9 DE SEPTIEMBRE DE 1987 GUERNICA (VIZCAYA) CABO DE LA GUARDIA CIVIL FEDERICO CARRO JIMÉNEZ. GUARDIA CIVIL MANUEL ÁVILA GARCÍA,
Cabo de la Guardia Civil Federico Carro Jiménez. Guardia Civil Manuel Ávila García.
Cerca de las diez y media de la noche del 9 de septiembre de 1987, la banda terrorista ETA hacia explotar a distancia un coche bomba en la localidad vizcaína de Guernica. Era un Ford Fiesta de color rojo que llamó la atención de un vehículo camuflado de la Guardia Civil donde viajaban, vestidos de paisano, el cabo FEDERICO CARRO JIMÉNEZ y el guardia MANUEL ÁVILA GARCÍA. El Ford Fiesta sospechoso se encontraba estacionado muy cerca de la casa-Cuartel de la localidad, en un camino sin asfaltar cerca de una chabola.
Cabo de la Guardia Civil Federico Carro Jiménez.
Cuando los dos miembros del Benemérito Instituto, una vez apeados de su vehículo, se disponían a inspeccionarlo, se produjo la explosión que acabo con la vida en al acto del Guardia Manuel Ávila, produciendo heridas gravísimas al cabo Federico Carro, que fallecería en el traslado al Hospital de Cruces (Baracaldo).
Guardia Civil Manuel Ávila García.
La capilla ardiente con los restos mortales de los guardias civiles asesinados se instaló al día siguiente por la mañana en el Gobierno Civil de Vizcaya. A las siete de la tarde se celebraron los funerales en la parroquia de San José de los Padres Agustinos de Bilbao presididos por el secretario de estado Rafael Vera, acompañado por el director general de la Guardia Civil, Luis Roldan; el comisario nacional de información para asuntos de terrorismo, Manuel Ballesteros, y los gobernadores civiles de Álava, Vizcaya y Guipúzcoa.
Finalizados los funerales, los féretros de ambos Guardias Civiles, envueltos en Banderas Nacionales fueron sacados al exterior del templo, entre los aplausos de las personas congregadas en las mediaciones, que entonaron el Himno de la Guardia Civil interpretado por la Unidad de música del Regimiento de Infantería de Garellano y corearon gritos de “ETA asesina” y dieron vivas a España, a la Guardia Civil y a la Policía Nacional.
Al día siguiente de producirse el atentado la Policía Nacional detuvo en Bilbao a un agente de la Ertzaintza Pedro Gamecho Léniz y a su esposa Lidia Zabala. En la década de los ochenta la Policía vasca, en sus primeras promociones, tuvo una gran infiltración en sus filas de etarras y proetarras. Fue uno de los más graves problemas que tuvo la implantación de la policía vasca. Hasta once policías fueron detenidos por formar parte de la red de cómplices y ayudadores de la banda terrorista.
En 1994 la Audiencia Nacional condenó a Jesús María Ciganda Sarratea, Juan Carlos Balerdi Iturralde, alias “Eneko”, Fermín Urdiain Ciriza, alias “Txiki”, Iñaki Zugadi García y Miren Josune Onaindia Susaeta a más de 62 años de cárcel a cada uno de ellos. Pese a estas condenas, y a otras impuestas por otros asesinatos cometidos como integrante del grupo Éibar de ETA, En el atentado que acabó con la vida de Manuel Ávila y Federico Carro también participó el etarra Cándido Zubikarai Badiola, que fue quien trasladó a los etarras hasta Guernica para colocar el coche-bomba y los escondió posteriormente en su domicilio en Ondárroa.
Fermín Urdiain fue puesto en libertad en enero de 2006, tras haber cumplido sólo 16 años y 9 meses de prisión.
El etarra Juan Carlos Balerdi Iturralde, condenado a más de 350 años de cárcel por ocho asesinatos, salía en 2015 de prisión por un error judicial que obligó a descontarle unas redenciones que no se le habían contabilizado por una serie de sanciones.
Jesús María Ciganda Sarratea, condenado a 220 años de cárcel por varios asesinatos, abandonó la cárcel de Jaén en 2013, quedando en libertad en aplicación de la derogación de la Doctrina Parot, por parte del Tribunal Europeo de derechos Humanos.
Miren Josune Oñaindia y Joseba Iñaki Zugadi salieron también de la cárcel, en este caso de la Murcia II, en Campos del Río, en cumplimiento de la sentencia del Tribunal de Estrasburgo que anuló la retroactividad de la doctrina Parot.
Cándido Zubicarai Badiola, se benefició también de la derogación de la doctrina Parot abandonado la cárcel, en septiembre de 2013, tras haber cumplido 22 años de prisión de los 52 a los que había sido condenado.
El cabo Federico Carro Jiménez, natural de León, tenía de 29 años de edad y estaba soltero. Había ingresado en el Cuerpo el 2 de febrero de 1982 y ascendió a cabo en octubre de 1986. Estaba destinado en Guernica desde el 1 de abril de 1987. Su padre, Federico Carro Villagómez, era coronel de aviación, ya retirado en el momento en que asesinaron a su hijo. Carro Jiménez fue enterrado en Burgos. En abril de 2010 el Ayuntamiento de León, tras una propuesta de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), cambiaría el nombre de la calle Víctimas del Terrorismo por el de Federico Carro.
El Guardia Civil Manuel Ávila García, de 22 años de edad estaba soltero y era natural de Alcalá la Real (Jaén). Había ingresado en el Instituto Armado el 1 de febrero de 1984 y llevaba destinado en el acuartelamiento de Guernica desde el mes de febrero de 1987. Al entierro de Manuel Ávila García el 11 de septiembre en la localidad de Mures (Jaén) asistieron unas 2.000 personas.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se les concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedió también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
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