8 DE SEPTIEMBRE DE 1987. BILBAO. SUBTENIENTE DE LA GUARDIA CIVIL CRISTÓBAL MARTÍN LUENGO.
Subteniente Cristóbal Martín Luengo.
A la tarde del 8 de septiembre de 1987, la banda terrorista ETA asesinaba en Bilbao al subteniente de la Guardia Civil CRISTÓBAL MARTÍN LUENGO.
El atentado se produjo minutos antes de las tres de la tarde a la altura del número 9 de la calle de Araneko, del barrio bilbaíno de Arangoiti, cuando el subteniente caminaba por la acera y se dirigía a su domicilio, en el número 12 de esa calle, después de salir de su trabajo en el Gobierno Militar de Vizcaya, en el que desempeñaba labores administrativas.
En ese instante, dos desconocidos se acercaron por detrás a Cristóbal Martín Luengo y uno de ellos le efectuó un sólo disparo en la cabeza, que le produjo pérdida de masa encefálica y le causó la muerte prácticamente en el acto. La bala entró por la nuca y salió por la zona frontal, entre los ojos y la nariz. Su mujer y una de sus hijas bajaron inmediatamente del domicilio a auxiliarle, pero no pudieron hacer nada por salvarle la vida. El subteniente de la Guardia Civil fue trasladado urgentemente por una ambulancia de la DYA al hospital de Basurto, donde ingresó ya cadáver. El disparo que acabó con la vida del subteniente dio de rebote en un hombre que pasaba por el lugar del atentado y que resultó herido levemente.
Tras recibir el disparo, el cuerpo de Cristóbal Martín Luengo quedó tendido entre la acera y un automóvil aparcado allí, en medio de un gran charco de sangre que hizo un reguero de tres metros y que fue después cubierto con serrín. En el lugar fue recogido un casquillo de bala, del calibre nueve milímetros Parabellum, de la marca «SFI» y con numeración del año 1979.
Los autores del atentado, dos jóvenes y que vestían zapatillas y prendas deportivas, huyeron después de asesinar al guardia civil en un taxi blanco en el que les esperaba un tercer terrorista. El automóvil, un Seat 131, matriculado en Bilbao con numeración 6813 de la serie AD, había sido robado por dos etarras en la plaza de San Pedro en Guecho a punta de pistola a su propietario, al que obligaron a dirigirse al polideportivo de Archanda, donde recogieron a un tercer terrorista e introdujeron en el maletero al taxista y le llevaron consigo.
Las fuerzas de seguridad del Estado, que establecieron con troles de carretera en distintas zonas, localizaron el vehículo a las cuatro menos cuarto de la tarde, con el dueño del mismo encerrado en el maletero. El vehículo fue hallado a escasos kilómetros de distancia del lugar de los hechos, en la estación de ferrocarril de cercanías de Luchana-Erandio, cerca de Bilbao.
La capilla ardiente del Subteniente se instaló en el gobierno civil, donde desde primeras horas de la mañana fuerzas de la Guardia Civil y agentes del Cuerpo Nacional de Policía y de la Policía Militar velaron el féretro de Cristóbal Martín Luengo, que fue visitada por familiares de la víctima y personalidades civiles y militares.
El funeral se celebró al día siguiente en la parroquia de San Andrés Apóstol, un semisótano ubicado en el barrio bilbaíno de' Arangoiti, a escasos metros de donde vivía desde hacía 20 años la víctima.
A los sones de la marcha fúnebre de Chopin, interpretada por la unidad de música de la comandancia de la Guardia Civil del cuartel de la Salve, el féretro, envuelto en la Bnadera Nacional, fue introducido en la iglesia en medio del aplauso de los vecinos y escenas de dolor, que se sucedieron durante toda la ceremonia, protagonizadas por familiares y allegados del subteniente asesinado.
Al acto religioso asistieron el director general de la Guardia Civil, Luis Roldán, el vicepresidente del gobierno vasco, Ramón Jáuregui, el diputado general y el gobernador de Vizcaya, Alberto Pradera e Iñaki López, respectivamente; altos mandos policiales y militares y otras autoridades civiles.
Tras los oficios fúnebres, una compañía de la Guardia Civil rindió honores al fallecido, mientras se interpretaba el himno del Cuerpo, que fue entonado entre sollozos por las hijas de Cristóbal Martín. Momentos después, el coche fúnebre partió hacia la localidad natal de la víctima, Valderrodrigo (Salamanca), donde, por la tarde, sería enterrado el subteniente.
Además de las autoridades, todo el pueblo de Valderrodrigo y numerosas personas llegadas de localidades cercanas se congregaron en el templo parroquial para asistir al funeral.
A la llegada a su pueblo natal, el cadáver de Cristóbal Martín, custodiado por miembros de la Guardia Civil fue recibido con emocionadas manifestaciones de dolor-por sus paisanos. Presidieron el funeral el Delegado del Gobierno en Castilla-León, Domingo Ferreiro Picado; el general jefe de la sexta zona de la Guardia Civil, José María Morugán Avila; y el gobernador civil de Salamanca, Francisco Javier Rodríguez y otras personalidades civiles y militares.
Tras la misa funeral, los restos mortales del subteniente de la Guardia Civil fueron conducidos hasta el cementerio de la localidad, donde fueron cristianamente sepultados.
Este atentado era el primero que se producía con víctimas mortales desde el último contacto que se había mantenido en Argel el 10 de agosto de 1987 entre los comisarios Manuel Ballesteros y Jesús Martínez Torres, por parte del Gobierno, y Eugenio Echebeste, alias Antxon, por parte de la banda asesina.
En octubre de 1997 la Audiencia Nacional condenó a Joseba Koldobika Begoña Ibarra a 33 años de prisión por el asesinato de Cristóbal Martín Luego. También fue condenado por robo de vehículo con toma de rehén. El etarra había huido a Francia desde donde había sido extraditado a España en diciembre de 1996.
Koldobika obtuvo el tercer grado (régimen abierto) en marzo de 1999, por una supuesta enfermedad, un depresión, que le impedía continuar en la cárcel.
Según el Ministerio del Interior, el etarra Félix Ignacio Esparza Luri, detenido en Francia el 2 de abril de 2004, también participó en el asesinato del subteniente Martín Luengo.
Cristóbal Martín Luengo había nacido el 17 de octubre de 1936 en la localidad de Valderrodrigo (Salamanca), estaba casado, tenía tres hijos dos hijas, de 29 y de 19 años, y un hijo de 5.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedió también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
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