6 DE MAYO DE 1998. PAMPLONA. TOMÁS CABALLERO PASTOR, PORTAVOZ DE UNIÓN DEL PUEBLO NAVARRO (UPN) EN EL AYUNTAMIENTO DE PAMPLONA.
Tomás Caballero Pastor.
En la mañana del miércoles 6 de mayo de 1998, dos miembros de la banda terrorista ETA asesinaban a TOMÁS CABALLERO PASTOR, portavoz de Unión del Pueblo Navarro (UPN) en el Ayuntamiento de Pamplona.
Sobre 9.15 de la mañana como era su costumbre, Tomás Caballero había comprado el periódico e iba acompañado por una vecina a la que regularmente llevaba hasta su trabajo, en el centro de Pamplona. El edil no llevaba escolta, pero miró por precaución los bajos de su coche antes de encenderlo. Después, abandonó el aparcamiento ubicado en la calle Mutilva de Pamplona, en las cercanías de su domicilio, para dirigirse al Ayuntamiento.
Según uno de los escasos testigos presenciales del atentado, Caballero notó una presencia extraña de alguien que le seguía. Pidió a su vecina que abandonara el vehículo. Sus temores se confirmaron y dos individuos se situaron junto al coche. El edil de UPN ya no tuvo tiempo de reaccionar. Uno de los terroristas efectuó tres disparos, dos de los cuales le alcanzaron de lleno.
Caballero, gravemente herido, cayó sobre el volante del vehículo, que se aceleró hasta chocar contra otro coche. Trasladado urgentemente al Hospital de Navarra, fallecía poco antes de las once en la Unidad de Cuidados Intensivos. Según el parte médico facilitado por el centro, Tomás ingresó en el servicio de Urgencias con parada cardiorrespiratoria y heridas por arma de fuego. Una de ellas, con orificio de entrada en la parte izquierda de la mandíbula y salida por la cara derecha del cuello. La otra bala quedó alojada en la barbilla.
Tras el atentado los dos terroristas huyeron a pie en direcciones opuestas.
Al día siguiente los pamploneses despedían con emoción uno de sus más significados representantes. Tomás Caballero recibió sepultura en el cementerio de San José en medio de expresiones de duelo de familiares, compañeros de corporación y convecinos. Miles de personas acompañaron con aplausos el recorrido del cortejo fúnebre con los restos mortales de Caballero de la capilla ardiente, instalada desde el miércoles en el consistorio pamplonés, al camposanto.
La familia del edil asesinado, con su viuda, Pilar Martínez, acompañada en todo momento por sus cinco hijos y sus respectivas parejas, acompañó la salida del féretro desde el ayuntamiento, después de haber pasado toda la noche velando el cadáver.
Por el asesinato de Tomas Caballero, la Audiencia Nacional condenó en 2003 a 30 años de prisión mayor a los etarras Francisco Javier Ruiz Romero, Mikel Javier Ayensa Laborda y Alberto Viedma Morillas.
En agosto de 2022. Mikel Ayensa Laborda, fue trasladado del Centro Penitenciario de Logroño a un centro penitenciario en Vascongadas. Ingresó en prisión el 25 de febrero de 2002 y cumple una condena acumulada de 30 años por asesinato, homicidios, banda armada y depósito de armas y municiones. Cumplirá las 3/4 partes de la condena en agosto de 2024.
En noviembre de 2022, la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias aprobaba el traslado del etarra Alberto Viedma Morillas desde la cárcel de Topas en Salamanca a la de Pamplona. Viedma fue detenido el 28 de febrero de 2002 y condenado en mayo de 2003 por el asesinato de Caballero a 30 años de cárcel y el 5.11.2004 a otros 30 años de prisión por el asesinato del subteniente del ejército Francisco Casanova. Cumplió las 3/4 partes de la condena acumulada de 30 años por los delitos de asesinatos, homicidio en grado de tentativa, pertenencia a banda armada y depósito y tráfico de armas, en noviembre de 2022.
En diciembre de 2022. Pachi Ruiz Romero, fue trasladado de del Centro Penitenciario de León al Centro Penitenciario de Pamplona. Ingresó en prisión el 25 de febrero de 2002 y cumple una condena acumulada de 30 años y 15 días por asesinato, atentados, depósito de armas y lesiones. Cumplirá las 3/4 partes de la condena en diciembre de 2025.
Tomás Caballero había nacido en la localidad navarra de Tudela en febrero de 1935. Tenía 63 años, estaba casado y tenía cinco hijos y ocho nietos. Desde el pasado año estaba jubilado, después de haber trabajado durante 42 años en la empresa Iberdrola. Desde las elecciones municipales de 1995 era concejal de UPN y portavoz de ese grupo municipal desde 1996, cuando sustituyó a Santiago Cervera que fue nombrado entonces consejero de Salud del Gobierno de Navarra. Entre 1971 y 1978, Caballero había sido ya concejal del consistorio pamplonés y en ese período, durante varios meses, ocupó de forma accidental la alcaldía de Pamplona.
Tomás Caballero se había distinguido por su beligerancia y ataques contra los cómplices de los asesinos de ETA, los miembros de Herri Batasuna, que incluso se querellarían contra él injurias y calumnias, pidiéndole 90 millones de indemnización. La causa sería archivada al estimar el juez que aquellas manifestaciones de Tomás caballero se enmarcaban en el principio de la libertad de expresión, algo que molestaría sobremanera al diario proetarra Egin, que titularía en portada, con una foto de Tomas Caballero lo siguiente: "El archivo de la querella a Caballero legaliza la calumnia a HB". Era sin duda un señalamiento de víctima, como así resultaría.
El motivo de aquella querella fue la intervención de Tomas Caballero, en el salón de sesiones del ayuntamiento de Pamplona, con motivo del asesinato del concejal del partido Popular en Zarauz (Guipúzcoa) José Ignacio Iruretagoyena, el 9 de enero de ese mismo año, Tomás Caballero tomó la palabra cuando se debatía una moción de condena por el asesinato, y se dirigió a los tres representantes de Herri Batasuna que anunciaron su abstención en la votación diciendo:” Debemos plantar cara no sólo a los asesinos, sino también a quienes les jalean, les apoyan y nunca les condenan. Me estoy refiriendo a los miembros de HB”. Y agregó emocionado: “Gritarán mucho en la calle, porque es fácil (...). Ustedes, por eso, lo que quieren es matar y seguir matando para que de esa forma nos aterroricemos. Quieren que nos aterroricemos y que nos vayamos. Pero no nos hemos de ir, porque tenemos una obligación para con nosotros, para el pueblo que nos ha elegido y para las futuras generaciones a las que tenemos que conseguir dejar en paz y libertad”
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo.
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