9 DE MAYO DE 1998. VITORIA. SUBTENIENTE RETIRADO DE LA GUARDIA CIVIL, ALFONSO PARADA ULLOA.
Subteniente de la Guardia Civil en situación de retirado, Alfonso Parada Ulloa.
En la madrugada del día 9 de mayo de 1998, el Subteniente de la Guardia Civil en situación de retirado, ALFONSO PARADA ULLOA, fallecía en el hospital vitoriano de Txagorritxu, al no poder superar las gravísimas heridas que le había producido un atentado contra su persona, sucedido el día anterior 8 de mayo en Vitoria.
La acción terrorista se registró al filo de las dos de la tarde en pleno centro de Vitoria, en la calle Juntas Generales, a escasos cien metros de una comisaria de la Ertzaintza y muy cerca del domicilio de Alfonso Parada. Un joven de pelo negro y largo se acercó al Suboficial retirado y realizó dos disparos. Uno de los proyectiles alcanzó a Alfonso Parada en la cabeza, quien cayó al suelo fulminado.
El hijo de Alfonso se acercó de inmediato y se mantuvo agachado junto al cuerpo de su padre hasta la llegada de la UVI móvil que le trasladó al hospital. Con las manos en la cabeza y preso de un ataque de nervios, tan solo alcanzó a articular “es mi padre, es mi padre”. El nieto de la víctima, que se encontraba jugando cerca del lugar del atentado, también presenció la imagen de su abuelo abatido en la calle. El pistolero etarra huyó corriendo del lugar del atentado,
Nada más producirse el atentado, dotaciones de la Ertzaintza acordonaron la zona e iniciaron las primeras investigaciones. Posteriormente, acudieron al lugar varias furgonetas de la Guardia Civil. Los agentes del instituto armado esgrimieron sus armas.
y se saltaron el cordón establecido por la Policía autonómica, lo que originó algunos momentos de tensión y forcejeos entre los miembros de ambos Cuerpos. Tras una tensa conversación entre mandos de la Ertzaintza y de la Guardia Civil, los efectivos de la Benemérita se retiraron del lugar del atentado.
En el hospital, Alfonso Parada fue sometido a un escáner, para evaluar la posibilidad de someterle a una intervención quirúrgica, pero esta operación fue descartada por los especialistas ante la gravedad de las heridas. El disparo había entrado por su sien izquierda, saliendo por la derecha.
La capilla ardiente de Alfonso Parada quedó instalada en la Subdelegación del Gobierno de la capital vizcaína, aunque estuvo cerrada al público.
Después, el féretro fue trasladado a hombros por ocho guardias civiles, seguido por tres coches fúnebres y otro en el que viajaba la viuda de Alfonso, hasta la Iglesia de Nuestra Señora de los Desamparados, donde se celebró el funeral ante un numeroso público que recibió el féretro del Subteniente asesinado con grandes aplausos y vivas a España y la Guardia Civil. Entre los asistentes se encontraban los ministros Jaime Mayor Oreja, Javier Arenas, Loyola de Palacio, y el delegado del Gobierno en el País Vasco, Enrique Villar; un nutrido grupo de cargos del PP presididos por Carlos Iturgaiz; el presidente de la Comunidad Foral Navarra, Miguel Sanz; el director general de la Guardia Civil Santiago López Valdivieso, y el de la Policía Nacional, Juan Cotino.
La Misa funeral fue oficiada por el Obispo de Vitoria Monseñor Asurmendi junto a otros 18 sacerdotes. En su homilía Asurmendi indicó “que la unidad no siempre es fácil. Pido a Dios que conceda sabiduría para encontrar caminos nuevos para la paz, que permitan discernir lo que de bueno hay en las distintas propuestas de paz, y ofrezca fortaleza para mantener la voluntad firme para lograr esa paz”.
Una vez finalizada la Misa y tras ser entonado el Himno de la Guardia Civil, el cortejo se trasladó al cementerio de Santa Isabel de Vitoria, donde Alfonso seria enterrado en la intimidad por expreso deseo de su familia. Unas 35.000 personas, recorrieron el centro de Vitoria tras celebrarse el funeral por el alma de Alfonso Parada.
En 2002 la Audiencia Nacional condenó a José María Novoa, Igor Martínez de Osaba Arregui y Alicia Sáez de la Cuesta a 29 años de prisión como autores materiales del asesinato de Alfonso Parada. El autor del disparo mortal fue Igor Martínez de Osaba, mientras Alicia Sáez de la Cuesta le cubrió en la acción. José María Novoa les esperaba en un coche para emprender la huida.
Alicia Sáez de la Cuesta fue también condenada por el intento de asesinato del entonces presidente de la Xunta de Galicia, Manuel Fraga Iribarne. Ella y la etarra Nerea Garaizar San Martín tenían previsto realizar el atentado mediante la utilización de un coche-bomba. Su detención en el bar Delicias en la plaza de Cuatro caminos de La Coruña a finales de marzo de 2001 impidió que el mismo se llevase a cabo.
En abril de 2021, Instituciones Penitenciarias trasladó al etarra Igor Martínez de Osaba Arregui, condenado a 30 años por el asesinato del subteniente de la Guardia Civil Alfonso Parada Ulloa, desde el centro penitenciario de Zuera al de Zaballa (Álava).
En junio de 2023, el etarra José María Novoa Arroniz, condenado por el asesinato del subteniente de la Guardia Civil Alfonso Parada Ulloa, volvía a la prisión alavesa de Zaballa después de que el Juzgado Central de Vigilancia Penitenciaria hubiese admitido, con efecto suspensivo, el recurso de la Fiscalía contra el acuerdo del Gobierno vasco por el que se le clasificó en tercer grado, a la espera de su resolución definitiva.
Alicia Sáez de la Cuesta, en prisión desde 2001, fue acercada a la cárcel alavesa de Zaballa en el 2022. En agosto de 2023 el Gobierno vasco del Partido nacionalista vasco presidido por Urkullu, concedió un permiso extraordinario a la etarra para que se trasladase desde la cárcel alavesa de Zaballa al médico sin ningún tipo de custodia policial. Alicia Sáez de la Cuesta, tiene todavía pendientes unos ocho años de los más de 30, a los que fue condenada, por varios delitos, entre ellos el asesinato del Subteniente Parada,
Alfonso Parada Ulloa tenía 62 años, era subteniente en la reserva de la Guardia Civil desde 1995. Era natural de Mellid (La Coruña) aunque vivía en Vitoria desde 1976. Estuvo destinado como comandante del puesto del Abechuco, y desde 1986, en el cuartel de Sansomendi, en la Unidad de Intervención de Armas y Explosivos. Estaba casado y tenía un único hijo y un nieto de corta edad. El subteniente Parada era apasionado de los pájaros que llegando a tener en su poder unos quinientos canarios.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se concedió al Subteniente Parada Ulloa la Gran Cruz de la Real Orden de reconocimiento civil a las víctimas del terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (real decreto 308/2005), el ministerio del interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
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