3 DE JUNIO DE 1990. PAMPLONA. FRANCISCO ALMAGRO CARMONA. EX POLICÍA NACIONAL.
Francisco Almagro Carmona.
Sobre la doce y media de la noche del 3 de junio de 1990, un miembro de la banda terrorista ETA, asesinaba en Pamplona a FRANCISCO ALMAGRO CARMONA.
El atentado se produjo cuando la víctima regresaba a su casa situada en el número siete de la Travesía de las Huertas, en el barrio de La Rochapea. En ese momento, y según testigos presenciales, se vio salir a una persona corriendo del portal, que se dio a la fuga tras introducirse por la parte de atrás en una furgoneta Renault-4 de color blanco, donde le esperaba un segundo terrorista al volante.
En el portal se halló el cadáver de Francisco Almagro, que resultó muerto prácticamente en el acto, y que quedó tendido en medio de un gran charco de sangre. Del mismo modo, se hallaron en el portal cuatro casquillos de bala del calibre 9 milímetros parabellum, munición utilizada habitualmente por la organización terrorista ETA.
La organización terrorista confirmó la autoría del asesinato de Francisco Almagro media hora más tarde, mediante una llamada telefónica realizada a la DIA, asociación de ayuda en carretera. En esta llamada, ETA se atribuyó la autoría del hecho, y el comunicante anónimo indicó además el lugar donde se encontraban dos personas a las que habían sustraído el vehículo que utilizaron para perpetrar el atentado.
La pareja que ocupaba inicialmente la furgoneta fue rescatada hacia las seis y media de la mañana, después de que la Guardia Civil desistiera de encontrarlos durante la noche. Los jóvenes estaban encadenados en las cercanías de la depuradora de agua de la localidad de Arre, próxima a Pamplona. La furgoneta Renault-4 había sido sustraída a estas dos personas a las diez y cuarto de la noche del sábado en la calle Manuel de Falla de Pamplona, y sus ocupantes habían sido obligados a pasar al asiento de atrás.
El coche se encontró horas más tarde en la Travesía Monasterio de Velate con las llaves puestas y las puertas abiertas.
El 25 de junio de ese mismo año, la Guardia Civil encontraría la pistola con que fue asesinado Francisco Almagro, tras producirse un tiroteo en la Foz de Lumbier (Navarra) entre fuerzas del Benemérito Instituto y un comando etarra, en el que caería muerto el sargento de la Guardia Civil José Luis Hervás, resultando gravemente herido el sargento de la Guardia Civil José Domínguez Piris, comandante del puesto de la cercana localidad de Yesa. Tras el tiroteo los terroristas, que serían identificados como Germán Rubenach Roig, Juan María Lizarralde Urreta y Susana Arregui Maiztegui, huyeron de lugar, llevándose el arma del sargento asesinado y siendo perseguidos por numerosos efectivos de la Guardia Civil. A la noche, los miembros del Instituto armado encontraron, cerca del río Irati, mal herido, con una bala en la cabeza, a uno de los miembros del comando etarra, German Rubenach, que tras ser detenido fue trasladado al Hospital de Navarra donde fue intervenido quirúrgicamente.
Sobre las 9:00 horas de la mañana del día siguiente, cuatro guardias civiles que continuaban con la persecución y rastreo de los otros dos terroristas, se toparon con sus cadáveres a unos quinientos metros de donde había caído abatido el sargento Hervás el día anterior. Juan María Lizarralde y Susana Arregui, se habían suicidado y presentaban disparos de bala en la cabeza. En el cuerpo de Arregui encontraron la pistola reglamentaria que le habían robado al sargento asesinado, mientras que debajo del cadáver de Lizarralde se encontró una pistola marca Browning, que tras análisis balísticos era la que se había utilizado para acabar con la vida del ex policía nacional Francisco Almagro Carmona.
Francisco Almagro, había nacido Granada y tenía 31 años de edad. Estaba casado y con dos hijos de 7 años y 8 meses respectivamente. Había sido expulsado hacía ocho años del Cuerpo Nacional de Policía por su vinculación al narcotráfico y vivía en el barrio de La Rochapea, uno de los más castigados por la droga de la capital navarra. Con ese atentado, reivindicado por la banda armada, marxista y antiespañola, eran diez las personas asesinadas en los últimos cinco años por, según ETA, su presunta relación con el tráfico de estupefacientes, sin mostrar prueba alguna que corrobararan aquellas acusaciones.
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