8 DE OCTUBRE DE 1975. MADRID. CABO DE LA POLICÍA ARMADA MIGUEL CASTILLA MARTÍN.
Cabo de la Policía Armada Miguel Castilla Martín.
El Cabo de la Policía Armada MIGUEL CASTILLA MARTÍN, el cuarto miembro del Cuerpo que había resultado gravísimamente herido en los atentados perpetrados en Madrid por el GRAPO, el día primero de octubre de 1975, fallecía en la ciudad sanitaria de La Paz el día ocho del mismo mes al no poder superar sus gravísimas heridas.
El atentado contra Miguel Castilla Martín había tenido lugar en la calle Agustín de Foxá, entre la estación de Chamartín y las dependencias del diario Ya y ante una sucursal que la caja de ahorros de Madrid tenía en dicha calle, donde cumplía su labor de protección y vigilancia el Policía Armado Miguel Castilla Martín. Eran las nueve y cuarto de la mañana cuando en la puerta de la entidad crediticia apareció un joven armado con una pistola y dirigiéndose en dirección a donde estaba el policía comenzó a disparar. Uno de los disparos alcanzó a Miguel Castilla en la cabeza y cuando este se desplomaba, el terrorista continuó disparando, hiriendo levemente a un cliente en una ceja. A continuación se dio a la fuga hacia un vehículo Renault 12, de color verde, que le esperaba frente al número 26 de la calle con el motor en marcha y ocupado por dos jóvenes.
Según averiguó la policía, posteriormente, los terroristas que dispararon contra el agente del orden eran Abelardo Collazo Araujo, autor de los disparos, José Balmón Castell y otro miembro que actuaba como conductor. Miguel Castilla Martín fue trasladado a la Ciudad Sanitaria La Paz, donde fue operado en varias ocasiones durante los días posteriores. La bala, que le había entrado por el cuello, se le había quedado alojada en la cabeza. Al no superar las gravísimas lesiones fallecería el día 8 de octubre.
A las cuatro de la tarde del día 9 de octubre tuvo lugar en el acuartelamiento de la Policía Armada de Moratalaz, donde se había instalado la capilla ardiente, el funeral por el alma del Policía Armado Miguel Castilla Martín. Presidió el acto el subsecretario de Gobernación Luis Peralta España a quien acompañaban el Director General de Seguridad Francisco Dueñas Gavilán, gobernador civil de Madrid, alcalde de Madrid, subdirector General de la Guardia Civil, representaciones militares de los tres Ejércitos, así como jefes, oficiales, suboficiales de las Fuerzas de Policía Armadas y miembros de la Policía Gubernativa .
La Misa fue oficiada por el coronel vicario Castrense Don Jaime Tobar. Al pie del altar se había colocado el féretro, cubierto con la Bandera Nacional y escoltado por soldados de los tres ejércitos, Policías Armados y Guardias Civiles. A un lado del altar se hallaban los padres y la viuda del Policía asesinado junto a otros familiares. En la explanada del cuartel formaban fuerzas de la Policía Armada, Guardia Civil y Policía Municipal de Madrid.
Al finalizar la Misa se rezó un responso por el alma de Miguel Castilla Martín y a continuación se dio lectura al decreto de concesión de la medalla de oro de la orden del mérito Policial que el subsecretario de Gobernación, Luis Peralta España, prendió en la bandera de España que cubría los restos del policía asesinado. De seguido el subsecretario de ministerio de Gobernación tomó la palabra para señalar ”que el Gobierno está dispuesto a erradicar el criminal terrorismo que quiere socavar los cimientos de España y de la civilización cristiana”, “Toda mi simpatía, respeto y admiración hacia las Fuerzas del Orden Público por su honor, su dolor, valentía y dignidad”. “No puedo pronunciar palabras de odio o venganza, pero si levanto muy voz pidiendo justicia inexorable ante este horrendo crimen”.
Tras el toque de oración y una vez entonado el Himno del Cuerpo, tuvo lugar el desfile de las compañías que habían rendido honores por delante del féretro del malogrado policía, ante el cual pasaron también todas las comisiones y gran número de público que prorrumpió en gritos de justicia cuando el ataúd fue sacado a hombros por la puerta principal del cuartel y ya en la calle pidieron llevarlo a hombros. Una vez introducido el féretro en el vehículo fúnebre, un gran número de personas se colocó delante de la comitiva y tomó a hombros el ataúd que fue conducido de esa forma a lo largo del barrio de Moratalaz en dirección al cementerio de Carabanchel. Al paso de la comitiva se produjeron aplausos, vivas a España, Franco, la Policía Armada, Guardia Civil, al Cuerpo General de Policía y al Ejército, entonándose en más de una ocasión el “Cara al Sol”. Finalmente a la salida de Moratalaz, el féretro fue de nuevo introducido en el furgón fúnebre y este emprendió la marcha hacia el camposanto de Carabanchel donde fue enterrado Miguel Castilla Martín.
Miguel Castilla tenía 31 años, estaba casado y dejaba una hija de tres años de edad.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió a Miguel Castilla la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
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