30 DE ENERO DE 1998. SEVILLA. ALBERTO JIMÉNEZ BECERRIL Y ASCENSIÓN GARCÍA ORTIZ.
Alberto Jiménez Becerríl.Teniente de alcalde del Ayuntamiento de Sevilla.
El 30 de enero de 1998 un comando de Eta asesinaba en Sevilla al matrimonio formado por ALBERTO JIMÉNEZ BECERRIL y ASCENSIÓN GARCÍA ORTIZ.
Ascensión García Ortiz.
El trágico suceso ocurrió a las 1.15 de la madrugada del viernes 30 de enero, cuando Alberto Jiménez Becerril, concejal del Partido Popular de Sevilla, y su esposa, Ascensión García Ortiz, volvían andando hacia su casa tras una cena en el restaurante La Antigua. Cuando se encontraban en la calle Don Remondo, en el barrio de Santa Cruz, cerca de la Giralda y el Palacio Arzobispal de la capital, dos terroristas se acercaron por detrás y dispararon sin piedad y a traición. En un principio, el examen visual de las víctimas hizo pensar a las fuerzas de la Policía que mientras el concejal sevillano había recibido el disparo en la nuca, su esposa fue mortalmente herida en la frente después de encararse con el asesino. Así lo manifestó la limpieza del orificio que presentaba en esa zona de la cabeza.
Sin embargo, el examen forense reveló unas horas más tarde que la erosión frontal había sido causada por la salida del proyectil, y que Ascensión presentaba otro orificio, el producido por la bala al entrar en su cabeza, no descubierto a primera vista. Los datos de la autopsia, demostraron, que Ascensión fue también asesinada por la espalda, como su marido, lo que era sin duda una acción cobarde, premeditada y cruel del asesino.
En la capilla ardiente instalada en el salón de sesiones del Ayuntamiento de Sevilla, por donde desfilaron autoridades y miles de sevillanos, la alcaldesa de la ciudad, Soledad Becerril, impuso las Medallas de oro de la Ciudad, concedidas en un pleno extraordinario de la corporación municipal sevillana. Posteriormente, el ministro de Trabajo y presidente de los populares andaluces, Javier Arenas, impuso a los asesinados sendas distinciones del partido popular por su entrega.
Miles de sevillanos y numerosas autoridades acompañaron al día siguiente el dolor de los amigos y familiares de Alberto Jiménez Becerril y de su esposa Ascensión García. Un tiempo desapacible, gris y lluvioso, no impidió el postrero homenaje a las dos últimas víctimas de la violencia terrorista. Los Duques de Lugo, buena parte del Gobierno, con su presidente José María Aznar a la cabeza, y las autoridades regionales y provinciales estuvieron presentes en el funeral oficiado en la catedral sevillana por monseñor Amigo, que en la homilía pidió a las fuerzas políticas unidad sin fisuras en la guerra contra el terrorismo. Las cerca de 3.000 personas, que llenaron la catedral sevillana y sus alrededores, mantuvieron un silencio sepulcral y escucharon las palabras del arzobispo de Sevilla, que concelebró la misa con una treintena de sacerdotes. La marcha de Semana Santa, Jesús de las Penas, sonó en varios momentos del funeral como recuerdo de la pasión semanasantera del matrimonio. Jiménez Garcia.
Tras el funeral, un recorrido de unos seis kilómetros llevó al cortejo fúnebre hasta el cementerio de san Fernando. Allí la familia solicitó un último adiós en la más estricta intimidad, y sólo fueron acompañados por los amigos y los miembros de la corporación sevillana.
En junio de 1999 la Audiencia Nacional condenó a José Luis Martín Barrios y a Mikel Azurmendi Peñagaritano como autores del doble asesinato a 30 años de reclusión mayor. Fueron detenidos en marzo del 98 y declararon que, tras el asesinato del matrimonio, se trasladaron a un piso franco y celebraron su acción "con una cena especial y sidra" en unión de la etarra María Teresa Pedrosa.
Uno de los asesinos Martín Barrios, declararía ante el Juez que: “Sobre el atentado contra el concejal del Partido Popular y su mujer, no hicimos muchos seguimientos, sólo les vimos una vez. Nos dirigimos contra él porque le vimos en el periódico y le reconocimos por la calle y lo decidimos. Hicimos el atentado porque Mikel Peñagaricano y yo les vimos en un bar y después pasamos a su lado y decidimos darle uno a cada uno. Yo le di a la mujer y Peñagaricano al hombre. No sabía quién era la mujer, y por nuestra seguridad, por eso la disparamos para que luego no nos reconociera. Las pistolas no tenían silenciador y eran las que teníamos en el piso”
En abril de 2022, José Luis Barrios Martín, condenado a 60 años por el asesinato del Alberto Jiménez Becerril y de su esposa, Ascensión García, fue trasladado de la prisión de Zuera en Zaragoza a la de Pamplona.
En octubre de 2023, un recurso de la Fiscalía de la Audiencia Nacional suspendía el tercer grado aprobado por el Gobierno Vasco a Mikel Azurmendi Peñagaricano. Fue condenado a 30 años como responsable del asesinato del matrimonio Jiménez-Becerril, aunque en su historia criminal figuran otros atentados contra los militares Miguel Peralta Utrera (36 años de condena) y Juan José Hernández Rovira (52 años de condena).
La condena para Mikel Azurmendi se elevó a los 208 años por atentar contra el teniente general del Ejército de Tierra y director general de la Política de Defensa Francisco Veguillas, matando a otras dos personas, así como a 351 años por acabar con la vida del sargento Miguel Ángel Ayllón Díaz-González.
Alberto Jiménez Becerril, licenciado en Derecho e Historia, tenía 37 años y era concejal del PP en Sevilla, teniente de alcalde y hombre de confianza de la alcaldesa, Soledad Becerril. Alberto Jiménez Becerril era militante del PP desde 1983. Alberto era cofrade de tres hermandades de la Semana Santa sevillana, entre ellas la de la Virgen de la Macarena, una de sus mayores devociones junto con el Sevilla Fútbol Club.
Ascensión García Ortiz tenía 39 años, era licenciada en Derecho y trabajaba en un despacho de abogados como procuradora de los tribunales. Dejaban huérfanos a tres niños: Ascensión (9 años), Alberto (6 años) y Clara (5 años).
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se les concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo.
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