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HOY DE 25 DE MAYO.ASESINADOS POR EL TERRORISMO MARXISTA. ¡ESPAÑOL RECUERDA Y NO OLVIDES!

Actualizado: 26 may 2023

25 DE MAYO DE 1979. MADRID, TENIENTE GENERAL LUIS GÓMEZ HORTIGÜELA, JEFE SUPERIOR DE PERSONAL DEL EJÉRCITO, CORONELES AGUSTÍN LASO CORRAL Y JESÚS ÁBALOS GIMÉNEZ, Y AL CONDUCTOR CIVIL LUIS GÓMEZ BORRERO.

Teniente General Luis Gómez Hortigüela.


A las nueve y cuarto de la mañana del 25 de mayo de 1979, dos miembros de la banda terrorista ETA, armados con metralletas y granadas de mano y disfrazados con monos azules de trabajo, asesinaban en el madrileño barrio de Prosperidad al Teniente General LUIS GÓMEZ HORTIGÜELA, jefe superior de Personal del Ejército, a sus colaboradores los coroneles AGUSTÍN LASO CORRAL y JESÚS ÁBALOS GIMÉNEZ, y al conductor civil LUIS GÓMEZ BORRERO.

Coronel Agustín Laso Corral.


El atentado se produjo en la calle del Corazón de María, esquina con Clara del Rey. Los terroristas actuaron con total impunidad, dadas las características del lugar y la falta de escolta del coche oficial donde viajaban las víctimas, que hacía el recorrido todos los días sobre la misma hora para llevar a los oficiales a su puesto de trabajo. No obstante, en la zona vivía un gran número de oficiales del Ejército, por lo que era frecuente la vigilancia de policías militares. Una patrulla de éstos prestaba servicio en los alrededores del domicilio del teniente general Luis Gómez Hortigüela, pero no a lo largo del trayecto que habitualmente realizaba para ir al Cuartel General del Ejército.



Coronel Jesús Ábalos Giménez.

El teniente general Luis Gómez Hortigüela y sus ayudantes salieron poco después de las nueve de la mañana de su domicilio, situado en la colonia de pisos de militares en el número 3 de la calle de Luis de Salazar. El coche oficial en el que viajaban, un Seat 1430 negro, tenía que salir obligatoriamente hacia la calle del Corazón de María, y de ésta hacia la confluencia con Clara del Rey, puesto que ambas eran de dirección única. Al acercarse a este punto, a unos cien metros de la esquina de Luis de Salazar con Corazón de María, el vehículo aminoró la velocidad, puesto que enfrente había un cruce con semáforos.


No se sabe con certeza desde cuándo estaban en el lugar los asesinos pero, en cualquier caso, se encontraban esperando cuando el coche oficial pasó junto a la acera. Los dos individuos iban vestidos con monos azules de trabajo y llevaban casco blanco, del tipo de los utilizados por los trabajadores de la construcción, además de unas bolsas de plástico usadas, por lo que se confundían con los trabajadores de las construcciones que se realizaban en la zona.


Conductor civil Luis Gómez Borrero.


Aprovechando la poca velocidad del vehículo, los dos asesinos se acercaron a él, sacaron sus armas y dispararon dos ráfagas de metralleta, una por el costado del conductor y otra por la parte de detrás. Los cuatro ocupantes del coche fueron alcanzados por los disparos e, inmediatamente después, los terroristas arrojaron una granada de mano que explotó dentro del coche, para asegurarse que ninguno sobreviviese.


Los tres militares resultaron muertos en el acto, mientras el conductor quedó gravemente herido, con varios impactos de bala y pérdida de masa encefálica. Fue recogido por el portero de una casa próxima y trasladado a la Residencia de La Paz. Falleció a los pocos minutos de ingresar.


El vehículo oficial quedó completamente destrozado con el techo reventado y todos los cristales rotos. En el lugar de los hechos se recogieron 52 casquillos de bala, calibre nueve milímetros parabellum, marca FN.

Estado en que quedó el vehículo oficial donde fueron asesinados el Teniente General Gómez Hortigüela, los coroneles Laso y Ábalos y el conductor Luis Gómez en la madrileña calle del Corazón de María.


Los autores del atentado se dirigieron acto seguido a pie hacia la esquina de Corazón de María con López de Hoyos, junto al Colegio Simancas, donde estaba aparcado el vehículo en el que huyeron, un Seat 124 blanco. El coche había sido alquilado dos días antes en Burgos por una persona que utilizó un carnet de identidad extraviado por su propietario en Bilbao. Los terroristas se dieron a la fuga por la calle de López de Hoyos en dirección a un nudo de calles con salidas a la M-30, tanto en dirección norte como sur, y a la calle de Arturo Soria y zona de Canillas.


Sólo cuatro personas que pasaban casualmente por el lugar del atentado pudieron presenciar los hechos directamente, además de los niños del Colegio Simancas que estuviesen ese día en la calle. Los cuatro testigos fueron llevados a declarar a la Brigada Regional de Información.


A los pocos minutos se presentaron en el lugar de los hechos el vicepresidente del Gobierno, general Gutiérrez Mellado, y el jefe del Estado Mayor del Ejército, teniente general José Gabeiras. Más tarde acudió el ministro de Defensa, Agustín Rodríguez Sahagún. También acudieron ambulancias y personal del juzgado militar para levantar los cadáveres, pero el estado de los mismos era tal que se decidió no moverlos del coche, sino que trajeron un furgón de la Guardia Civil de gran tamaño, destinado al transporte de caballos, en el que fue introducido el coche cubierto con una manta.


Pasadas las once de la mañana, unas horas después del atentado, ETA militar reivindicaba su autoría, con una llamada anónima al diario El País, en la que leyó el siguiente mensaje: "Lo repetiré una sola vez. ETA militar reivindica el atentado de esta mañana".


El atentado fue cometido por cuatro terroristas del grupo Argala de ETA, formado por ciudadanos franceses y dirigido por Henri Parot. La orden de atentar contra el teniente general Gómez Hortigüela la dio Domingo Iturbe Abasolo. En 1991 fue condenado por la Audiencia Nacional Henri Parot, uno de los cuatro autores del atentado, a 30 años de reclusión por cada una de las víctimas.


En la celebración de la misa “corpore in sepulto”, oficiada por el vicario general castrense, monseñor Benavent, rodeada de un impresionante silencio de los asistentes, fue presidida por e! Vicepresidente' primero del gobierno, teniente general Gutiérrez Mellado a quien acompañaron el Ministro de Defensa, Agustín Rodríguez Sahagún, y el del Interior, Antonio Ibáñez Freiré, así como los familiares de las víctimas, los jefes de los Estados Mayores de los tres Ejércitos, los ex Ministros Álvarez-Arenas Pacheco, Castañon de Mena y Coloma' Gallegos, el jefe de la casa de Su Majestad el Rey, marqués de Mondéjar, y generales, jefes, oficiales y suboficiales de las Fuerzas Armadas


Et vicario castrense se refirió en su homilía, entre otras cosas, a las trágicas circunstancias motivadas —dijo— por un vil asesinato.


Añadió que rogaba al Señor concediera vida eterna para quienes han caído.” víctimas del odio, del fanatismo y de la injusticia». Una vez finalizada la celebración de la misa, a cuyo término fueron coreados por los presentes los gritos de “Viva España” y ”Viva el Ejército”, se entonó el Himno de Infantería. De seguido y tras interpretarse el Himno Nacional, a los acordes de la marcha de infantes los cuatro féretros fueron sacados a hombros del patio de armas del Cuartel General del Ejército.


Et féretro del teniente general Gómez Hortigüela fue introducido en un armón, mientras que los féretros restantes lo fueron en coches mortuorios.

Graves incidente en el funeral y posterior salida del Cuartel general del Ejercito en la plaza de Cibeles de Madrid de la comitiva fúnebre con los restos del Teniente General Gómez Hortigüela .


Alrededor de las once de la mañana, la comitiva fúnebre se dirigió desde la puerta principal del Cuartel General a la plaza de la Cibeles, con dirección a la plaza de la Independencia, donde despediría el duelo. Mil seiscientos soldados cubrían carrera.

Otra imagen de la salida del féretro del Teniente General Gómez Hortigüela.


Centenares de personas que llenaron por completo con su presencia el recorrido de la comitiva fúnebre, portando muchos de ellos banderas nacionales y símbolos falangistas, prorrumpieron, al paso de la comitiva, en gritos de “ETA asesina”, “Ejército al poder”, “Abajo los traidores», “Gobierno dimisión” y entonaron en repetidas ocasiones cantaron el "Cara al Sol", e intentaron romper el impresionante cordón policial montado al efecto des- de primaras horas de la mañana. Increparon con dureza al Vicepresidente del Gobierno Teniente General Gutiérrez Mellado y al ministro de Defensa Rodríguez Sahagún.

El Vicepresidente del Gobierno Teniente General Gutiérrez Mellado y el ministro de Defensa Rodríguez Sahagún, fueron insultados e increpados a la salida del funeral por el alma del Teniente General Gómez Hortigüela , los coroneles Laso y Ábalos y el conductor Luis Gómez.


Una vez despedido el duelo, se inició de forma espontánea una manifestación por la calle de Alcalá, presidida por dos pancartas alusivas al terrorismo. La primera de ellas pertenecía a mujeres de militares; la otra era una pancarta de grandes proporciones, que decía: “Falange Española de la JONS contra el terrorismo.”


Durante toda la manifestación se corearon los gritos de “ETA asesina”, “Franco, Franco, Franco” y “Ejército, al poder” “Gobierno dimisión”.


Aj llegar a! número 111 de la calle de Alcalá la manifestación fue cortada por un retén de la Policía Militar, pero la barrera fue rota por un grupo de manifestantes, que hicieron posteriormente lo mismo con otra barrera situada en Jorge Juan..


E-l resto del recorrido de la manifestación hasta el cementerio de la Almudena se realizó sin apenas incidentes, a excepción de algunos botes de humo que la Policía Nacional lanzó en las inmediaciones de la plaza de Bami, cerca del cementerio.


Alrededor de las doce de la mañana llegó al cementerio de la Almudena la comitiva fúnebre que trasladaba los restos mortales del teniente general Luis Gómez Hortigüela, y que estaba integrada por unos 50 coches oficiales y algunos particulares.


Ya en el interior del recinto, frente a la fosa se colocó la familia del general asesinado, mientras bajaban él féretro del coche mortuorio. A continuación se, retiro la bandera Nacional que lo cubría, momento en el que se escucharon salvas de ordenanza, disparadas por el Grupo de Artillería de Campaña Autopropulsada número 11 de la División Acorazada.


Seguidamente, se procedió a dar tierra a los restos mortales del general Gómez Hortigüela, mientras era rezado un responso por un capellán militar. La gran cantidad de militares presentes, junto a la familia del Teniente general asesinado, entonaron el “Himno de Infantería”, que fue secundado por los pocos civiles que habían logrado acceder al recinto.


En el exterior del cementerio la Policía tuvo que cargar vanas veces contra los manifestantes, que pretendían penetrar dentro del cementerio. Tres personas, una de ellas llevando una bandera nacional, fueron detenidas y conducidas a la Dirección General de Seguridad.


Una vez finalizado el entierro del Teniente general Gómez Hortigüela tuvo lugar manifestación ante el Gobierno Civil de Madrid, en la que participaron algo más de un centenares de personas.

Los manifestantes, que no llevaban banderas: ni pancartas, ni ningún otro signo político, dieron gritos de “España. España”, “Viva la Policía”, e Insultos contra Presidente del Gobierno.


La manifestación, tras la llegada de la Policía al Gobierno Civil, se dirigió hacia Capitanía General, donde, según la nota que emitiría el Gobierno Civil la Policía tuvo que efectuar algunas cargas contra los manifestantes para disolverlos.


Por su parte, los coronelas. Avalos y Laso recibieron cristiana sepultura en el cementerio de Alcalá de Henares.


Los féretros fueron trasladados en un furgón desde el patio de armas del Cuartel General del Ejército basta Alcalá de Henares, a donde llegaron hacia las doce y cuarto del mediodía. Fueron recibidos por el genera! Jefe de la Brigada Paracaidista; General subinspector de la Legión, gobernador militar da la plaza, Alcalde de Alcalá y corporación municipal, así como gran número de jefes y oficiales, tanto de la Brigada Paracaidista como de otras unidades. Un numeroso grupo de civiles, en su mayoría luciendo insignias con la bandera nacional, gritaron “ETÁ asesina”.


El acto religioso fue oficiado por el obispo de Alcalá, monseñor Estepa. Fuerzas de la Brigada Paracaidista formaron a lo largo del cementerio, hasta la tumba en la que fueron enterrados los dos coroneles. Los féretros cubiertos con la bandera nacional fueron llevados a hombros por jefes y oficiales paracaidistas. Las familias de los dos coroneles protagonizaron escenas de dolor.


Tras rezarse un responso, se leyó la oración del soldado de la Brigada Paracaidista, y un coronel de la Brigada Paracaidista, dirigiéndose a viva voz a las- fuerzas congregadas, relató las consignas de la Brigada, que fueron repetidas por la tropa.


En lo que respecta al conductor del vehículo, Lorenzo Gómez Borrero, sus restos mortales fueron trasladados al cementerio de Alcobendas, donde recibió cristiana sepultura.


Luis Gómez Hortigüela nació en Burgos en 1910, por lo que contaba 69. Estaba casado con Ángela Arnillo y tenía cinco hijos. Ingresó en la Academia de Infantería en 1925 y fue herido durante la Guerra Civil. Por ello recibió la Medalla Militar Individual y la Laureada de San Fernando, concedida a su unidad de manera colectiva. En el momento de su asesinato estaba al frente de la Jefatura Superior de Personal del Ejército.


Luis Gómez Hortigüela era el cargo militar más alto asesinado por ETA hasta aquel momento. El atentado se produjo apenas cuatro meses después de que la banda terrorista hubiese asesinado al gobernador militar de Madrid, el general Constantino Ortín Gil, el 3 de enero de ese año. En el balcón de su casa su familia colgó, poco después del atentado, dos banderas de España con crespones negros. Una de las hijas de Luis, Pilar, iba a casarse al día siguiente, también con un militar.


Agustín Laso Corral, ayudante del Teniente General Gómez Hortigüela, nació en Mata de Almunia (Salamanca) en 1919, por lo que tenía 60 años cuando fue asesinado. Ingresó en el Ejército en julio de 1937 y participó en la Guerra Civil. Diplomado en paracaidismo, escalada y esquí, ascendió a coronel en diciembre de 1978 y pasó a la escala B en marzo de 1979. Estaba casado y tenía cinco hijos.


Jesús Ábalos Giménez tenía 61 años. Era natural de Zaragoza, estaba casado y tenía cinco hijos. Ingresó voluntario en el Ejército en octubre de 1936, alcanzando el grado de alférez provisional durante la Guerra Civil. Tras terminar la guerra, siguió su carrera militar. Fue ayudante de campo de los generales González Vidaurreta y Coloma Gallegos. En el momento de su asesinato había pasado a la situación B y era el secretario del teniente general Gómez Hortigüela.


Luis Gómez Borrero era natural de Burgos. Tenía 37 años y era empleado civil del Ministerio de Defensa, en el que trabajaba como conductor. Fue el único de los cuatro que no murió en el acto, sino que falleció poco después de ser ingresado en el hospital.


De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se concedió al Teniente General Gómez Hortigüela, Coroneles Laso Corral y Ábalos Giménez y al conductor Gómez Borrero asesinados por la banda terrorista vasca, la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo.


25 DE MAYO DE 1979. SEVILLA. INSPECTOR DE POLICÍA DAMIÁN SECO FERNÁNDEZ. ANTONIO CÍVICO MENDOZA.

Inspector de Policía Damián Seco Fernández.


Un policía, el inspector Damián Seco Fernández y un vecino de Sevilla Antonio Cívico, resultaban muertos en el tiroteo sostenido pasadas las doce y media de la mañana del día 25 de mayo de 1979 entre los ocupantes de un coche patrulla de la Brigada de Información de la Jefatura Superior de Policía de Sevilla y cuatro integrantes de un comando terrorista de los GRAPO, que pretendía atentar contra un teniente coronel del ejército. El tiroteo tuvo lugar en la avenida de Pedro Romero del sevillano Polígono de San Pablo.

Antonio Cívico Mendoza.


Los hechos se iniciaron cuando inspectores del Cuerpo Superior de Policía trataron de identificar a los cuatro ocupantes de un vehículo, marca Seat 131, de color rojo, que había infundido sospechas, y que podía tratarse de un coche utilizado por el comando de los GRAPO que habían perpetrado los últimos atentados en la ciudad hispalense, montándose un servicio especial de vigilancia que esperó cerca del vehículo, localizado que se hallaba aparcado en la barriada del Polígono San Pablo.


Al poco tiempo los inspectores observaron que un individuo se dirigía al coche e intentaba ponerlo en marcha. Dos policías se acercaron al vehículo y procedieron a identificar y detener a dicho individuo. En este momento los inspectores comenzaron a ser tiroteados desde un portal de las proximidades, que se encontraba situado a las espaldas de donde se hallaban en ese instante los servidores del orden. Uno de los inspectores cayó gravemente herido alcanzado por una ráfaga. Inmediatamente se cruzó un fuerte tiroteo entre otros policías que acudieron en apoyo de los primeros y los terroristas. Estos se acercaron al inspector Damián Seco Fernández, que yacía desangrándose en el suelo, y lo remataron con varias ráfagas de metralleta. Para entorpecer la acción policial lo terroristas se entremezclaron con un grupo de niños que salían de la escuela, disparando sin cesar indiscriminadamente.


En el tiroteo fue alcanzado el joven de 18 años Antonio Cívico Mendoza que en esos instantes pasaba por la acera de enfrente, pues vivía en el edificio frente al que se produjeron los hechos con sus padres y sus cinco hermanos, que cayó gravísimamente herido e ingresó cadáver en el hospital de la Virgen de los Reyes. Cuando fue sorprendido por el tiroteo, volvía de comprar tabaco en un quiosco y se había apostado en el bordillo de la acera a la espera del autobús urbano.


En la operación de persecución de los asesinos, la policía alcanzó a uno de los terroristas que murió en el acto. Se trataba de Rafael Álvarez Gómez Isasi, uno de los miembros del GRAPO, cuya fotografía había sido difundida días atrás por la policía a través de los medios de información sevillanos. Otros tres terroristas, uno de ellos portando un maletín, consiguieron huir, aunque uno de ellos fue alcanzado por los agentes con un tiro en el estómago, siendo detenido posteriormente.


En pocos minutos toda la zona y sus accesos fueron acordonados por fuertes contingentes de la Policía Nacional, armada con metralletas, Guardia Civil y Cuerpo Superior de Policía, quienes tomaron declaraciones a algunos testigos y registraron, sin resultados, varios bloques de viviendas en medio de una gran expectación y varios casos de histeria entre los vecinos. En las calles adyacentes al lugar de los hechos quedaron numerosas manchas de sangre.


Las declaraciones del terrorista detenido permitieron a la policía, descubrir un piso franco en la urbanización Santa María de Ordás del barrio de Miraflores de la capital sevillana.


En su interior fueron encontradas varias armas y una cantidad sin precisar de material explosivo del tipo goma-2 que pensaba utilizarse durante la celebración del Día de las Fuerzas Armadas que tendría lugar al día siguiente en la capital sevillana. No obstante, los inquilinos de la vivienda, tres hombres y una mujer, pudieron darse a la fuga en un Seat-850. De acuerdo con los datos facilitados por el ministro del Interior en una conferencia de prensa celebrada en Madrid, la intención de estos grupos terroristas era asesinar a un teniente coronel del Ejército, de la guarnición de Sevilla.


Con esos atentados se prolongaba la escalada terrorista que venía padeciendo Sevilla desde el pasado 10 de mayo, cuando tres individuos dispararon contra una pareja de la Policía Nacional, causando la muerte a uno de ellos Juan Manuel Torres, y heridas gravísimas a su compañero, Juan Torrebejano.


Días después estalló un potente artefacto en la sede central del Partido Socialista de Andalucía (PSA) y otro de menor importancia en un cuartel de la Guardia Civil, sin que hubiese que lamentar víctimas. Con la acción prevista podría haber llegado a su cenit la tensión emotiva buscada por los terroristas con motivo de la celebración del Día de las Fuerzas Armadas.


Como consecuencia de la acción terrorista perpetrada en Sevilla, el expreso Sevilla-Barcelona permaneció detenido durante una hora a su paso por la estación de Córdoba debido a que el presunto miembro de los GRAPO herido y detenido por la policía en el tiroteo de la capital sevillana, había confesado que en el plan de evasión previsto por el comando terrorista figuraba la utilización de este tren como medio de fuga, por lo que la policía detuvo éste a su paso por Córdoba y efectuó una minuciosa búsqueda, que concluyó sin resultados positivos.


El inspector fallecido, Damián Seco Fernández tenía 35 años de edad; estaba en posesión de la Cruz del Mérito Policial con distintivo blanco; estaba casado y dejaba dos hijos, En la clínica García Morato, donde se recibió su cadáver, se informó que una bala le había atravesado el corazón y había muerto en el acto.


La capilla ardiente quedó instalada en las dependencias de la Jefatura Superior de Policía de Sevilla que fue visitada por autoridades y centenares de sevillanos anónimos que quisieron testimoniar su pesar a la Policía por tan alevoso asesinato.


A las 9,30 de la mañana del día siguiente se celebró en la Jefatura Superior de Policía de Sevilla de la plaza de la Gavidia, un funeral de “corpore insepulto” en memoria de Damián Seco Fernández. Aunque en principio no se comunicó la hora exacta del funeral y se prohibió la entrada al mismo a los medios informativos, posteriormente la Jefatura de Policía comunicó a los medios de de información la hora de la Misa por el alma del Inspector asesinado.


A la ceremonia fúnebre asistieron el gobernador civil, gobernador Militar, fiscal jefe de la Audiencia, jefe superior de Policía, coronel jefe de la Policía Nacional, general jefe de la Guardia Civil, otras autoridades y diversos familiares del inspector Seco, entre ellos su viuda, su madre y una hermana. La Misa fue oficiada en un clima de dolor y respeto por el capellán del Cuerpo de la Policía Nacional en Sevilla. Por los rostros de sus compañeros y amigos rodaban de forma desconsolada las lágrimas.


Al finalizar el oficio religioso y por orden expresa de su viuda, el féretro de Damián Seco fue sellado para partir hacia Irún, donde sería enterrado, una operación que se demoró media hora. El cadáver iba ser trasladado a la localidad guipuzcoana por carretera, pero los mandos de la II Región Aérea, pusieron a disposición de la familia un avión Militar que lo trasladaría con posterioridad desde el aeródromo de Tablada al aeropuerto de San Sebastián en Fuenterrabía, desde donde por carretera sería llevado a la ciudad fronteriza.


Alrededor de las diez y media, cubierta con la bandera Nacional, la caja mortuoria que contenía los restos del inspector Damián Seco fue sacada al exterior de la Jefatura Superior de Policía portada a hombros por varios de sus compañeros, iniciándose un corto recorrido por algunas calles del centro de la capital hispalense.


Más de dos mil personas acompañaron la comitiva hasta la plaza Nueva, donde, frente al ayuntamiento, que tenía en sus balcones las banderas a media asta, el ataúd, entre gritos contra los asesinos terroristas, vivas a España, a la Policía, una atronadora ovación y muchas lágrimas de su compañeros fue introducido en un furgón funerario que le conduciría hasta la base aérea de Tablada desde donde volaría hasta el aeropuerto de San Sebastián. Durante la comitiva reinó una gran tensión entre los compañeros policías y ciudadanos, al surgir una alarma de bomba a escasos cincuenta metros de donde tenía que discurrir el cortejo fúnebre, al comprobar que dentro de un vehículo SIMCA 1000, que se hallaba aparcado, este contenía en su interior un paquete sospechoso que alarmó a los transeúntes e hizo que hasta el lugar se desplazase un equipo de desactivación de explosivos que tras unos tensos momentos comprobó que se trataba de una falsa alarma.


Los restos mortales del Inspector de Policía asesinado llegaban al aeropuerto de San Sebastián donde fueron recibidos por altos mandos policiales, militares y de la guardia Civil, familiares, amigos y compañeros. En medio de una gran emoción y silencio tras el rezo de varios responsos. los restos mortales del inspector Seco fueron trasladados a la Comisaría de Policía de Irún donde se instaló la capilla ardiente, rodeada de numerosas coronas de flores.


Damián Seco Fernández había residido muchos años en Irún donde contrajo matrimonio con Arancha Meneses, hija de un policía Armado en situación de jubilado que residía en la ciudad guipuzcoana. Cumpliendo los deseos familiares, desde la Comisaria de Policía el féretro del inspector Seco Fernández fue trasladado al cementerio de Irún donde recibió cristiana sepultura.


El gabinete de prensa de la Jefatura Superior de Policía de Sevilla facilitaba el mismo vienes día 25 de mayo una nota informativa a raíz de la muerte en tiroteo, en el polígono de San Pablo, del inspector de policía, Damián Seco Fernández, y el joven Antonio Cívico Mendoza que se encontraba en la calle, junto al bloque donde vivía. En relación con este hecho la nota decía: “ha sido detenido Francisco Martín Valero, alias “Ernesto”, militante activo de la organización y miembro de un comando con sede en Barcelona y que a principios del mes de abril se trasladó a Sevilla. Este comando del GRAPO está integrado por tres hombres y dos mujeres, quienes alquilaron un piso en el núcleo residencial Santa María de Ordas para utilizarlo como centro de las acciones terroristas que iban a iniciar casi inmediatamente”.


La nota facilitada por la Policía continuaba diciendo “que se determinaba de forma fehaciente la participación del detenido en las siguientes acciones terroristas en Barcelona: asesinato de un concejal en Esplugas de Llobregat; asesinato del cabo primero de la Policía Nacional del servicio del 091, Fernando Ramírez, en atraco cometido en Barcelona a una entidad bancaria; asesinato del policía nacional de la comisaría de San Andrés Rafael Gómez Cobacho; muerte de un policía municipal, asesinado en Sabadell. Por otra parte, se pudo saber que los 4.000.000 de pesetas que consiguieron en los dos atracos perpetrados en Sevilla fueron llevadas por el detenido, a Valencia, donde las entregó a José María Sánchez Casas, uno de los máximos dirigentes del GRAPO”


El día 26 del mismo mes de mayo, la Dirección General de la Seguridad del Estado difundía otro comunicado en el que detallaba que el comando del GRAPO que había asesinado el viernes día 25 de julio al inspector de policía Damián Seco en Sevilla fue interceptado en Teruel por un control de la Guardia Civil, resultando muertos dos de los terroristas y detenidos otros tres. La nota señalaba así mismo otros delitos cometidos por el comando.


El texto del comunicado era el siguiente: “Los integrantes del comando GRAPO, que en el día de ayer 25 de mayo, asesinaron al funcionario del Cuerpo Superior de Policía don Damián Seco Fernández, en Sevilla, han sido localizados por un control de la Guardia Civil, produciéndose un enfrentamiento de resultas del cual han fallecido los destacados miembros de dicha organización terrorista Raúl Calero Arcones y su esposa o compañera María del Carmen López Sánchez y detenidos los también miembros y activistas del GRAPO Félix Novales Gorbea y Eva María Alonso Arce. Los hechos sucedieron a las 13,25 horas de hoy, sábado día 26 de mayo, en el cruce de la carretera nacional 420 de Córdoba a Tarragona con la de Ademuz a Valencia, en cuyo lugar un control de la Guardia Civil dio el alto al taxi matrícula Cuenca 6.888-8, ocupado por el conductor, dos hombres y dos mujeres. Al tratar de Identificar a los ocupantes, una de las mujeres, empuñando una pistola, disparó a través de la ventanilla contra uno de los guardias civiles, hiriéndole en un brazo. Repelida la agresión por la Guardia Civil, fueron heridos de gravedad dos de los ocupantes y se procedió a capturar a los otros dos”.


“Los heridos fueron trasladados a la residencia sanitaria de Teruel, en la que ingresaron cadáveres. Iniciadas las oportunas gestiones fueron Identificados todos ellos como los componentes del comando armado que pretendía asesinar a un teniente coronel del Ejército y realizar otras acciones terroristas, para lo que disponían en un piso de Sevilla de gran cantidad de explosivos. En el equipaje que les acompañaba se han encontrado dos metralletas marca AF, calibre 9 mm. Parabelium, cinco pistolas, tres de ellas marca Star, pertenecientes a la policía Nacional y las otras dos marca Astra, junto con un revólver Llama y abundante munición para todas ellas. En su huida desde Sevilla, los Integrantes do este comando intentaban llegar hasta Teruel, para desde allí trasladarse por tren a Barcelona, base de actuación de este comando, llamado también “comando de Barcelona”, cuyo responsable era el fallecido Raúl Calero Arcones. Todos ellos son responsables de graves y abundantes atentados personales y actos terroristas entre los que destacan: Atraco a una entidad bancaria de Barcelona, en el que resultó muerto el cabo de la Policía Nacional Fernando Ramírez, de la dotación de un coche Zeta. Atentado en Sevilla contra el sub comisario del Cuerpo Superior de Policía Francisco Beltrán Ortiz, que resultó gravemente herido. Atentado contra dos policías nacionales en la plaza de Santa Cruz, de Sevilla con el resultado de la muerte de Policía Nacional Juan Torres León”.


De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió al inspector de Policía Damián Seco la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.


Igualmente de acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, al joven Antonio Cívico Mendoza, la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo.


25 DE MAYO DE 1988 ÉIBAR. SEBASTIÁN AIZPIRI LEYARISTI, PROPIETARIO DEL RESTAURANTE CHALCHA.

Sebastián Aizpiri Leyaristi, Propietario del Restaurante Chalcha.


Pasadas las ocho y media de la noche del miércoles 25 de mayo de 1988, ETA asesinaba a tiros en Éibar a SEBASTIÁN AIZPIRI LEYARISTI, propietario del restaurante Chalcha de esa localidad y de una carnicería en Elgóibar. En torno a las 20:00 horas de ese día había cerrado la carnicería y se dirigió a Éibar. Cuando se dirigía solo y a pie al restaurante, uno de los más típicos de la localidad guipuzcoana, dos etarras se le acercaron por la espalda y le dispararon dos tiros en la cabeza que le provocaron la muerte en el acto. Su cuerpo quedó tendido en medio de un gran charco de sangre en unas estrechas escaleras que dan acceso a la calle Isasi, donde se encuentra su restaurante. Sobre las diez de la noche, el juez ordenó el levantamiento del cadáver.


Sebastián era una persona muy conocida en la localidad. Había sido objeto desde enero de ese año de una campaña basada en rumores anónimos que le acusaban de ser traficante de drogas. Los rumores le acusaban también de haber obtenido su libertad, tras una detención, a cambio del pago de varios millones de pesetas. La campaña había sido brutal y Aizpiri pidió entonces al juzgado de Éibar que realizara una investigación pública sobre su persona, investigación que dio resultado negativo, y publicó varios anuncios en el diario El Correo Español- El Pueblo Vasco desmintiendo las acusaciones. Los Ayuntamientos de Éibar y Elgóibar aprobaron entonces sendas mociones de apoyo a Aizpiri, a quien consideraban "objeto de una campaña de calumnias". Unos días más tarde, el 6 de junio, la banda asesinó en Elgóibar a Francisco Javier Zabaleta Aizpitarte, amigo de Sebastián, acusado también por los terroristas de ser traficante de drogas.


Tras el atentado, Herri Batasuna difundió una nota en la que decía lamentar la muerte de Sebastian Aizpiri Lejaristi, cuyo nombre figuraba en una lista de eventuales víctimas de ETA que la policía francesa había intervenido al dirigente de la organización terrorista Santiago Arrospide, Santi Potros. El restaurante Chalcha que regentaba aparecía en la relación de empresas sometidas al chantaje económico de ETA descubierta en la cooperativa Sokoa.


Poco después del asesinato, su hermana Ana Aizpiri, periodista de profesión, denunció el "chantaje mafioso" al que fue sometido su hermano. “Siento que todos los ciudadanos somos espiados por ETA. Herri Batasuna es la policía secreta de ETA (...). ¿Por qué en vez de estar en los ayuntamientos no montan un chiringuito en la plaza que diga: oficina de información de ETA? “.


El gobernador civil de Guipúzcoa, José Ramón Goñi Tirapu, afirmó que existía un "paralelismo cínico entre la actual campaña de HB en contra de la droga y este asesinato". Goñi Tirapu añadió que "este asesinato es de un cinismo increíble. Primero se calumnia infamemente y luego se asesina a una persona honesta como Sebastián Aizpiri". "Este señor", continuó el gobernador civil, "no tenía ningún tipo de relación con la droga y, sin embargo, en las últimas operaciones de incautación de droga sí que aparecen personas de HB vinculadas a la trama de la droga en Guipúzcoa". Se estaba refiriendo, al parecer, a las supuestas simpatías políticas de varios de los detenidos en una operación policial llevada a cabo el 23 de abril en Fuenterrabía, en la que se incautaron 1.188 kilos de hachís.


El de su hermana Ana es uno de los testimonios que se recogen en el libro Olvidados (Adhara, 2006), de Iñaki Arteta y Alfonso Galletero. Este es un breve resumen de sus palabras: “No me podía creer que eso hubiera podido suceder, que a mi hermano le hubiesen dado dos tiros en la nuca y lo hubiesen matado. Es verdad que él había sido objeto de una campaña bien orquestada, y que estaba surtiendo efecto. Estaban difamándolo: decían que era traficante de drogas. Después de que lo mataran yo misma pude ver algunos papelillos, apuntes manuscritos de algún informador de ETA, llenos de mentiras sobre mi hermano (...). Recuerdo la sensación de frío y de absurdo que me duró varios meses. Pero yo no era ajena a la realidad y tenía muy claro que alguien, en la vecindad de su establecimiento comercial, había observado todos sus movimientos cada día, le había vigilado para transmitir a otros la información, y otros le habían esperado para matarle (...). Desde entonces me resulta difícil regresar a mi pueblo (...). Denuncié entonces algo que era evidente para todos: la connivencia entre HB y ETA. Y eso ha tenido una carga importante sobre mí (...). Años después hubo gente de HB que difundió un rumor sobre mí del mismo carácter que el rumor de mi hermano: que me habían detenido en el aeropuerto de Barajas en posesión de cocaína, rumor netamente falso e injurioso, pues era evidente que no había podido ser detenida ya que mi voz se oía, por mi trabajo de periodista, en los informativos de la televisión vasca, todos los días a la misma hora. Mucha gente me ha odiado por la acusación que vertí sobre HB y otra mucha me ha admirado, claro (...). Yo perdí a la mayoría de mis amigos. No sentí cercanía, ni un sentimiento de empatía hacia mí (...). Creo que [Sebastián] nunca llegó a pensar que pudieran matarlo. A mí no me lo dijo nunca pero personas mejor informadas y más autorizadas concluyeron, por las circunstancias de su asesinato, que los de la ETA le habían estado pidiendo dinero y que él se había negado (...). Es muy desagradable vivir en Euskadi para una persona a la que le han asesinado un familiar o un amigo (...). Está claro que las víctimas vamos a seguir llevando para el resto de nuestras vidas un hueco, un archivo en nuestra memoria muy duro de abrir. Creo que si los partidos políticos, que tienen muchas víctimas en sus filas, no abogan con mucha entereza y determinación y con mucho cuidado con las palabras, por velar por la memoria de las víctimas que ha habido en el País Vasco y en otras comunidades de España, el futuro de las víctimas es el olvido.


También relató en el mismo libro que tras el atentado nadie del sector de la hostelería, "ningún cocinero reputado dio muestras de solidaridad con nosotros”. "Hay que tener en cuenta que la adscripción ideológica al nacionalismo radical tiene en el sector de la hostelería una buena cuota", añadió.


En 1991 la Audiencia Nacional condenó a los etarras miembros del grupo Éibar Jesús María Ciganda Sarratea y Juan Carlos Balerdi Iturralde, alias Eneko, a sendas penas de 30 años de reclusión mayor como autores de un delito de asesinato con premeditación. La sentencia especificó que fue Ciganda quien disparó a Aizpiri. También fue condenado por este asesinato Cándido Zubikarai Badiola quien, junto a su mujer Make Goñi, colaboró con el grupo Éibar en su actividad asesina de los años ochenta. En el piso de su propiedad fueron detenidos los terroristas del grupo en una operación de la Guardia Civil en abril de 1989. En ese piso estaba también su hijo Eñaut de 5 años, que, con el tiempo, se haría jugador de fútbol profesional, siendo portero suplente de la Real Sociedad. Eñaut ha participado en marchas proetarras que piden el acercamiento de los asesinos de la banda a cárceles del País Vasco.


Sebastián Aizpiri Leyaristi, tenía 39 años. Era natural de Elgóibar (Guipúzcoa), localidad en la que fue enterrado.


De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió a Sebastián la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo.

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