3 DE NOVIEMBRE DE 1980. ZARAUZ (GUIPÚZCOA) CABO PRIMERO DE LA GUARDIA CIVIL ÁNGEL RETAMAR NOGALES. CABO PRIMERO DE LA GUARDIA CIVIL ARTURO LÓPEZ HERNÁNDEZ, GUARDIA CIVIL JULIO CÉSAR CASTILLEJO PÉREZ Y GUARDIA CIVIL MODESTO GARCÍA LORENZO.
Cerca de la medianoche del 3 de noviembre de 1980 la banda terrorista ETA ametrallaba en Zarauz (Guipúzcoa) a cuatro agentes de la Guardia Civil, los cabos primeros ÁNGEL RETAMAR NOGALES y ARTURO LÓPEZ HERNÁNDEZ, y los Guardias JULIO CÉSAR CASTILLEJO PÉREZ y MODESTO GARCÍA LORENZO, cuando se encontraban fuera de servicio y de paisano, tomando una copa en el bar “Aizea”, de esta localidad guipuzcoana, situado cerca de la playa, un local frecuentado por miembros de la Guardia Civil de Zarauz.
Cabo primero de la Guardia Civil Arturo López Hernández.
Dos individuos jóvenes penetraron en el bar y tras gritar ¡Gora ETA! dispararon de forma indiscriminada varias ráfagas de metralleta causando la muerte de los cuatro guardias civiles, vestidos de paisano, y heridas a otros seis clientes del establecimiento, entre ellos el peluquero de profesión Miguel Lasa Arruabarrena, que al no poder superar sus gravísimas heridas fallecería al día siguiente 4 de noviembre.
Cabo primero de la Guardia Civil Ángel Retamar Nogales.
Los heridos fueron trasladados en ambulancias de la Cruz Roja y un vehículo privado de un miembro de la Cruz Roja al Hospital de esta institución y a la Residencia Sanitaria de San Sebastián.
Guardia Civil Julio César Castillejo Pérez.
Los cuatro guardias civiles muertos, pertenecían al destacamento de Tráfico de Zarauz. Uno de los guardias civiles asesinados intentó hacer uso de su arma reglamentaria, pues cuando fue encontrado muerto la tenía en su mano.
Guardia Civil Modesto García Lorenzo.
Tras ametrallar a los guardias civiles, los asesinos etarras huyeron en un vehículo Renault 18.
Los funerales por los cuatro guardias civiles de Tráfico, se celebraron al día siguiente en el Gobierno Civil de Guipúzcoa, en medio de una gran tensión y con repetidas escenas de dolor de los familiares de las víctimas.
Asistieron a la ceremonia religiosa, desarrollada en el salón del trono del Gobierno Civil, el gobernador general del País Vasco, Marcelino Oreja; el ministro del Interior, Juan José Rosón; el director de la Guardia Civil, general de división Aramburu Topete, y altos mandos militares y otras autoridades civiles.
El sacerdote oficiante dijo en la homilía: “Yo pido a los gobernantes, que una vez hecho el diagnóstico de la enfermedad que padece España, no tengan ningún reparo en poner el remedio, por muy doloroso que sea; es preferible salvar al enfermo que dejarle morir”
Finalizado el funeral y tras entonarse el Himno de la Guardia Civil, los féretros fueron introducidos en varios furgones En ese instante arreciaron los gritos contra ETA, Vivas a España, a la Guardia Civil y “Ejercito al poder”.
El padre de uno de los guardias civiles fallecidos, presa de un ataque de nervios, cogió el ataúd del hijo y comenzó a gritar: “Asesinos”, “vascos, el que tenga huevos, que venga aquí”.
Un hermano de una de las víctimas gritó también “qué lástima de pueblo”, “qué orgullosos podéis estar”, “asesinos”, “aquí hace falta otro Guernica para que acabe esto, un Hitler como en Alemania”.
Una mujer de mediana edad increpó con dureza al ministro del Interior, Juan José Rosón, diciéndole: “Rosón, a ver qué le cuentas ahora a Suárez de estos muertos” “Canallas”, Funcionarios de Policía le retuvieron e identificaron.
En 1988 la Audiencia Nacional condenó al etarra Juan María Tapia Irujo a penas que sumaban más de 50 años de prisión. En 2001 fue condenado José Javier Zabaleta Elosegi, alias “Baldo”, como autor del atentado, a 30 años de prisión mayor por cada víctima mortal y a otros 10 por cada uno de los cinco asesinatos frustrados, sumando un total de 200 años.
Según la sentencia:” Zabaleta Elosegi formaba parte en 1980 de un grupo de liberados de ETA –a sueldo de la banda– que actuaba en las zonas de Beasain y Zarauz. El 3 de noviembre de 1980 cinco terroristas se dirigieron al Bar Haizea, en Zarauz, y dos de ellos, entre los que se encontraba Baldo, se quedaron fuera del establecimiento para apoyar la acción que habían planeado.
El servicio de información de la Guardia civil mantuvo desde aquella infausta fecha del asesinato de sus compañeros en Zarauz, que en él habían participado también los etarras Juan Pablo Gude Pego, alias “Antxon el Grande”. José Antonio Olaizola Achucarro, alias “Itxaso y Antxon”; José Luis Eciolaza Galán, “Dienteputo”; Miguel Antonio Goicoechea Elorriaga, “Txapela”; y Pedro María Leguina Aurre, alias “Txiki, Kepa y Kepatxu”.
Ninguno de ellos fue juzgado por aquel brutal atentado. Juan Pablo Gude Pego, alias “Antxon el Grande” cayó muerto en un enfrentamiento con fuerzas de la Guardia Civil en Lasarte. (Guipúzcoa) en 1984. José Luis Eciolaza Galán, “Dienteputo”, huido en Sudamérica. José Antonio Olaizola Achucarro, fue deportado a Argelia a finales de 1980 y podría estar viviendo en Cabo Verde. Miguel Antonio Goicoechea Elorriaga, Txapela, falleció en Burdeos en enero de 1984, tras ser tiroteado en San Juan de Luz por un comando de los GAL en diciembre de 1983. Leguina Arrue, detenido en Francia en 1999, salió de la prisión de Zuera (Zaragoza), el 13 de marzo de 2012, después de cumplir 21 años y tres meses, de una condena de 90 años por asesinar en 1979 a tres guardias civiles, Antonio Alés Martínez, Ángel García Pérez y Pedro Sánchez en un bar de Azpeitia (Guipúzcoa). Leguina Aurre, involucrado en más de veinte asesinatos cometidos entre 1975 y 1981, no pudo ser juzgado de muchos de aquellos crímenes por prescripción de los mismos.
El Cabo primero Arturo Hernández López, tenía 37 años de edad, estaba soltero y era natural de Lazubia (Granada); el otro cabo primero Ángel Retamar Nogales, de 26 años de edad, estaba casado, con dos hijos y era natural de Palomas (Badajoz)
El Guardia Civil Modesto García Lorenzo, de 23 años de edad, se encontraba soltero y era natural de Ribadelago (Zamora). Por último el otro Guardia Civil Julio Castillejo Pérez, tenía 22 años de edad, estaba soltero y natural de Viliaviciosa (Asturias).
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se les concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior les concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
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