6 DE NOVIEMBRE DE 1989. GUECHO (VIZCAYA) ELADIO RODRÍGUEZ GARCÍA, SUBINSPECTOR DE LA POLICÍA NACIONAL.
Subinspector de la Policía Nacional Eladio Rodríguez García.
ELADIO RODRÍGUEZ GARCÍA, subinspector de la Policía Nacional destinado en Vascongadas desde 1984, era asesinado en Guecho (Vizcaya) el día 6 de noviembre, en el primer atentado de ETA tras las elecciones del 29 de octubre. Rodríguez murió destrozado por un explosivo oculto bajo su vehículo. La explosión se produjo sobre las siete de la mañana en la calle de Pigaña de Guecho. Un sedal unido a la rueda delantera izquierda activó el artefacto, compuesto por tres kilos aproximadamente de amonal.
El subinspector Eladio Rodríguez había abandonado su domicilio en compañía de un muchacho de 15 años, hijo de la mujer con la que convivía. El joven regresó un instante a casa para recoger un paraguas, mientras el policía arrancaba el automóvil y se producía el estallido del explosivo, algo que le salvó la vida al muchacho.
La explosión del vehículo destrozó el cuerpo del subinspector de policía y esparció sus restos por el vehículo. Agentes de la Ertzaintza tuvieron que emplear palanquetas para forzar las puertas del automóvil y extraer el cadáver. La capilla ardiente se instaló esa misma tarde en el Gobierno Civil de Vizcaya y el funeral por su alma se celebró al día siguiente, 7 de noviembre.
El acto religioso tuvo lugar en la parroquia San José de los Padres Agustinos, frente al Gobierno Civil de Vizcaya donde se dieron cita unas tres mil personas que quisieron acompañar en su dolor a la familia y compañeros de la víctima. Sobre las diez y media de la mañana, el féretro, cubierto con la bandera Nacional fue introducido en el templo a hombros de compañeros de su Cuerpo y de la Guardia Civil, mientras una Compañía de la Policía Nacional rendía honores en el momento en que la Unidad de música del Cuerpo hacía sonar una marcha fúnebre. En el exterior de la iglesia, un fuerte dispositivo policial vigilaba los alrededores. Varios helicópteros sobrevolaron la zona desde horas antes de iniciarse el acto religioso y miembros de las Fuerzas de Seguridad de paisano y uniforme se situaron apostados en las inmediaciones. Un furgón de los grupos EDEX, dedicados a la desactivación de explosivos, permaneció cerca del templo hasta el final del funeral.
Durante la homilía del acto religioso, el capellán del Cuerpo Nacional de Policía, que acudió a Bilbao desde Madrid para oficiar el funeral, se preguntó “cómo es posible defender unos ideales que se fundamentan en la muerte, la muerte de inocentes como la de este compañero, cuya vida era servir a la sociedad. ¿Por qué han matado a Eladio? Quizá el que le ha matado pueda dar una respuesta”. Pidió, asimismo, a ETA que deje de matar: “Por amor de Dios, no matéis, no llevéis el dolor a una familia buena, no llevéis el odio a una sociedad y a unos hombres que sólo quieren la paz”.
Al finalizar el funeral, con el féretro en el atrio de la iglesia a hombros de sus compañeros y después de que la Unidad de música de la Policía Nacional interpretase la marcha “La Muerte no es el final” y el toque de oración, los familiares de Eladio Rodríguez recibieron el pésame del ministro José Luis Corcuera y del resto de las autoridades presentes en el acto. Posteriormente, el féretro con los restos mortales del policía asesinado fue introducido en un furgón funerario con dirección al aeropuerto de Bilbao, desde donde un Aviocar lo trasladaría a Santiago de Compostela. Eladio Rodríguez sería enterrado en Cospeito (Lugo).
Una vez finalizado el funeral José Luis Corcuera que había presidido el acto fúnebre, indicó a los medios de comunicación, que con el último atentado se evidenciaba una vez más que “continúa el asesinato por el procedimiento más vil que uno puede imaginar y sobre el que ya no quedan palabras; creo que están todas dichas. Esto ayudará a conocer mejor a esta cuadrilla por parte de toda la sociedad y fundamentalmente por parte de los vascos”.
Por el asesinato de Eladio Rodríguez García fueron condenados Inmaculada Pacho Martín, Fernando del Olmo Vega y José Luis Martín Carmona, alias “Koldo”, Los dos primeros fueron detenidos en enero de 1991 y se confesaron autores de seis asesinatos cometidos entre enero de 1988 y septiembre de 1990, entre ellos los de los Policías Nacionales José María Sánchez García y Manuel Jódar Cabrera sucedido en Bilbao y el de Juan Pedro González Manzano que tuvo lugar en Irún en el año de 1989. En esos atentados colaboraron también Juan Carlos Iglesias Chouzas, alias Gadafi, y Juan María Ormazábal Ibarguren, alias el Turco, fallecido en el transcurso de un tiroteo entre miembros de la policía autonómica vasca y los ocupantes de un vehículo, miembros de ETA ocurrido el 29 de agosto de 1991 en el barrio bilbaíno de Begoña cuando una furgoneta camuflada de la Ertzainta interceptó a un turismo para detener a un comando de ETA.
José Luis Martín Carmona, Koldo, fue detenido por la Ertzaintza en noviembre de 1994. La policía vasca desarticuló su comando después de que Carmona y dos liberados a sueldo de la banda terrorista más intentaran asesinar a un sargento de Infantería en la localidad vizcaína de Larrabetzu. El militar abrió fuego al verse encañonado por dos etarras, que huyeron a escape y disparando. Los terroristas lograron llegar tras sufrir un accidente de tráfico y robar un coche a Loiu (Vizcaya), donde la Ertzaintza les cortó el paso. En un segundo tiroteo moría el etarra Ángel Irazabalbeitia y resultaban heridos el agente Jesús Marzán Otero y la activista Lourdes Txurruka.
Koldo Martín Carmona, quedó en libertad en octubre de 2014. En un auto firmado por el juez de la Audiencia José Luis Castro, se destacaba que el preso Martín Carmona se había desvinculado de la banda y había pedido perdón a las víctimas. La Fiscalía General del Estado se había manifestado en contra de la libertad de Martín Carmona. En enero de 2011 la banda terrorista ETA expulsó de su organización a Martín Carmona quien a requerimiento del juzgado, escribió en diciembre de 2010 una carta en la que aseguraba estar "profundamente arrepentido de los delitos" cometidos y decía también sentir "mucho el daño causado" a sus víctimas. En esa misiva, en la que afirmaba estar "totalmente desvinculado de la banda terrorista ETA", también decía que iba a hacer todo lo posible por "hacer frente a la responsabilidad civil" y garantizó que tenía "un proyecto de vida en el que no tiene ninguna cabida la actividad terrorista". La banda terrorista, marxista y asesina lo tildó de traidor y chivato.
Por su parte el etarra Fernando del Olmo Vega fue detenido en 1991. En octubre de 2015 el pistolero quedó en libertad, saliendo de la cárcel de Almería donde cumplía condena, tras permanecer en prisión 24 de los más de 500 años a los que fue condenado por participar en nueve asesinatos, entre otros muchos crímenes. Ni pidió perdón ni se arrepintió de forma pública por sus fechorías y por el daño causado. De no ser por la decisión de la Corte Europea, que abolió la doctrina Parot, este terrorista habría salido en libertad en 2020.
En cuanto a Inmaculada Pacho Martín, condenada en nueve sentencias a penas que sumaban 500 años de cárcel por cinco asesinatos, fue detenida en Bilbao en enero de1991 junto a Fernando del Olmo. En noviembre de 2013 quedó en libertad al abolirse la doctrina Parot.
Eladio Rodríguez García tenía 49 años. Habría cumplido 50 tres días después, el 9 de noviembre. Había nacido en Castro de Rey (Lugo) y tenía dos hijos de 22 y 17 años de un matrimonio anterior. El mayor era guardia civil. Eladio ingresó en la Policía en 1963 y estaba destinado en Vascongadas desde noviembre de 1984, coincidiendo con su ascenso a subinspector. En el momento de su asesinato prestaba servicio en la unidad de seguridad de la comisaría del barrio de San Ignacio, en Bilbao.
En febrero de 2015 a petición de su viuda el gobierno que presidía Mariano Rajoy concedió, amparándose en el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, a Eladio Rodríguez García la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, acogiéndose a una resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
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