería cesado del puesto de forma fulminante.
Dos días después, en la celebración de la Pascua Militar, el Rey, sin referirse de forma explícita a aquellos actos, recordaría que "los peligros de la indisciplina son mayores que los del error".
El asesino del general Ortin Gil fue el francés Henri Parot, que en 1991 sería condenado por la Audiencia nacional a 27 años de prisión por el asesinato. Parot había recibido la orden de acabar con la vida del General Ortin del jefe etarra Domingo Iturbe Abasolo alias “Txomin”
Constantino Ortín Gil era natural de La Ñora (Murcia), estaba casado con Ana María Álvarez Biznier y no tenía hijos. Al terminar el Bachillerato en Murcia estudió en Madrid Ingeniería de Caminos y Ciencias Exactas y en enero de 1936 ingresó como cadete en la Academia de Infantería. En 1940 ascendió a capitán y llegó a general de división en 1977. Diplomado de Estado Mayor, había sido Coronel Jefe del regimiento de Infantería Mahón n° 45, jefe de la quinta sección del Estado Mayor Central, jefe de la Dirección de Instrucción y Enseñanza, subinspector de Tropas y Servicios de la Primera Región Militar y gobernador militar de Madrid desde el 25 de septiembre de 1978. Estaba también diplomado en paracaidismo..
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior les concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
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