3 DE OCTUBRE DE 1978. BILBAO, CAPITÁN DE CORBETA FRANCISCO DE ASÍS LIESA MOROTE.
Capitán de Corbeta de la Armada, segundo jefe de la Comandancia de Marina de Bilbao Francisco de Asís Liesa Morote.
El Capitán de Corbeta de la Armada, segundo jefe de la Comandancia de Marina de Bilbao, FRANCISCO DE ASÍS LIESA MOROTE, era asesinado por un comando de ETA, el 3 de octubre de 1978, en la capital vizcaína.
Sobre las ocho y media de la noche un individuo, a cara descubierta, se dirigió al portero del inmueble, Isaac Criado Prieto, del domicilio del segundo comandante de Marina en el número 1 de la calle Amadeo Deprit y le preguntó por el señor Liesa. A continuación sacó un arma con la que amenazó al señor Criado y le hizo pasar al interior del portal.
Tres individuos enmascarados penetraron entonces también en el portal y con el portero encañonado, le obligaron a que les condujera al piso tercero, donde el capitán de Corbeta Liesa impartía clases a dos alumnos de Náutica. También estaba en la vivienda su esposa Claudia Mestre. Acompañados del portero, llamaron a la puerta del domicilio de Francisco Liesa, siendo la propia víctima la que abrió la puerta.
Una vez en el interior del piso, los cuatro individuos, ya todos enmascarados, sacaron las armas y-preguntaron a quienes estaban allí quien era el señor Liesa.
Ante esta situación, la esposa de Francisco de Asís Liesa, presa de un ataque de nervios comenzó a dar gritos: «Asesinos, asesinos». El marido le dijo: “No te preocupes que no vamos a oponer resistencia”.
A continuación, el asesino de Francisco de Asís Liesa se introdujo con éste en una de las habitaciones del domicilio del segundo comandante de Marina, donde sostuvieron una conversación de cuatro minutos aproximadamente.
Al cabo de este tiempo se abrió la puerta y salió el enmascarado, quien dijo: «Ya hemos terminado». Después se acercó al señor Liesa y le disparó a bocajarro en la cabeza. El capitán de Corbeta quedó tumbado en un sofá con un tiro en la sien y una mano con la que apretaba sus gafas de estudio. Aún le quedaba algo de vida, cuando lo auxiliaron sus dos alumnos y el portero del inmueble, pero, enseguida, soltó las gafas dobladas.
Los cuatro individuos emprendieron la huida, saliendo del inmueble por calle Maestro Mendiri, para ir a parar de nuevo a la calle Amadeo Deprit y allí huir por los campos de los alrededores a pie. Unos jóvenes testigos de la huida afirmaron que no llegaron a tomar ningún vehículo.
Inmediatamente dos médicos que fueron avisados trasladaron a Francisco de Asís a la clínica de la “Virgen Blanca”, situada a unos 50 metros del lugar del atentado que le practicó los primeros auxilios, aunque apenas pudo hacer otra cosa que tratar de contener la hemorragia e introducirlo en una ambulancia que lo trasladó al Hospital Civil de Basurto donde falleció pocos minutos después de ingresar, pasadas las nueve de la noche.
Los médicos que le atendieron en un primer momento manifestaron que durante el traslado del herido, el señor Liesa Morote sangraba por la nariz, los oídos y la boca.
En el interior de la vivienda, según afirmaron estos mismos doctores que recogieron el cuerpo del señor Liesa, pudieron comprobar que el proyectil, después de atravesar la cabeza de la víctima, perforó un cristal de la puerta de la habitación, que se encontraba entreabierta, y rebotó en una de las paredes.
Funcionarios del Cuerpo General de Policía trasladaron al portero del inmueble, Isaac Criado Prieto, a la Comisaría del centro a prestar declaración, ya que había sido el único que pudo ver a uno de los individuos sin encapuchar.
El individuo que disparó sobre el señor Liesa estaba encapuchado como los otros tres y vestía pantalón vaquero y jersey verde. Otro de ellos con bigote poblado, vestía zamarra de pana marrón.
En un principio los cuatro in dividuos llevaban la cara tapa da con pañuelos, pero al entrar en la vivienda del segundo comandante cubrieron sus cabezas con pasamontañas. Todos ellos representaban edades comprendidas entre los 19 y 31 años.
Fuentes de la Jefatura Superior de Policía de Bilbao manifestaron que el comando que asesinó al capitán de corbeta Francisco de Asís Siesa Morate, segundo comandante de la Comandancia de Marina de Bilbao, había intentado secuestrarlo en principio, si bien el señor Liesa opuso resistencia, por lo que un miembro del comando le disparó un tiro en la cabeza.
La capilla ardiente del capitán de Corbeta se instaló en la Comandancia de Marina de Bilbao. Durante toda la noche, numerosas personalidades de los tres ejércitos, así como civiles, la visitaron.
Durante el tiempo que estuvo expuesto el cadáver del señor Liesa, hicieron guardia, en turnos de una hora; dos suboficiales de la Armada y dos marineros.
A las nueve de la mañana del día siguiente tuvo lugar una sencilla misa funeral, de cuerpo presente, en la misma capilla ardiente, a la que han asistido el gobernador militar de la provincia y sus ayudantes, así como representantes de las otras armas de los Ejércitos y personalidades civiles.
Pasadas las once y veinte de la mañana un furgón funerario llegó a la puerta de la Comandancia de Marina. Doce oficiales, en posición de firmes, escoltaron la salida del féretro, que era llevado a hombros por seis oficiales. El féretro, cubierto con la bandera española, llevaba encima la gorra de plato capitán de Corbeta Liesa. Detrás, seis marineros portaban tres coronas de flores. Cerraba la comitiva una amplia representación de los tres Ejércitos. El féretro seria depositado en un furgón fúnebre, que lo trasladaría a Barcelona, ciudad de donde era natural.
Por la tarde quedó instalada en la Comandancia Militar de Marina de Barcelona, la capilla ardiente de Francisco de Asís Liesa donde sería cristianamente sepultado. Previamente, se celebró un funeral en la sede de la Comandancia de Marina de Barcelona al que asistieron únicamente los familiares y representantes de las Fuerzas armadas.
Por decisión de la familia, no hubo ningún representante de las autoridades civiles, ni se permitió el acceso a los medios informativos.
Además de la esposa, hijo, padres y otros familiares del fallecido, asistieron el 'jefe del Estado Mayor de la Armada, almirante Luis Arévalo Pelluz; el capitán general de la IV Región, teniente general Antonio Ibáñez Frelre; el jefe del sector naval del Mediterráneo, almirante Carlos Muñoz Delgado; el jefe del sector aéreo, general de división Ibarra; gobernador militar de Barcelona, general Aranda, y otros altos jefes militares, así como de la Guardia Civil y Policía Armada.
En el momento de iniciarse la misa, fueron sacadas del interior del edificio de Comandancia numerosas coronas de flores, en su mayor parte ofrendadas por la Marina y la familia, con cintas con los colores de la bandera española.
Toda la zona se hallaba acordonada por fuerzas de la Policía Armada, que no permitieron a los transeúntes el acercarse a la Comandancia. Asimismo, otras fuerzas en jeeps y a caballo se hallaban en las inmediaciones.
Varios centenares de personas estaban esperando la salida del cadáver. Concluida la misa, que fue oficiada por el coronel vicario castrense, doctor Cardona, se procedió a la despedida del duelo, que tuvo lugar también en el Interior de Comandancia, hecho que provocó que los jefes y oficiales de los tres Ejércitos que ya habían salido del edificio volvieran a entrar en él. Los familiares de la víctima salieron por la parte posterior del edificio en el momento en que el cadáver era sacado al exterior.
El ataúd, envuelto en la Bandera Nacional, salió por la puerta principal-de Comandancia a hombros de oficiales de la Armada.
En el momento en que el féretro hizo su aparición en la puerta, un numeroso grupo formado de personas prorrumpieron en gritos de apoyo a las fuerzas armadas y a la policía, pidiendo la dimisión del Gobierno, al que acusaron de asesino, y afirmando que no se querían más medallas, sino un Gobierno nacional. Entonaron el «Cara al Sol» con el brazo en alto, y lanzaron octavillas en contra de los asesinos y del gobierno de UCD. En ei momento en que el féretro salló en dirección al cementerio una cerrada ovación por parte de los centenares de personas, que se habían concentrado ante la comandancia de Marina despidió al capitán de Corbeta Liesa Morote.
La banda terrorista ETA reivindicaría el asesinato del segundo comandante de Marina de Bilbao a través de un comunicado hecho público en distintos medios informativo de Bilbao. Dicha organización puntualizaría que en ningún momento había pensado en el secuestro del señor Liesa, como habían pretendido presentarlo diversos medios de comunicación oficial.
Terminaba su comunicado acusando al señor Liesa de una actuación dirigida particularmente “a evitar toda ayuda material que ETA pueda recibir del extranjero, por vía marítima”.
En relación con esta reivindicación de ETA, el Ministerio del Interior facilitó la siguiente nota oficial: “Tras conocerse el texto del comunicado de la organización terrorista «ETA», en el que se reivindica el asesinato del capitán de corbeta, don Francisco de Asís Liesa Morote, el Ministerio del Interior ha iniciado las acciones judiciales pertinentes por estimar que su publicación: o difusión parcial o total constituiría apología del terrorismo y graves ofensas e injurias a las Fuerzas Armadas españolas”.
Francisco de Asís Liesa Morote tenía 56 años y era natural de Barcelona. Estaba casado con Claudia Mestre y tenía un hijo de 25 años. Ingeniero industrial, se inició profesionalmente como marino mercante, de donde pasó a la Marina Militar por oposición. Capitán de corbeta de la reserva naval activa, hacía ocho años que estaba destinado en la Comandancia de Marina de Bilbao, donde desempeñaba el cargo de segundo comandante. Había estado destinado en Las Palmas ejerciendo diversos cargos en la Zona Marítima de Canarias. Fue comandante del buque aljibe “A-6” y de los remolcadores de la Armada “RA-2” y “RA-5”.
Recientemente había pedido el traslado a la ayudantía de Marina de Torrevieja (Alicante). Al día siguiente del asesinato, las calles más céntricas de Bilbao y de otras localidades de la provincia amanecieron materialmente cubiertas con carteles en los que se podía leer: "No queremos medallas, queremos a nuestros maridos".
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior les concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
El asesinato de Francisco de Asís Liesa Morote que, a día de hoy, sigue impune
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