30 DE OCTUBRE DE 2000. MADRID. MAGISTRADO DEL TRIBUNAL SUPREMO GENERAL TOGADO JOSÉ FRANCISCO DE QUEROL Y LOMBARDERO. POLICÍA NACIONAL JESÚS ESCUDERO GARCÍA. ARMANDO MEDINA SÁNCHEZ CHÓFER DEL MAGISTRADO.
Magistrado del Tribunal Supremo, General Togado José Francisco de Querol y Lombardero.
A las 9:10 horas de la mañana del lunes 30 de octubre la banda terrorista ETA asesinaba en Madrid, mediante un coche-bomba, al Policía Nacional JESÚS ESCUDERO GARCÍA, al magistrado del Tribunal Supremo el general togado JOSÉ FRANCISCO DE QUEROL Y Lombardero y al chófer de éste, ARMANDO MEDINA SÁNCHEZ, hiriendo de gravedad al conductor de autobús Jesús Sánchez Martínez, que fallecería finalmente el 8 de noviembre, nueve días más tarde.
Policía Nacional Jesús Escudero García.
El atentado tenía como objetivo fundamental acabar con la vida del magistrado de la Sala Quinta de lo Militar del Tribunal Supremo, el general togado José Francisco de Querol y Lombardero, así como de aquellas personas que lo acompañaran en el coche oficial, como su chófer y el escolta que viajaba a su lado para protegerle. Para llevar a cabo la acción, los terroristas del comando Madrid de ETA prepararon un coche-bomba con cerca de 40 kilos de dinamita y grandes cantidades de metralla y lo hicieron estallar a las 9:10 de la mañana al paso del vehículo en el que viajaban el magistrado, su escolta y el chófer del Parque Móvil del Estado.
Armando Medina Sánchez.
El explosivo estaba contenido en una olla de aluminio, metida en el maletero del coche, y la metralla consistía en tornillos y trozos de varillas metálicas como las empleadas en la construcción para dar consistencia a las estructuras de hormigón. El coche-bomba, un Renault 19 rojo que había sido robado en el barrio de Fuencarral el 17 de agosto, estaba aparcado en la avenida Badajoz, en el cruce de ésta con la calle Torrelaguna, cerca de una parada de autobús y de una sucursal bancaria, en el barrio de La Concepción.
La zona escogida para situar la bomba era un punto del recorrido diario que hacía el coche del general José Francisco de Querol, ya que el domicilio de éste estaba situado en la calle Torrelaguna. El magistrado caminaba varias decenas de metros hasta reunirse con su chófer para tomar el vehículo oficial y dirigirse al trabajo. Los terroristas accionaron la bomba mediante un mando a distancia en el momento en que el coche en el que viajaban las víctimas, un Renault Megane que carecía tanto de blindaje como de inhibidores de frecuencia, se situó a la altura del Renault 19.
La explosión de magnitud descomunal, hirió a más de sesenta personas, provocando cuantiosos daños materiales. Un autobús de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) de Madrid, conducido por Jesús Sánchez Martínez, quedó completamente destrozado debido a la onda expansiva y al incendio que se desató, quedando finalmente calcinado. Un edificio tuvo que ser desalojado por las Fuerzas de Seguridad, después de que siete de sus plantas se vieran afectadas por la terrible explosión. Varias decenas de vehículos, medio millar de viviendas de tres bloques distintos de edificios y decenas de comercios en un radio de ciento cincuenta metros sufrieron desperfectos de algún tipo. El automóvil en el que viajaban José Francisco de Querol y Jesús Escudero, conducido por Armando Medina, quedaría convertido en un amasijo de hierros, completamente destrozado, después de volar literalmente por encima del autobús municipal.
La esposa de José Francisco de Querol, María Josefa Orozco, sufrió una crisis nerviosa cuando le comunicaron la noticia del atentado y tuvo que ser trasladada a un centro sanitario.
La matrícula del Renault robado había sido troquelada con una máquina robada durante la última tregua-trampa de la banda terrorista.
La catedral de Granada acogió el funeral en honor de Jesús Escudero que reunió a más de dos mil personas. El cuerpo de Jesús Escudero fue transportado en un avión militar, acompañado por el director general de la Policía, Juan Cotino, para su posterior entierro en el cementerio municipal de San José, en Granada. El Ayuntamiento de esta ciudad decretó tres días de luto oficial.
La capilla ardiente de Jesús Escudero quedó instalada la noche anterior en la Subdelegación del Gobierno de Granada. La viuda del policía asesinado, Ana María Turpín, y sus cuatro hijos, el mayor de ellos de 27 años, velaron el cadáver arropados por compañeros del agente y cientos de granadinos, muchos de ellos vecinos del barrio de Cartuja, donde residía Escudero, que llevaba 31 años en el Cuerpo Nacional de Policía y que se ofreció voluntario para realizar las labores de escolta. Agentes de Policía y Guardia Civil escoltaron el féretro, cubierto por la bandera española y sobre el que se depositó la gorra de gala del policía y la distinción, la medalla de oro al mérito policial, impuesta a título póstumo por el director general de la Policía, Juan Cotino.
El funeral se celebró a las 16 horas en la catedral de Granada. Al sepelio acudieron, entre otras personalidades, el ministro de Interior, Jaime Mayor Oreja; el delegado del Gobierno en Andalucía, José Torres Hurtado; el alcalde de la ciudad, José Moratalla, y el director general de la Policía, Juan Cotino. Las inmediaciones del templo y el propio recinto sagrado se llenaron de granadinos que manifestaron con gritos de Viva a España y vivas a la Policía Nacional su indignación ante el brutal atentado.
La ceremonia fue oficiada por Antonio Cañizares, arzobispo de Granada. Cañizares -como ya había hecho en el funeral por el fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, Luis Portero- calificó de "diabólico" el atentado de ETA. "Satanás ha entrado en el corazón de los etarras para asesinar, una vez más, cobarde y cruelmente" y "provocar el terror en los ciudadanos", dijo.
El arzobispo aseguró, asimismo, que "tan culpables son quienes ejecutan los asesinatos como los que, de alguna manera, los sostienen y posibilitan". A la salida del féretro envuelto en la Bandera Nacional se interpretó la marcha “La Muerte no es el final” y el toque de Oración. Una vez finalizado el toque de oración, los miles de granadinos despidieron con una enorme ovación el ataúd con los restos de Jesús Escudero que sería enterrado en el cementerio municipal de Granada en la intimidad, como había pedido su familia.
El cardenal arzobispo de Madrid, Antonio Rouco Varela, fue el responsable de oficiar la misa en el funeral por las almas de José Francisco de Querol y Lombardero y de Armando Medina Sánchez, un día después del atentado, en el Salón de Pasos Perdidos del Tribunal Supremo. El arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco, aseguraba, en el funeral por el magistrado José Francisco Querol y su chófer, Armando Medina, que "no hay ninguna idea, programa o teoría política que valga una sola vida de una víctima del terrorismo". El presidente del Gobierno, José María Aznar, y los de las demás instituciones del Estado se situaron junto a los familiares de los asesinados.
Los restos mortales de dos de las tres víctimas del atentado terrorista de Madrid fueron velados por turnos durante toda la noche tanto por sus familiares como por magistrados del Tribunal Supremo. Sus féretros, cubiertos con la bandera de España, fueron llevados después desde el Salón de Plenos al de Pasos Perdidos, en el que el arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco, ofició el solemne funeral. A las diez de la mañana, el presidente del gobierno José María Aznar se situó junto a los grupos de familiares de las víctimas, encabezado por sus viudas e hijos, quienes, acompañados por sus íntimos y allegados, presidieron el funeral. A la izquierda de los ataúdes se situaron el presidente del Tribunal Supremo, Javier Delgado Barrio, y la Sala de Gobierno; a la izquierda, los vocales del Consejo General del Poder Judicial.
Entre las altas autoridades del Estado estuvieron presentes las presidentas del Congreso y el Senado, Luisa Fernanda Rudi y Esperanza Aguirre; el presidente del Tribunal Constitucional, Pedro Cruz Villalón; el del Consejo de Estado, Iñigo Cavero y los ministros del Interior, Jaime Mayor; Justicia, Ángel Acebes, y Defensa, Federico Trillo, y el fiscal general del Estado, Jesús Cardenal.
Ante cientos de personas, magistrados, fiscales, militares y compañeros de los asesinados, que desbordaron la capacidad del salón, el arzobispo de Madrid, Rouco, señaló al "odio y la vesania terrorista" como los causantes de "la sangre, desolación, indignación a flor de labios y dolor, muchísimo dolor", provocados por el atentado.
El prelado definió al magistrado Querol Lombardero como "un servidor de la Justicia a lo largo de una dilatada vida de servicio íntegro y fiel a lo que es el valor fundamental para el bien común de un pueblo y la razón de ser de una patria y de cualquier comunidad política: la del derecho enraizado en la dignidad inviolable de la persona humana". Del conductor del Parque Móvil, Armando Medina, "un sencillo y probado servidor de la Administración pública", subrayó "la rectitud de un trabajo serio y responsablemente asumido que tanto ha contribuido al bien público."
Al término de la ceremonia, los féretros del General Querol y de Armando Medina fueron sacados a hombros por la escalinata del alto tribunal hasta dos furgones fúnebres, que los condujeron al cementerio de La Almudena, donde recibieron cristiana sepultura en la intimidad familiar. La Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de la capital decretaron dos días de luto oficial tras el atentado.
El rey Juan Carlos condenó el atentado y aseguró tener "la seguridad de que los asesinos pagarán, tarde o temprano, por sus crímenes".
En noviembre de 2001 la Policía detenía en Madrid a Ana Belén Egües, alias Dolores, responsable máxima del grupo Madrid de ETA en esas fechas y al también etarra Aitor García. Ana Belén Egües, que fue durante cinco años concejal de Herri Batasuna, había participado en todos los atentados cometidos por ETA en Madrid desde enero de 2000 hasta el momento de su detención. Ana Belén Egües se encargó de la planificación y dirección del atentado que le costó la vida al Policía Nacional Jesús Escudero, al chófer Armando Medina, al magistrado José Francisco de Querol y, días más tarde, al conductor de autobús Jesús Sánchez. La detención de Egües fue posible gracias a la colaboración de un ciudadano anónimo que siguió a los etarras durante quince minutos y dio aviso a la Policía. El héroe anónimo, el ciudadano que el 6 de noviembre persiguió en su coche, por las calles de Madrid, a dos etarras del comando Buru Ahuste después de que estos hubieran cometido un atentado con coche bomba en la calle del Corazón de María, tuvo que avisar a la policía de que se habían equivocado en la detención de dos personas. Acto seguido, indicó a los agentes dónde estaban los terroristas, a los que señaló físicamente antes de su detención.
En octubre de 2005 la Audiencia Nacional condenaba a Ana Belén Egües Gurruchaga y a Aitor García Aliaga a 1042 años de cárcel. La sentencia consideraba probado que ETA había utilizado la tregua de 1998 para rearmarse y reorganizar sus grupos operativos. Así, los entonces dirigentes de ETA Javier García Gaztelu, "Txapote", Juan María Olarra Guridi, "Jon", y Ainhoa Múgica Goñi reunieron en un piso de Francia a los distintos miembros que formaron el "grupo Madrid" de ETA entre septiembre de 1999 y noviembre de 2001. Entre ellos estaban los dos condenados, Ana Belén Egües Gurruchaga, alias "Dolores", y Aitor García, quien se incorporó en abril de 2001 al grupo "Buro Ahuste", que actuaba en Madrid y disponía de un piso de seguridad en Salamanca.
En abril de 2003 la Audiencia Nacional condenaba a nueve años y medio de cárcel a Nerea Garro y Ainara Esteranz, acusadas de formar parte del grupo Madrid y de haberse desplazado en octubre de 2000 a la capital para recabar datos sobre objetivos de ETA, semanas antes del atentado contra De Querol.
En febrero de 2022 Ana Belén Egües Gurruchaga era trasladada de la prisión de Asturias a un penal de Vascongadas
En agosto de 2022 Aitor Garcia Aliaga también fue trasladado a una cárcel de Vascongadas.
Nerea Garro y Ainara Esteranz Cruz, quedarían en libertad tras cumplir la pena de cárcel impuesta, en mayo de 2010.
El Policía Nacional Jesús Escudero García, de 53 años y natural de Colomera (Granada), estaba casado con Ana María Turpín y tenía cuatro hijos de entre 23 y 27 años. Aunque tenía un destino fijo en el Grupo de Informes de la Brigada de Policía Judicial de Granada, llevaba varios meses trabajando como escolta de fiscales y jueces en diversas ciudades españolas para redondear su salario y poder financiar las carreras universitarias de varios de sus hijos. Jesús había solicitado el traslado a Madrid para estar cerca de uno de sus hijos, el mayor de los cuatro, ingeniero electrónico. Llevaba treinta y un años sirviendo en el Cuerpo Nacional de Policía, estando próximo a la jubilación cuando fue asesinado, y estaba afiliado al Sindicato Unificado de Policía (SUP).
De acuerdo con el Real Decreto 308/2005 de 18 de marzo de 2005, Jesús Escudero fue ascendido a título póstumo y con carácter honorífico al puesto de Oficial de Policía. Las autoridades granadinas decidieron darle el nombre de Jesús Escudero a una de sus plazas y, en 2003, hicieron entrega a la familia del policía asesinado de la Medalla de Oro al Mérito por la Ciudad de Granada, a título póstumo.
El general togado José Francisco de Querol y Lombardero tenía 69 años y había nacido en Cartagena (Murcia) el 30 de noviembre de 1930. Estaba casado con María Josefa Orozco y tenía cuatro hijos y varios nietos. En el momento de su asesinato era magistrado de la Sala Quinta de lo Militar del Tribunal Supremo y le faltaba un mes para alcanzar la jubilación.
En 2005 José Francisco de Querol y Lombardero fue ascendido a título póstumo al puesto de Teniente General. También a título póstumo las autoridades decidieron otorgarle la Gran Cruz del Mérito Naval con distintivo amarillo, la Gran Cruz de la Real Orden del Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo y la Gran Cruz de la Real Orden de San Raimundo de Peñafort, que se sumaban a las condecoraciones que ya había recibido en vida, entre las que se contaban la Gran Cruz del Mérito Naval con distintivo blanco, las Tres Cruces del Mérito Naval con distinto blanco y la Cruz, la Placa y la Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo, así como la Insignia de Oro del Ilustre Colegio de Abogados de El Ferrol. En 2003 el Ministerio de Defensa decidió darle el nombre de José Francisco de Querol y Lombardero a un certamen en el que se premia a los mejores estudios de investigación jurídica relacionados con los temas de Defensa.
Armando Medina Sánchez, de 57 años y natural de Melilla, estaba casado y tenía un hijo de 30 años sirviendo en la Guardia Civi. Armando trabajaba en el Parque Móvil del Estado desde hacía quince años y era el chófer de José Francisco de Querol desde 1998. Quedó adscrito a la Sala Quinta en 1997 y trabajaba para el Tribunal Supremo desde 1992. De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo.
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