8 DE AGOSTO DE 1979. SONDICA. VIZCAYA. GUARDIA CIVIL ANTONIO NIEVES CAÑUELO.
Guardia Civil Antonio Nieves Cañuelo.
Hacia las dos y cuarto de la tarde del 8 de agosto de 1979, un comando terrorista de ETA ametrallaba un Jeep de la Guardia Civil y provocaba la muerte del Guardia Civil ANTONIO NIEVES CAÑUELO, hiriendo a otros dos Guardias Civiles, Juan Cortijo Durán y Benito Rodríguez Lara.
El vehículo del instituto armado regresaba del aeropuerto de Sondica por una pista de servicio, en dirección al cuartel de Bilbao, tras finalizar su servicio de vigilancia en el aeropuerto bilbaíno.
Allí, tras una tapia del cementerio conocido como “de los ingleses” cuatro etarras esperaban ocultos el paso del vehículo oficial. Cuando vieron cerca el Jeep comenzaron a disparar contra él de forma indiscriminada con fusiles de asalto. Los autores del ametrallamiento colocaron junto a la tapia del cementerio dos bidones y un banco para poder disparar sus armas contra el vehículo de la Guardia Civil con más precisión.
Las balas alcanzaron al conductor del vehículo, el Guardia civil Antonio Nieves, quien perdió el control del mismo, dando varias vueltas de campana, cayendo por un terraplén situado al borde de la pista, quedando parcialmente destrozado a consecuencia de las vueltas de campaña, con el techo y parte superior izquierda totalmente hundidos.
El Guardia Civil Nieves Cañuelo, falleció en el acto. Desde el aeropuerto llegó una ambulancia que trasladó a los heridos, Juan Cortijo Durán, natural de Navazuelas (Cáceres) y de 30 años de edad, y Benito Rodríguez Suárez, natural de Vega de Tera (Zamora) de 23 años de edad, que lograrían salvar la vida. A Antonio Nieves, ese día no le tocaba trabajar. Sin embargo, le cambió el turno a un compañero para hacerle un favor.
El lugar en que tuvo lugar la emboscada era solitario -la casa más cercana se encontraba a unos quinientos metros del lugar del suceso-, aunque era de fácil acceso ya que se encontraba a escasos metros del campo de fútbol de Lujua, a unos quinientos metros de la torre de control del aeropuerto. En los alrededores de la tapia del cementerio la policía nacional encontraría 50 casquillos marca 9 mm. «Geco Parabellum» y de calibre «CETME»
Los cuatro terroristas etarras habían penetrado en el cementerio “de los ingleses” hacia las 7,30 de la mañana, y encerraron en la capilla del mismo al guarda y a su esposa, así como a una monja y dos jóvenes siendo vigilados por dos de los terroristas. Los otros dos, serían quienes efectuarían el ataque contra el vehículo de la Guardia Civil. Posteriormente después de cometer el atentado, huyeron en un «SEAT 1430 color ceniza, propiedad del mencionado guarda.
La capilla ardiente del guardia civil Antonio Nieves quedó instalada en el cuartel de La Salve de Bilbao, donde se celebró al día siguiente el funeral por el eterno descanso de su alma.
Una vez finalizada la Misa funeral, el féretro del Guardia Civil Antonio Nieves, cubierto con la bandera Nacional, fue sacado a hombros por sus compañeros al atrio de la iglesia, donde se interpretaría el Himno de la Guardia Civil. Entre vivas a España y a la Guardia Civil, fue posteriormente introducidos en un furgón funerario que le trasladaría a su pueblo Marmolejo, donde recibiría cristiana sepultura.
Antonio Nieves Cañuelo, tenía 23 años, había nacido en la localidad jienense de Marmolejo. Estaba casado y tenía dos hijos.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
A día de hoy, el asesinato del Guardia Civil Antonio Nieves continúa impune.
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