4 DE JULIO DE 1982. BURGUETE (NAVARRA). GUARDIA CIVIL JUAN ANTONIO GARCÍA GONZÁLEZ.
Guardia Civil Juan Antonio García González.
En la madrugada del 4 de julio de 1982, en la localidad navarra de Burguete, el guardia civil JUAN ANTONIO GARCÍA GONZÁLEZ, resultaba muerto y otro compañero Francisco López García, de 21 años de edad, natural de Granada, herido de gravedad, al hacer explosión una carga de tres kilos de «Goma - 2» colocada por un comando de la banda terrorista ETA debajo del automóvil de uno de los Guardias Civiles.
El hecho ocurrió a las dos y media de la madrugada cuando los dos miembros de la Guardia Civil entraron al automóvil —un «Ford Fiesta»— propiedad de uno de ellos. En el .momento de mover el vehículo hizo explosión una carga de tres kilos de «Goma - 2» colocada debajo del vehículo en su parte trasera. Se trataba de un artefacto eléctrico con dispositivo de pinza.
Los dos guardias civiles víctimas del atentado, habían estado previamente en un «pub» de la localidad tomando unas copas. Los dos agentes solían frecuentar ese local, entre otras razones porque Juan García González, que resultó muerto en el atentado, era novio de la hija del propietario del establecimiento.
A las 2,30 horas, los dos guardias civiles abandonaron el «pub» para dirigirse al cuartel y al poner el coche en marcha estalló un artefacto que había sido colocado debajo del vehículo.
La capilla ardiente del guardia civil se instaló en el Salón del Trono del Gobierno Civil de Navarra, donde fue velado por una guardia de honor compuesta por Guardias Civiles y Policías Nacionales.
A primera hora de la tarde del 4 de julio en la Iglesia de San Miguel de Pamplona, tuvieron lugar los funerales por el alma del guardia civil Juan García González. Al acto asistieron, además de familiares del fallecido, el director general de la Seguridad del Estado, Francisco Laína; el subdirector de la Guardia Civil, general de división Antonio Hermosilla; el gobernador civil de Navarra, Francisco Javier Ansuategui; el presidente de la Diputación Foral de Navarra, Juan Manuel Arza; el presidente de la Audiencia Territorial de Pamplona, diputados, parlamentarios forales, así como otras autoridades civiles y militares.
En el momento de la entrada del féretro al templo cubierto por la bandera Nacional, precedido por diez coronas de flores y una de laurel, llevadas por miembros de la Guardia Civil y de la Policía Nacional y portado a hombros por sus compañeros y detrás del féretro, una sección del «GAR» a paso lento, rindiéndole honores, el público prorrumpió en una gran salva de aplausos y dio vivas a España, a la Guardia Civil y a la Policía Nacional, así como gritos y consignas de “Justicia para la Guardia Civil” “Eta asesina”.
Tras el funeral, los miembros de la Guardia Civil y de la Policía Nacional cantaron en la calle el himno de la Guardia Civil, ante los restos mortales de Juan García González, que fue entonado también por muchos de los civiles presentes. En ese momento, un nutrido grupo de mujeres dio gritos, entre los aplausos de los asistentes, de “Vva España” «Viva la Guardia Civil», «Viva la Policía», «Viva el Ejército» y «ETA asesina»
Seguidamente él féretro fue conducido al aeropuerto de Noain, donde un avión de las Fuerzas Aéreas lo trasladó a Torrejón de Ardoz, y desde allí en un furgón a Guadalajara, donde fueron inhumados cristianamente los restos mortales del guardia civil asesinado.
Los restos mortales del guardia civil Juan Antonio García llegaron a las seis de la tarde a Guadalajara. Ante la parroquia de Marchámalo, próxima a Guadalajara, se congregaron más de dos mil personas, entre las que estaban los gobernadores civil y militar de la provincia y las principales autoridades provinciales y locales, así como jefes y oficiales del Ejército, de la Guardia Civil y de la Policía Nacional.
Cuando el cadáver de Juan Antonio García fue sacado del furgón, envuelto en la bandera nacional, el público le tributó una larga ovación y se oyeron gritos de “Viva España”, «Viva la Guardia Civil», «Muera ETA» y «ETA asesina».
La misa funeral fue oficiada en un ambiente de gran emoción. Finalizado el funeral, el féretro de Juan Antonio García fue llevado hasta el cementerio local a hombros de compañeros de la Guardia Civil y de la Policía Nacional, en una comitiva que estaba precedida por más de veinte coronas de flores.
En el recorrido se reprodujeron los gritos de viva a la Guardia Civil y contra ETA, sin que se produjera el menor incidente durante las honras fúnebres.
El día del asesinato de Juan Antonio, el Mundial de fútbol 82, que se estaba disputando en España, se encontraba en su segunda fase. Ese día se enfrentaron las selecciones de Polonia y URSS en el estadio del Nou Camp de Barcelona y Francia e Irlanda del Norte en el Estadio Vicente Calderón de Madrid. La banda asesina no permitió que aquellas históricas jornadas con España como anfitriona se desarrollaran en paz, cobrándose en el transcurso del campeonato tres vidas.
Juan Antonio García González había nacido en la localidad de Marchamalo en la provincia de Guadalajara. Tenía 21 años de edad y tenía novia. Había estado tres años destinado en la Comandancia de Navarra y llevaba tres meses destinado en Burguete. Su padre era jefe del puesto de la Guardia Civil de la localidad soriana de Abéjar. Precisamente su padre no pudo recoger ese día la bandera de su puesto, pues al conocer el asesinato de su hijo salió urgentemente hacia Navarra, La entrega de la bandera se enmarcaba en un homenaje a la Guardia Civil de Soria, con la entrega de 25 banderas, una a cada puesto del cuerpo en esa provincia. En el transcurso del homenaje el teniente coronel de la comandancia de Soria dedicó un emotivo recuerdo a Juan García. La bandera del puesto de Abejar fue recogida por el alcalde, a quien se la entregó el gobernador civil.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
El asesinato del Guardia Civil Juan Antonio García González, continúa.hoy en día, sin ser esclarecido.
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