4 DE JUNIO DE 1977. BARCELONA. GUARDIAS CIVILES ANTONIO LÓPEZ CAZORLA Y RAFAEL CARRASCO LAMAS.
Guardias Civiles Rafael Carrasco Lamas y Antonio López Cazorla.
Guardia Civil Antonio López Cazorla.
En la mañana del 4 de junio de 1977, dos Guardias Civiles ANTONIO LÓPEZ CAZORLA y RAFAEL CARRASCO LAMAS, resultaban muertos, tras un atentado perpetrado frente al acuartelamiento-de dicho cuerpo de la Avenida de Madrid, de Barcelona.
Guardia Civil Rafael Carrasco Lamas.
El primero de ellos se hallaba de guardia en la puerta del acuartelamiento, mientras que el segundo, de paisano, vestido con un mono azul, se encontraba limpiando su automóvil particular, que tenía aparcado frente al acuartelamiento. En aquel momento, once y media de la mañana, dos individuos descendieron de un “Simca 1.200”, que no llegó a parar del todo, disparando con sendas pistolas, a bocajarro contra los dos agentes.
Al caer al suelo el Guardia Civil de servicio, Antonio López Cazorla, uno de los autores del atentado cogió la metralleta que aquél portaba, y mientras corría huyendo hacia el automóvil que le esperaba, disparó una ráfaga contra la puerta del cuartel, donde, alarmados por los disparos, había acudido otros agentes al auxilio de sus compañeros. Esa ráfaga no alcanzó a ningún otro guardia civil, respondiendo éstos con sus armas, lo que no impidió que los autores del atentado huyeran en el mismo automóvil, donde, al parecer, iba un tercer individuo,
A unos 200 metros del lugar del suceso el “Simca 1.200”, que había sido robado, fue a estrellarse contra otro coche, bajando del vehículo los tres terroristas, que escaparon a pie.
Los dos guardias civiles asesinados fueron trasladados inmediatamente después de producirse el atentado al Hospital Clínico, el más cercano al lugar de los hechos. Pese a todo, ambos Ingresaron en el mismo ya cadáveres y los médicos pudieron tan sólo certificar su defunción.
Los cuerpos de ambos guardias quedaron ingresados en el citado hospital en cuyo depósito judicial se le practicaron las pruebas forenses.
El Gobierno civil de Barcelona emitió la siguiente nota informativa: “A las 1 1 ,30 horas, aproximadamente, del día de hoy, individuos no identificados, efectuaron un atentado contra la fuerza que estaba de vigilancia exterior en el acuartelamiento de las fuerzas de la Guardia Civil, sito en la Avenida de Madrid, número del 11 al 21 de esta capital. A consecuencia de los disparos efectuados resultaron muertos el centinela don Antonio López Cazorla, casado, con tres hijos y natural de Málaga, y el guardia don Rafael Carrasco Lamas, también casado, con cuatro hijos y natural de Ubeda, que se encontraba con el mono de trabajo, efectuando la reparación de un automóvil aparcado. Los agresores pudieron darse a la fuga en un coche robado marca «Simca 1.200», de color blanco, sobre el que disparó otro guardia, sin alcanzarlo; el vehículo sufrió un accidente en las proximidades del lugar del hecho y sus ocupantes pudieron darse a la fuga a pie”.
Los restos mortales de los dos guardias civiles fueron llevados a la capilla ardiente instalada en el cuartel de la Guardia Civil, en la Avenida de Madrid, donde se recibieron numerosos telegramas y testimonios de condolencia y repulsa por el criminal atentado, y un incesante desfilar de compañeros de los finados, autoridades y barceloneses.
A través de llamadas telefónicas, dirigidas a dos diarios de Barcelona y de sendos mensajes dejados en dos lugares de la ciudad, el GRAPO se atribuyó el atentado cometido contra la Jefatura de la IV Zona de la Guardia Civil, acto en el que resultaron muertos los dos agentes López Cazorla y Carrasco Lamas.
En la mañana del domingo día 6 se celebró en la capilla castrense del Parque de la Ciudadela de Barcelona el funeral por las almas de los guardias civiles Rafael Carrasco Lamas y Antonio López Cazorla.
El acto, que fue oficiado por el teniente vicario de la IV Región Militar, coronel Cardona, fue presidido por el capitán general de la IV Región Militar, teniente general Coloma Gallegos, acompañado del director general de la Guardia Civil, teniente general Antonio Ibáñez Freire y el subdirector de dicho cuerpo.
Una vez finalizada la misa, en la puerta de la Iglesia fueron impuestos a los féretros la Cruz de la Orden del Mérito Militar, con distintivo blanco de cuarta clase, por parte del capitán general y del director de la Guardia Civil. Asimismo, el gobernador civil de Barcelona les impuso la Cruz del Mérito policial. El acto finalizó con el canto del himno de la Guardia Civil.
Los restos mortales del Guardia Civil Rafael Carrasco llegaban a Úbeda (Jaén). La caravana en la que venía el cadáver del agente del orden asesinado llegó a las puertas del palacio de las Cadenas, donde se encontraba una gran multitud congregada que se aproximó a las diez mil personas.
Poco antes habían llegado la madre, hermanos y familiares de la víctima, que pasaron a un lugar especial reservado para ellos en la cripta del palacio, lugar adonde fue colocada la capilla ardiente con el féretro del agente asesinado y que fue velado por alumnos de la academia de la Benemérita de esa ciudad y otros agentes del orden, desfilando ante el numerosas personas de la ciudad y de pueblos limítrofes.
Posteriormente se rezó un responso, y el Ayuntamiento de Úbeda, a propuesta del alcalde de la ciudad, tomó el acuerdo de conceder a perpetuidad el nicho número 210 del cementerio de la localidad donde sería enterrado Rafael Carrasco a quien también se concedió a título póstumo el emblema de oro de la ciudad de Úbeda.
Por su parte el Guardia Civil Antonio López Cazorla, recibiría cristiana sepultura en el cementerio de San Miguel de Málaga.
El señor López Cazorla, de treinta y siete años de edad, casado y padre de tres hijos, era natural de la localidad de Alcaucin (Málaga).
Cerca de las doce y media llegó el féretro, que desde el acuartelamiento de los Ángeles había sido llevado a hombros de guardias civiles, policías armados y policías municipales, por las calles malagueñas, en medio de un impresionante silencio y acompañado por un gran número de personas seguían al cadáver.
A la entrada del templo fue rezado un responso y seguidamente comenzó 1a misa "corpore insepulto"
En el momento de salir el féretro de la Iglesia parroquial de San Pedro fue cantado el himno de la Guardia Civil, dándose a continuación vivas a España y a la Benemérita. Un militante de Fuerza Nueva, que junto a varias docenas de compañeros habían acudido al funeral luciendo brazaletes negros y distintivos del partido, dijo: "Has muerto cara al sol porque eras bueno", cantándose seguidamente el "Cara al sol", que muchos de los asistentes entonaron brazo en alto.
Entre Vivas a España, la Guardia Civil, Policía Armada, y gritos contra los asesinos, la emoción en esos instantes fue enorme cuando antes de ponerse en marcha la comitiva fúnebre, camino del cementerio de San Miguel, los padres y la viuda del guardia civil asesinado se acercaron a los gobernadores militar y civil de Málaga. La viuda del Guardia civil Antonio López Cazorla, a la que prácticamente sostenía el gobernador civil en sus brazos, preguntaba entre sollozos: "Si mi marido era un hombre del pueblo, ¿por qué lo han matado esos que dicen ser defensores del pueblo”.
Los gobernadores militar y civil, así como la mayoría de las autoridades, acompañaron a la viuda y los padres de la víctima hasta el propio cementerio, en cuya explanada se había dado cita una ingente multitud de personas y donde se escucharon Vivas a España, a las Guardia Civil, y gritos de «justicia para los asesinos» y «más dureza por parte del Gobierno con los criminales».
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se les concedió a los Guardias Civiles Antonio López Cazorla y Rafael Carrasco Lamas la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
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