HOY 7 DE MARZO: ASESINADOS POR EL TERRORISMO MARXISTA. ¡ESPAÑOL RECUERDA Y NO OLVIDES!
- calinfernandezbara
- 6 mar 2024
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7 DE MARZO DE 1985. VITORIA. CARLOS DÍAZ ARCOCHA JEFE DE LA POLICÍA AUTÓNOMA VASCA.

Jefe de la Policía Autónoma Vasca Carlos Díaz Arcocha.
Sobre 9:30 horas del 7 de marzo de 1985, la banda terrorista ETA asesinaba al jefe máximo de la Policía Autónoma vasca, CARLOS DÍAZ ARCOCHA, al estallar una bomba colocada bajo su coche.
Una terrible explosión destrozaba minutos después de las nueve y media de la mañana, el coche donde viajaba el teniente coronel Díaz Arcocha, en un aparcamiento junto a la autopista, en el instante en que ponía en marcha el motor, después de haber desayunado en él bar de la gasolinera de servicio de Elorriaga. Carlos Díaz se dirigía desde su domicilio a la academia de la Ertzantza, situada en Arkaute, cerca de Vitoria. En su propio vehículo había llegado hasta la gasolinera, y allí lo dejó aparcado, cerca del puesto de control de la Ertzantza, a cuyo personal saludó el teniente coronel Carlos Díaz.
Sus compañeros de Cuerpo, le trasladaron malherido al Hospital de Santiago. El parte médico, firmado por el director del hospital, Gregorio Achute, decía que ingresó sobre las 9,50 horas en el servicio de urgencias y que el herido presentaba un gravísimo politraumatismo torácico y abdominal, especialmente en la región glútea y ambas extremidades inferiores. Se encontraba en situación de shock con respiración agónica. Se le intentó reanimar pero no fue posible, falleciendo en la mesa de operaciones del hospital.
La capilla ardiente con los restos del teniente coronel se instaló en la academia de la Policía Autónoma. El féretro fue cubierto con una ikurriña, y sobre ella quedó la txapela que usaba el jefe asesinado. La viuda y la madre de Carlos pidieron que también se pusiese la bandera de España, a lo que se negarían las autoridades del PNV, como recuerda su hija Teresa Díaz Bada en 2007 en el documental Corazones de hielo de Jorge Martínez Reverte. Miembros de la policía autónoma y del cuerpo de miñones (policía foral alavesa) velaron durante toda la noche el cadáver, ante el que pasaron numerosos amigos de la familia e integrantes de la Ertzantza.
Al día siguiente. el lendakari, José Antonio Ardanza, presidió los funerales que, poco después de las trece horas se celebraron en Vitoria por el alma del teniente coronel Díaz Arcocha, superintendente de la Ertzantza,
En el templo, totalmente abarrotado de público, ocupaban lugar preferente los miembros del Gobierno vasco y el ministro del Interior, José Barrionuevo, el director general de la Policía, Rafael del Río; el delegado del Gobierno en el País Vasco, Ramón Jáuregui, y el capitán general de la VI Región Militar, Juan Vicente Izquierdo, así como otras autoridades civiles y militares.
El furgón que contenía los restos mortales del superintendente de la Ertzantza llegó a la iglesia parroquial de San Miguel Arcángel, de la capital alavesa, desde las instalaciones de la academia de Arkaute.
Al ser introducido el féretro en el templo fue retirada la «ikurriña» que lo cubría y colocado en su lugar un ramo de flores con los colores de las banderas de España y del País Vasco. Veintiún sacerdotes concelebraron la misa. Fueron presididos por Félix Placer, coadjutor de la parroquia de San Miguel.
Al finalizar la misa, las autoridades presentes se acercaron a los bancos donde se encontraban los familiares para testimoniarles su pésame. El féretro fue sacado de la iglesia a hombros de ertzainas y de Miñones y en el pórtico se interpretó el “Agurjaunak”, al que siguió un fuerte aplauso de los presentes.
Una vez que fue introducido en el furgón, salió en dirección a la localidad guipuzcoana de Cestona, donde recibió cristiana sepultura.
Carlos Díaz Arcocha había nacido en Bilbao, tenía 52 años y era padre vcinco hijos, dos de ellos también ertzainas. Era muy vasco y muy español, Procedía de una familia carlista. Teniente coronel de Infantería, estuvo destinado en el Sáhara como capitán de la Legión, entre otros destinos. Tras salir del Sáhara, fue destinado a San Sebastián como miembro del CESID. En 1981 se puso al frente de la naciente Policía Autonómica Vasca, en una decisión controvertida pues los nacionalistas del PNV y separatistas no vieron con buenos ojos su nombramiento debido a su condición de militar español, mientras que sus compañeros de armas no entendieron que hubiese tomado la decisión de ponerse al mando de la Policía Vasca.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se concedió al teniente coronel Díaz Arcocha la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo.
El asesinato del Teniente Coronel Díaz Arcocha continúa a día de hoy impune.
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