8 DE OCTUBRE DE 1977. GUERNICA (VIZCAYA) AUGUSTO UNCETA BARRENECHEA, PRESIDENTE DE LA DIPUTACIÓN DE VIZCAYA, GUARDIAS CIVILES ANTONIO HERNÁNDEZ FERNÁNDEZ-SEGURA Y ÁNGEL RIVERA NAVARRÓN.
Augusto Unceta Barrenechea Azpiri, presidente de la Diputación Foral de Vizcaya.
El presidente de la Diputación Foral de Vizcaya, AUGUSTO UNCETA BARRENECHEA AZPIRI y los Guardias Civiles ANTONIO HERNÁNDEZ FERNÁNDEZ-SEGURA y ÁNGEL RIVERA NAVARRÓN, que formaban parte de su escolta, eran asesinados en la localidad vizcaína de Guernica, por un comando de la banda terrorista ETA, sobre la una de la tarde del sábado 8 de octubre de 19977.
Guardias Civiles Antonio Hernández Fernández-Segura y Ángel Rivera Navarrón.
Ese sábado el presidente de la Diputación trabajó hasta la una menos cuarto en su despacho y luego subió a su coche. Tras él salieron los miembros de la escolta en un SEAT 127 de color azul. Su intención, como hacía habitualmente los sábados, era jugar unos encuentros de pelota, en el frontón Jai-Alai de Guernica, donde le esperaban sus amigos y compañeros de juego, Erezuma, Chusco, Urruchu y otros. Augusto Unceta era un gran deportista, aficionado a la pesca y al frontón.
Al salir de la fábrica, se dirigió hacia el frontón situando su coche frente al convento de las Carmelitas, en una de las plazas del aparcamiento del recinto deportivo. Los dos guardias civiles de su escolta, que viajaban en el SEAT 127, se detuvieron un poco más adelante. En el momento en que el presidente de la Diputación abrió el maletero para coger la bolsa con su ropa de deporte, fue tiroteado desde un SEAT 1430, que, con tres terroristas en su interior, le estaba esperando en las inmediaciones del frontón Augusto Unceta recibió un primer impacto de bala en la cabeza, al que siguió una ráfaga de ametralladora. Fue acribillado a tiros, recibiendo once impactos de bala que le causaron la muerte en el acto.
Sus escoltas Antonio Rivera y Ángel Fernández dieron marcha atrás con su vehículo para alejarse del foco de los disparos, pero chocaron con otro turismo ocupado por tres personas, algo que aprovecharon los terroristas para acribillarlos también a balazos. Uno de los guardias civiles pudo sacar su pistola reglamentaria, pero no le dio tiempo a realizar ningún disparo. Sería encontrado muerto con el arma en la mano.
El otro guardia civil, que también pudo salir del coche, se desplomó para morir a los pocos minutos. Antonio Rivera recibió diecisiete impactos de bala, mientras que Ángel Fernández fue alcanzado por doce.
Los primeros en llegar al lugar del suceso fueron los camilleros de la Cruz Roja y un médico que prestaba sus servicios en una clínica cercana.
Tras el atentado, el coche de la escolta aparecía cruzado a unos SO metros de distancia de donde cayó muerto el señor Unceta. El vehículo presentaba numerosos impactos de bala en todo el exterior.
Uno de los coches utilizados por los autores del atentado apareció en la localidad de Zugastieta, en la carretera de Guernica a Amorebieta. En él fueron hallados unos 15 casquillos de bala, 9 milímetros «Parabellum», y en el lugar donde se produjeron los hechos se encontraron unos 30.
Por otro lado, la Guardia Civil continuó buscando otro coche, un «Seat 127» azul marino, que se encontraba en el lugar de los hechos en el momento de producirse y que posteriormente' se dio a la fuga.
El cadáver del presidente de la Diputación de Vizcaya, Augusto Unceta, fue trasladado a su casa situada en el barrio Canala, a unos diez kilómetros de Guernica.
La capilla ardiente de los guardias civiles asesinados en el mismo atentado fue instalada, por la tarde, en la Casa-Cuartel de la Guardia Civil de Guernica.
El atentado, reivindicado por la banda terrorista ETA a través de varias llamadas a medios de comunicación de Bilbao.
En la tarde del domingo 10 de octubre se celebró en la iglesia parroquial de Santa María, de Guernica, un solemne funeral por el alma del presidente de la Diputación Foral de Vizcaya, Augusto Unceta Barrenechea Azpiri, y de los dos guardias civiles de su escolta Antonio Hernández Fernández -Segura y Ángel Rivera Navarrón.
Ofició los actos fúnebres el obispo auxiliar de la diócesis de Bilbao, Juan María Uriarte, y pronunció la homilía el titular, monseñor Añoveros.
Asistieron a las exequias el subsecretario del Ministerio del Interior, Eduardo Navarro,
en representación del titular del Departamento; presidentes de las Diputaciones de Guipúzcoa, Navarra, Álava y Logroño: director general de la Guardia Civil, subdirector y general, de la zona, señor Atares: capitán general de la VI Región Militar; miembros de la Diputación Foral de Vizcaya; jefes y oficiales provinciales de la Guardia Civil; autoridades locales y provinciales; amigos, familiares, compañeros, y un numeroso público qué llegó a alcanzar las 10.Q00 personas, de las que sólo alrededor de 3.500 tuvieron cabida en el interior del templo, También estuvo presente el líder de Fuerza Nueva, Blas Piñar, amigo personal de Augusto Unceta, junto a un muy numeroso grupo de sus militantes, quienes se trasladaron, a Vizcaya desde distintos puntos de España.
En los alrededores del templo, la muchedumbre congregada prorrumpió en numerosas ocasiones en gritos de «Eta. Apala, al paredón», «Amnistía para la Guardia Civil», “Para ti, Apala, tenemos una bala”, “Gora España, muera ETA”, “Ejercito al poder” dando vivas a España, la Guardia Civil, La Policía Armada y el Ejercito y profiriendo gritos contra el Presidente del Gobierno y el ministro del Interior.
En el momento en que llegaron los coches oficiales se produjeron los momentos de mayor tensión. Durante el funeral, algunos_ de los asistentes golpearon el automóvil del subsecretario del Interior, Terminada la ceremonia, salieron los féretros a hombros de compañeros, en tanto se cantaba el “Agur Jaunak” (Adiós señor). Los restos mortales del señor Unceta fueron trasladados al cementerio de la villa, donde fueron enterrados en el panteón familiar, y los de los dos guardias civiles fueron llevados a sus respectivos pueblos natales: Baños de Graena (Granada) y Socuéllamos (Ciudad
Real).
Terminada la ceremonia, militantes de Fuerza Nueva, junto a otros numerosos asistentes al funeral, se manifestaron por las calles de Guernica, enarbolando banderas españolas lanzando gritos contra el Gobierno y de «Ejército al poder»
Augusto Unceta Barrenechea miembro de la Comunión Tradicionalista, profundamente español, suscriptor de la revista Fuerza Nueva, con la que simpatizaba, se había opuesto con firmeza a la legalización de la bandera separatista vasca, la ikurriña, negándose a colocarla en la Diputación de Vizcaya por lo cual había mantenido duros enfrentamientos con el ministro de Interior, Rodolfo Martín Villa. Por esa valiente postura había recibido numerosas amenazas de ETA y su entorno, incluso le llegarían a solicitar el impuesto revolucionario, a lo que se negaría en redondo a pagarlo. Tras el asesinato del presidente de la Diputación de Guipúzcoa, Juan María Araluce Villar. en octubre de 1976, el Ministerio de Interior le había asignado escolta. El último acto oficial al que asistió Unceta fue, precisamente, una misa por el primer aniversario del asesinato de Araluce.
En diciembre de 1978 la Policía culminó una gran operación contra ETA, que llevó a la detención de José Antonio Torre Altonaga, alias “Medios”. Sus declaraciones sirvieron para identificar a los autores de diferentes atentados cometidos en los años anteriores, entre ellos en el asesinato de Augusto Unceta y sus escoltas donde, según Torre Altonaga, habían participado, los liberados de la banda marxista y asesina José Manuel Pagoaga Gallastegui, alias “Peixoto”, y Francisco Javier Aya Zulaica, “Trepa”.
En la actualidad en la web de la Guardia Civil se puede leer que los asesinos de Unceta y los dos Guardias Civiles Hernández y Rivera fueron "capturados dos años más tarde. Sólo dos de ellos: Martín Apaolaza Azkargorta y Miguel Ángel Goyonetxea Fradua, se sentaron en el banquillo, pero salieron absueltos por falta de pruebas y prescripción de los delitos. Sumarios 47/89 y 18/90 de la Audiencia Nacional".
Antonio Hernández Fernández-Segura tenía 23 años. Estaba casado y era padre de un niño de seis meses. Había Ingresado en la Guardia Civil el 17 de febrero de 1975. Era natural de Baños de Graena (Granada) y llevaba muy poco tiempo destinado en Guernica.
Ángel Rivera Navarrón era natural de Socuéllamos (Ciudad Real) y estaba soltero. Había ingresado en el Cuerpo el 16 de diciembre de 1976, destinado al Servicio de Información. En agosto de 2008 el Ayuntamiento de Socuéllamos aprobó una propuesta del grupo municipal popular para dedicar una calle al guardia civil asesinado.
Augusto Unceta Barrenechea nació en Guernica, el 5 de diciembre de 1923. Fue alcalde de Guernica y diputado provincial. Posteriormente fue vicepresidente de la Corporación vizcaína y, tras la dimisión del presidente, Pedro Aristegui, fue nombrado presidente. Era propietario de la empresa de armas Astra, Unceta y Cía., y tenía participaciones en otras empresas de Guernica, como Trébol y Jipsal dedicadas a la elaboración de objetos de cubertería. Gran deportista, aficionado a la pesca y al frontón, estaba casado con María Dolores Ugalde y el matrimonio tenía tres hijos.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió al presidente de la Diputación de Vizcaya Augusto Unceta la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo.
De igual forma fueron recompensados los Guardias Civiles Antonio Hernández Fernández-Segura Ángel Rivera Navarrón. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
El asesinato del presidente de la Diputación de Vizcaya Augusto Unceta Barrenechea y de los dos Guardias Civiles de su escolta, Antonio Hernández Fernández-Segura y Ángel Rivera Navarrón, a día de hoy sigue sin esclarecerse.
Commentaires