7 DE MAYO DE 1975. BILBAO. INSPECTOR DE POLICÍA FERNANDO LLORENTE ROIZ.
INSPECTOR DE POLICÍA FERNANDO LLORENTE ROIZ.
En torno a las once de la noche del miércoles 7 de mayo de 1975 ETA asesinaba a tiros en Bilbao al inspector de policía FERNANDO LLORENTE ROIZ cuando iba a entrar en su domicilio de la calle Calixto Díez.
Fernando regresaba a su casa, tras terminar su jornada laboral. Antes de subir a su domicilio, había entrado en el Bar Garrote que estaba lleno de público que contemplaba un combate de boxeo televisado valedero para el campeonato del mundo del peso súper welter entre el español José Durán y el brasileño Oliveira. Allí se encontró con unos amigos, con los que bebió dos vasos de vino. Después recogió una bota de vino que había dejado en el bar para que la arreglasen y salió en dirección a su casa. Acababa de terminar el décimo asalto del combate, cuando el Inspector Llorente salió del bar la calle Calixto Diez estaba desierta.
Para entonces su esposa, María Icíar Ortueta Ozamiz, había recibido una llamada telefónica de un desconocido preguntándole si había regresado su esposo, a lo que respondió negativamente.
Los clientes del bar escucharon los disparos unos instantes después de que Fernando abandonase el establecimiento. Un testigo presencial relató que todos se tiraron al suelo y que los disparos fueron aislados, de pistola, y no en ráfaga. Cuando salieron, el Inspector ya estaba caído inerme sobre la acera, muy cerca de la puerta del portal su domicilio. Un vecino que se encontraba asomado a la ventana afirmó que vio correr a toda velocidad a dos individuos en dirección a la calle General Salazar. La Policía encontraría posteriormente abandonado el vehículo utilizado por los terroristas para perpetrar el asesinato del Inspector Llorente. Era un vehículo marca SEAT 1400 de color blanco, matrícula SS-93.843, propiedad de Ángel Sánchez al que le había sido sustraído de la calle General Solchaga, donde se encontraba aparcado, sin que su propietario se percatase del hecho.
Fernando Llorente fue auxiliado por sus vecinos y amigos. Inmediatamente le trasladaron en un taxi al Hospital Civil de Basurto, donde falleció minutos después en la unidad de reanimación del centro hospitalario.
El funeral se celebró a las 12:30 horas del mediodía en la propia Jefatura. Varios miles de personas tuvieron que quedarse fuera al no poder acceder al interior de la Jefatura Superior que se hallaba atestada de público. Junto al Director General de Seguridad Francisco Dueñas Gavilán, que presidió el acto, se encontraban las primeras autoridades civiles y militares de la provincia, así como numerosos miembros del Ejército, Policía Gubernativa, Policía Armada y Guardia Civil. Su viuda dio muestras de gran entereza, y antes de iniciarse el funeral dijo que perdonaba "de todo corazón a quienes han asesinado a mi marido".
Ofició el funeral el capellán Castrense padre Araguas, quien pidió a todos los presentes “perdón para los asesinos que de forma vil y cobarde han asesinado a Fernando por defender a España y a su sociedad”-
Finalizado el oficio religioso tomó la palabra el Director General de Seguridad que expresó, en su nombre y en del Gobierno de la Nación, su más sentido pésame a los familiares del Inspector asesinado. Pidió a los presentes firmeza para luchar sin desmayo, hasta conseguir que a Vizcaya, un lugar tan querido por los españoles, volviesen la paz y la tranquilidad.
En nombre del Vicepresidente de Gobierno y Ministro de la Gobernación, José García Hernández, Dueñas Gavilán, impuso a título póstumo la Medalla de Oro al Mérito Policial, máximo galardón, que prendió en la bandera española que cubría el féretro del Inspector Llorente, para seguidamente expresar sus condolencia a los familiares del policía asesinado.
A continuación el féretro que contenía los restos del malogrado servidor del orden fue sacado al exterior de la Jefatura a hombros de compañeros y donde aguardaban varios miles de personas que entonaron el “Cara al Sol”.
La enorme muchedumbre reunida en torno a la Jefatura Superior de Policía, lanzó gritos y vivas a España, a la Policía, Guardia Civil y a Franco. Tras entonarse por segunda vez el “Cara al Sol”, el cortejo fúnebre, en el que figuraban varios vehículos de la Policía Armada con 26 coronas de flores, inició su marcha hacia el cementerio de Derio, donde recibieron cristiana sepultura los restos mortales de Fernando Llorente Roiz.
Fernando Llorente Roiz, de 51 años, era natural del pueblo santanderino de Villanueva de Villaescusa. Había ingresado en el Cuerpo General de Policía veintisiete años antes. Estuvo destinado un año en Valladolid, regresando después a Bilbao, donde permaneció en distintas secciones de la Jefatura Superior. Primero en la Brigada de Orden Público 091, donde llegó a ocupar el puesto de Jefe de Sala de la misma Brigada. En 1966 había pasado a la sección del Documento Nacional de Identidad, a petición propia y debido a problemas de salud ya que tuvo que ser sometido a una intervención quirúrgica de vesícula. Estaba casado con Icíar Ortueta Ozamiz, hija de un afamado corredor de motos de los años 40, Javier Ortueta, y tenía tres hijas.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
7 DE MAYO DE 1979. MADRID. POLICÍA NACIONAL HIGINIO RICO GÓMEZ.
POLICÍA NACIONAL HIGINIO RICO GÓMEZ.
A las siete de la mañana del día 7 de mayo de 1979, en el hospital Francisco Franco DE Madrid, fallecía el Policía Nacional HIGINIO RICO GÓMEZ de resultas de las heridas producidas tras un atentado de los GRAPO contra Higinio y su compañero Práxedes León Nieto.
Poco después de las diez de la mañana del domingo día 29 de abril de 1979, dos miembros de un comando de los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (Grapo), tiroteaban en Madrid a los Policías Nacionales Higinio Rico Gómez y, Práxedes León Nieto, ambos adscritos a la 16 Bandera del Cuerpo de la Policía Nacional con sede en Madrid, dejándoles gravísimamente heridos.
Los dos miembros de las Fuerzas de Seguridad eran ametrallados por unos desconocidos cuando montaban un servicio cerca del polideportivo del barrio madrileño de La Elipa. El atentado fue obra de dos jóvenes con edades comprendidas entre los diecisiete y los veinte años, los cuales, armados con una pistola y una metralleta, abrieron fuego contra los Policías Nacionales, Higinio Rico Gómez y Práxedes León Nieto, que se encontraban en el bar del Polideportivo, al abrigo del fuerte viento reinante. Los agresores, tras abrirse paso entre los pocos clientes que se encontraban en el bar a esa hora, dispararon de forma indiscriminada contra los policías y huyeron a pie hasta las cercanías del polideportivo, donde se hallaba un taxi robado ocupado por otro joven y una muchacha rubia, en el cual se alejaron del lugar. El vehículo, un Seat 1430, matrícula M- 8948-Y, había sido sustraído una hora y media antes, a punta de pistola, a su propietario.
Los policías heridos fueron trasladados a la Clínica Francisco Franco, donde fueron sometidos a intervenciones quirúrgicas para la extracción de los proyectiles.
Nada más producirse el atentado se llevó a cabo una intensa operación policial de búsqueda de los autores de mismo. Fuertes despliegues policiales fueron visibles durante todo el domingo en los accesos de las carreteras de Valencia y de Andalucía, así como en torno al barrio de la Elipa y otros adyacentes.
Se dio la trágica circunstancia de que una furgoneta del Cuerpo Nacional de Policía, en la que viajaban ocho policías, que acudía a toda velocidad a las inmediaciones del lugar de los hechos, colisionó contra un autobús de la EMT en la esquina de las calles de Narváez y O'Donnell, resultando heridos de gravedad los policías Marcos Correa y José Miguel Corral.
Los autores del ametrallamiento fueron fotografiados por una persona que se encontraba en el recinto, si bien la fotografía fue tomada desde bastante lejos, haciendo que sus rostros fuesen apenas perceptibles.
Autoridades, jefes de la Policía Nacional y mandos del Ministerio del Interior, acudieron al centro hospitalario Francisco Franco para interesarse por los dos policías heridos.
Una semana después de su ingreso en el Hospital Francisco Franco, a las siete de la mañana del día 7 de mayo de 1979 Higinio Rico fallecía al no poder superar la gravedad de las heridas.
Su cadáver fue trasladado en esa misma mañana del día siete a la sede del Instituto Anatómico Forense donde se le practicó la autopsia por orden judicial. Los restos mortales fueron trasladados por la tarde a la localidad de Valdefuentes, en la provincia de Cáceres, donde fueron recibidos por una sección de la Policía Nacional y otra de la Guardia Civil que le rindieron honores. Todo el pueblo de Valdefuentes acompañó a la familia de Higinio Rico. Una vez finalizado el funeral y tras expresar los Gobernadores Civil y Militar de la provincia y otras autoridades las condolencias a la familia del policía asesinado, se entonó el himno del Cuerpo. El féretro que guardaba los restos mortales de Higinio Rico, cubierto con la bandera de España, fue trasladado hombros de su compañeros al cementerio donde recibieron cristiana sepultura.
Higinio Rico Gómez tenía 34 años, era natural de Valdefuentes (Cáceres), estaba casado y tenía dos hijos. Práxedes León Nieto, de treinta años, estaba también casado y tenía un hijo. Afortunadamente se recuperaría de sus gravísimas heridas.
Tras arduas investigaciones la Policía logró identificar al asesino del Policía Nacional Higinio Rico, Se trataba del miembro de los GRAPO Pedro Tabanera que resultaría muerto el día 14 de agosto de ese mismo año de 1979 en un enfrentamiento contra funcionarios de la Policía acaecido en San Lorenzo de El Escorial,
Los inspectores de la Brigada Regional de Información llegaron hasta Tabanera por medio de otro grapo incluido en una lista de terroristas más buscados, Manuel Parodi Muñoz, aunque por error en ella apareciera su hermano José, antiguo militante del PCE (IR), organización política de la que dependía el Grapo. Las minuciosas investigaciones tras la detención el día 27 de julio de ese año de María del Carmen López Anguita y de Alfonso Rodríguez García, pusieron en manos de la Policía una serie de documentación y pistas sobre los restantes miembros del comando operativo de Grapo que había Intervenido en la colocación, a finales del mes de mayo de ese año, de una bomba en la cafetería California-47 de la calle Goya de Madrid. Así se llegó al descubrimiento de un piso franco en la calle de Méjico de la capital de España, donde residían Tabanera y Parodi. Cuando se llegó a él, los dos Grapos habían huido, pero se consiguió dar con el paradero de Manuel Parodi a quien los inspectores del cuerpo sigu1eron en un largo recorrido por metro y autobús, anotando los lugares donde se detenía. Finamente fue detenido en un bar del sur de Madrid y tras ser sometido a interrogatorio, confesó que él y su compañero de armas llevaban unos días viviendo en una tienda de campaña cerca de San Lorenzo de El Escorial.
Los policías obligaron a Manuel Parodi a acompañarles hasta el lugar donde se hallaba instalada la tienda, que resultó ser ya dentro del término del pequeño pueblo de Peguerinos, muy cerca de los montes de El Escorial. Tampoco Pedro Tabanera se hallaba en la tienda alertado sin duda por la tardanza en regresar de su compañero. Había tomado su saco de dormir y desapareció. Debió pasar la noche al ras de cielo, oculto en el bosque en espera de huir cuanto antes de lugar. Pero el cerco era ya demasiado severo para poder escapar: toda la Guardia Civil de San Lorenzo fue alertada, y lo mismo la de los pueblos vecinos, y en la ciudad veraniega de la sierra madrileña se habían desplegado casi todos los integrantes de la Brigada Regional de Información de Madrid, unas cincuenta personas. Ocho montaron guardia en la estación de ferrocarril, desde las cuatro de la madrugada, cuando hacia las siete menos cuarto de la mañana apareció un joven que resultó sospechoso y a quien se le dio el alto, según la nota oficial emitida por la policía y al usar aquél su arma haciendo dos disparos, se contestó al fuego y fue alcanzado por un disparo en el pecho.
“Estoy herido, sangro mucho, me entrego” pudieron oír los funcionarios de la Brigada Regional de Información, tras el brevísimo tiroteo. El joven herido resultó ser el propio Pedro Tabanera Pérez, miembro del comando que llevó a cabo el atentado con explosión de bomba en la cafetería California 47 en Madrid, y cuyo nombre figuraba en la lista de Grapos más buscados por las fuerzas del orden, según pasquines editados por el Ministerio del interior y repartidos con profusión. A quien facilitara pistas sobre él se le ofrecía un millón de pesetas.
La policía aseguró en su nota que el arma que portaba Tabanera le había sido robada días atrás a un policía municipal de Madrid, en la calle de Alvarado, acción en la que participaron Tabanera y Alfonso Rodríguez, ya anteriormente detenido.
El herido fue trasladado inmediatamente al hospital de la Cruz Roja de El Escorial conocido como hospital “de la alcaldesa”, donde fallecería esa misma mañana, sin que se especificase la hora ni facilitado parte médico. Parece que la hora del fallecimiento fue en torno a las nueve y media. En cuanto a Manuel Parodi, llevaba también un arma robada y con una bala en la recámara en el momento de su detención, arma que, según la nota policial, pertenecía al guardia civil señor Vozmediano, que fue asesinado en la calle Pajaritos de Madrid, el 15 de febrero de ese año.
Según informaciones policiales, facilitadas cuando fueron detenidos el día 27 de julio los dos miembros del comando más directamente implicados en la voladura de la cafetería California 47 de Madrid (María del Carmen López Anguita y Alfonso Rodríguez), Tabanera y Parodi, participaron junto a ellos en numerosos atracos y acciones con resultado de muerte: entre otros, el del asesinato del guardia civil de Tráfico, Cristóbal Vozmediano; el del general Agustín Muñoz Vázquez en la calle Joaquín García Morato el día 3 de marzo; el del inspector del cuerpo de Policía Ángel Rodríguez Hermida, en la calle Hacienda de Pavones, el 10 del mismo mes; el asesinato el día 29 de abril del Policía Nacional Higinio Rico en el polideportivo de la Elipa, quedando gravemente herido el también policía Práxedes León Nieto,; en el atentado en que resultó herido el ex director general de Seguridad, Emilio Rodríguez Román y en el asesinato del policía nacional Deogracias Hernández que vigilaba ante la comisaría de Universidad, que había tenido lugar el 20 de julio.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, a Higinio Rico, se le concedió a Higinio la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
7 DE MAYO DE 1981. MADRID. TENIENTE CORONEL GUILLERMO TEVAR SECO, -AYUDANTE DEL TENIENTE GENERAL VALENZUELA-, SUBOFICIAL DE ESCOLTA ANTONIO NOGUERA GARCÍA. SOLDADO CONDUCTOR MANUEL RODRÍGUEZ TABOADA.
SUBOFICIAL DE ESCOLTA ANTONIO NOGUERA GARCÍA.
A las diez y media de la mañana del 7 de mayo de 1981, ETA asesinaba en el centro de Madrid a tres militares del servicio directo del Rey, en un atentado que iba dirigido contra el jefe del Cuarto Militar de la Casa Real, el Teniente General Joaquín Valenzuela Alcívar-Jáuregui, que resultó herido de gravedad. El atentado lo ordenó el dirigente de la banda terrorista Juan Lorenzo Lasa Mitxelena, alias Txikierdi y lo ejecutaron Henri Parot y otros miembros del grupo Argala de ETA.
El atentado se produjo a las 10:30 horas en pleno centro de Madrid, al hacer explosión un artefacto que dos terroristas montados en una motocicleta depositaron instantes antes en el techo del vehículo en el que circulaban los militares. Los dos terroristas siguieron al Dodge oficial y, cuando se encontraba en la calle Conde Peñalver, se pusieron a su altura. Parot, que iba de copiloto, depositó el artefacto explosivo colocado dentro de una bolsa de un supermercado con unos imanes para que se adhiriera al techo. Estaba fabricado como una carga hueca para dirigir la onda expansiva hacia el interior del coche y multiplicar sus efectos.
GUARDIA REAL MANUEL RODRÍGUEZ TABOADA.
Tras la operación, los terroristas huyeron en dirección al Retiro. Apenas unos instantes después, y sin que el coche de escolta pudiera reaccionar, la bomba hizo explosión. Los militares fallecidos fueron el Teniente Coronel GUILLERMO TEVAR SECO -ayudante del teniente general Valenzuela-; Cabo de la Guardia Real ANTONIO NOGUERA GARCÍA, y el Guardia Real conductor MANUEL RODRÍGUEZ TABOADA.
Además del Teniente General Valenzuela, hubo otros veinte heridos que se encontraban en las inmediaciones. A medianoche, el estado del teniente general Valenzuela era relativamente satisfactorio. De acuerdo con el parte médico emitido, había "cierto grado de optimismo, aunque el pronóstico sigue siendo de gravedad". Todos los heridos fueron recuperándose de las heridas sufridas.
TENIENTE CORONEL DE INFANTERÍA GUILLERMO TEVAR SECO. Por expreso deseo de la familia no se publicó foto.
La capilla ardiente de las víctimas se instaló en el Regimiento de la Guardia Real, en El Pardo, y fue visitada esa misma noche por los Reyes de España. El triple asesinato provocó una respuesta ciudadana sin precedentes hasta entonces. Millones de españoles, siguiendo el llamamiento de partidos y sindicatos, paralizaron su actividad durante unos minutos al día siguiente para expresar su rechazo.
En medios militares se temía desde hacía tiempo una acción espectacular de ETA en Madrid, y esa era probablemente la razón de que durante el fin de semana anterior al atentado se adoptaran medidas especiales de vigilancia en la I Región Militar. La guarnición de Madrid estuvo acuartelada tras el atentado durante tres horas.
Este atentado de ETA suponía un paso más en la estrategia de la tensión que había iniciado otro grupo terrorista, los GRAPO, con el asesinato del general González de Suso. Tras el atentado, grupos de españoles se manifestaron frente al Cuartel General del Ejército, injuriaron al Rey y pidieron la interrupción del proceso democrático.
Estado en el que quedó el vehículo en el que viajaban el Teniente General Valenzuela y los tres militares asesinados, Teniente Coronel de Infantería Guillermo Tevar Seco -ayudante del teniente general Valenzuela-; Cabo de la Guardia Real Antonio Noguera García y el Guardia Real conductor Manuel Rodríguez Taboada.
ETA reivindicó el atentado el 7 de mayo mediante llamadas telefónicas a diversos medios informativos de Bilbao. En 1992 fue condenado por este atentado Henri Parot a penas de 30 años por cada uno de los tres asesinatos y a otros 26 por el asesinato frustrado del teniente general Valenzuela. En 1993 fueron condenados a las mismas penas Juan Lorenzo Lasa Mitxelena, Txikierdi, como inductor y cooperador necesario, e Isidro Garalde Bedialauneta, como cooperador necesario.
El Teniente Coronel de Infantería, Guillermo Tévar Seco tenía 56 años. De origen aragonés, estaba casado y era padre de tres hijos. Era diplomado en carros de combate y en automóviles.
Antonio Noguera García, cabo de la Guardia Real, de 39 años de edad, estaba casado y tenía tres hijos. Era natural de Frigiliana (Málaga).
Manuel Rodríguez Taboada, soldado de la Guardia Real, tenía 36 años. Natural de Orense, con 23 años se trasladó a Madrid para ingresar en la guardia motorizada de Franco. De aquí pasaría al servicio de la Casa Real. Estaba casado y tenía tres hijos.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
7 DE MAYO DE 2000. ANDOAÍN (GUIPÚZCOA). JOSÉ LUIS LÓPEZ DE LACALLE, PERIODISTA.
JOSÉ LUIS LÓPEZ DE LACALLE,
El domingo 7 de mayo de 2000, la banda terrorista ETA asesinaba al periodista y columnista de El Mundo JOSÉ LUIS LÓPEZ DE LACALLE. Eran aproximadamente las 9:45 horas. La víctima, de 62 años de edad, regresaba a su domicilio en la calle Ondarreta de Andoaín (Guipúzcoa). Cuando se disponía a abrir el portal, un terrorista le disparó a quemarropa. López de Lacalle recibió inicialmente dos disparos en el tórax y, posteriormente, fue rematado en el suelo con otros dos tiros en la sien y en la nuca. Los autores del atentado huyeron en un vehículo por una de las salidas de Andoain a la carretera N-1, en dirección a San Sebastián, situada a poco más de trescientos metros del escenario del crimen.
José Luis había abandonado su vivienda poco antes de las nueve de la mañana. Se dirigió a la librería Stop, donde compró ocho periódicos diferentes. Desde ahí se fue caminando hasta el Bar Elizondo. Poco después, tomó el camino de regreso hacia su casa, donde le esperaban dos terroristas.
El cadáver de José Luis López de la calle permaneció tapado con una sábana durante aproximadamente tres horas, y su levantamiento se produjo en torno a las 12:30 horas por orden del juez de guardia, que dispuso su traslado al Instituto Anatómico Forense de Polloe, en San Sebastián, para practicarle la autopsia
El funeral por José Luis López de Lacalle se celebró al día siguiente 8 de mayo, a las siete de la tarde, en la Iglesia de San Martín de Andoain. A primera hora de la mañana, el cuerpo fue trasladado al cementerio de Andoain, en donde por deseo de la familia hubo un entierro en la intimidad.
Años antes de ser asesinado, había recibido amenazas de muerte, mediante pintadas cerca de su domicilio o a través de carta. El 27 de febrero de 2000 un grupo de desconocidos lanzó varios cócteles molotov contra su casa,
En 2001 fue detenido por la Ertzaintza el etarra José Ignacio Guridi Lasa con el revólver con el que asesinó a De Lacalle. Fue condenado a 30 años en 2002. En enero de 2009 fue condenado el exjefe de ETA Javier García Gaztelu, alias Txapote, a otros 30 años por ordenar el asesinato del periodista. En noviembre de 2009 fue extraditado por Francia el etarra Asier Arzalluz Goñi, alias Santi, Epeta y Sendoa, presunto coautor de los asesinatos de José Luis López de Lacalle y de los guardias civiles Irene Fernández Perea y de su compañero de patrulla, José Ángel de Jesús Encinas en Sallent de Gallego (Huesca) en agosto de 2000. Anteriormente ya había sido extraditado temporalmente para ser juzgado en España por otros atentados.
José Luis López de Lacalle tenía 62 años y era de Tolosa (Guipúzcoa). Estaba casado con María Paz Artolazábal y tenía dos hijos: Aitziber, de 28 años, y Alain, de 21. Pasó por la cárcel durante el franquismo por su significación como militante del Partido Comunista. Fue uno de los fundadores de Izquierda Unida en el País Vasco, aunque pronto se desligó de la coalición, a la que criticó con dureza por su presencia en el Pacto de Estella.
Trabajó como gerente de una empresa y en una cooperativa y en el momento de su asesinato era colaborador del periódico El Mundo.
Después del asesinato de Miguel Ángel Blanco participó en la constitución del Foro de Érmua, del que era miembro destacado.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo.
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