22 DE JULIO DE 1980. VILLAMEDIANA (LA RIOJA), TENIENTE DE LA GUARDIA CIVIL FRANCISCO LÓPEZ BESCOS,
El 22 de julio de 1980 la banda terrorista ETA asesinaba en Villamediana (La Rioja) al teniente de la Guardia Civil FRANCISCO LÓPEZ BESCOS, al hacer estallar varias cargas explosivas al paso de un convoy de tres autobuses con ciento veinte guardias civiles procedentes de Andalucía y Cataluña.
Ese día los guardias civiles iban a realizar prácticas de tiro y adiestramiento en un tramo en construcción y fuera de servicio de la autopista Bilbao-Zaragoza, y estaban siendo trasladados en tres autobuses desde Logroño. Para acceder desde el camino de obra paralelo al puente de la A-68, la autopista del Ebro por entonces en construcción, había una pequeña rampa que obligaba a los vehículos a reducir la velocidad. Esta lentitud obligada había sido observada por los terroristas varios días antes como una circunstancia que permitiría atacar a un objetivo fácil, casi inmóvil. Era la quinta salida que hacía el convoy a ese mismo lugar para realizar las prácticas, y todo estaba preparado para un asesinato en masa.
El convoy apenas había recorrido tres kilómetros desde Logroño hasta Villamediana por la carretera local 601. Antes de tomar el llamado Camino Real junto a una fábrica de yesos y escayolas en el paraje de Santa María, miembros de la banda terrorista ETA activaron por control remoto las diez cargas que habían ocultado la noche anterior.
Las explosiones alcanzaron al autobús que circulaba en último lugar. La onda expansiva y la metralla hirieron de gravedad al teniente Francisco López Bescos y a otros treinta y seis miembros de la Guardia Civil. El teniente fue trasladado inmediatamente a la Clínica Clavijo de Logroño, donde falleció minutos después de ingresar. Del resto de guardias civiles, dos de ellos resultaron heridos de gravedad: el sargento primero Rafael Ruiz Ruiz y el agente Sebastián Fernández Macías. El resto fue distribuido entre diversos centros sanitarios de Logroño y algunos fueron trasladados a Zaragoza para ser intervenidos quirúrgicamente. Eran los cabos primeros Francisco Méndez Pérez, Juan Molina Lara, Antonio Román Acebedo y Santiago Moriches Cintas; y los guardias civiles Tomás Parra Baena, Antonio Ruiz Peña, Jesús Cabello Sánchez, Antonio Muñoz López, Joaquín Lago Chica, Francisco Terrón Moreno, Francisco Valenzuela, Elías Romero Huerta, Fernando Gordillo Morales, Antonio Ruiz Peñas, Manuel Rengel Borrego, Santos Valseca Fernández, Miguel Pazo Majaron, Francisco Mata Camuñas, Manuel López González, Manuel Jiménez Gómez, Teodoro Cabana Lavera, Alfonso Rabadán Rodríguez, Jesús López Cruz, Bonifacio Bas Muñoz Hierro, Rafael Ocaña Pérez, Rafael Santana Cozar, José Alcázar Eslava, Antonio Romero Díaz, Rafael Heredia García, José Pérez Cabezas, Miguel Infante Luque y Andrés Sevilla.
Las diez cargas explosivas estaban colocadas a una distancia de cincuenta metros cada una, ocultas bajo tierra y piedras en un talud lateral junto al camino de obra que debían tomar antes de llegar a la autopista donde iban a realizar las prácticas de control de carretera. Cada una de las cargas explosivas estaba compuesta por cinco kilos de Goma 2 y amonal, más abundante metralla formada por tuercas, tornillos de gran volumen y piezas de hierro. En total fueron accionadas a distancia tres de las cargas que sumaban aproximadamente 15 kilos de explosivos. Las siete bombas que no llegaron a estallar fueron desactivadas posteriormente por las Fuerzas de Seguridad. Pudo haber sido una de las mayores matanzas ocasionadas por la banda terrorista, asesina, marxista y antiespañola.
El funeral en memoria del teniente López Bescos se celebró al día siguiente, miércoles 23 de julio, en el patio de la Segunda Comandancia de la Guardia Civil de Logroño. La capilla ardiente se instaló al aire libre, donde tuvo lugar el acto religioso con la presencia de la viuda del teniente y sus cinco hijos. La nutrida representación de autoridades civiles y militares estaba encabezada por el ministro del interior, Juan José Rosón, y por el general Aramburu Topete, director de la Guardia Civil. Rosón tuvo que escuchar gritos y duros reproches e insultos contra su persona, que se extendieron en contra del presidente Suárez y contra la banda terrorista ETA.
Poco después, al abandonar el patio, algunos guardias gritaron "tres, sólo tres", en referencia a los meses de permanencia en comisión de servicio en el País Vasco. Los ciento veinte guardias que viajaban en el convoy atacado estaban siendo preparados para cumplir su servicio de quince meses en el País Vasco. Ese mismo día cuatro agentes solicitaron la baja en el Cuerpo y les fue aceptada inmediatamente. Hubo guardias civiles que fueron expulsados del Cuerpo por no querer ir al País Vasco.
Un día después del funeral, cuatro mil personas se manifestaron en Logroño contra el terrorismo bajo el lema "Democracia, sí; Terrorismo, no". Al día siguiente por la tarde, la banda terrorista ETA reivindicó el atentado en un comunicado en el que se señalaba "que de seguir la intensa actividad policial desarrollada actualmente en el País Vasco la organización responderá, si es preciso, con fórmulas de combate desconocidas hasta ahora". La competencia propagandística entre bandas terroristas hizo que también el GRAPO, en llamada telefónica a la delegación de Logroño del diario La Gaceta del Norte, reivindicase el atentado. Sin embargo, las primeras investigaciones policiales a última hora del 22 de julio apuntaron a la banda terrorista ETA como autora del atentado, por la cantidad de explosivo utilizado, la técnica para accionarlo y la utilización de metralla con tornillos y tuercas.
Una semana después del atentado, el 1 de agosto de 1980, fue detenido Manuel María Pastor, quien presuntamente pasó información sobre las rutinas y movimientos de la Guardia Civil de Logroño a ETA militar. El seis de agosto de 1980, se detuvo a tres personas en Navarra. Uno de ellos, Iosu Goyeneche, cumplía en esos momentos el servicio militar en Logroño. Muy probablemente, la información para atentar salió del cuartel de Infantería de Logroño. De los ciento veinte guardias en prácticas, un grupo estaba alojado en el Cuartel Móvil de la Guardia Civil y otro en en el acuartelamiento de Infantería, donde convivían los números en prácticas y los soldados que hacían la mili.
En 1983, la Audiencia Nacional condenó a Isidro Etxabe Urrestrilla como autor del atentado a una pena de 25 años de prisión mayor. En 1996 fue también condenado Juan Manuel Soares Gamboa a 206 años por su participación en el mismo atentado. El arrepentido Soares Gamboa declaró en la Audiencia Nacional que alquiló un piso franco en Logroño en 1980 donde alojó a un 'comando' de ETA, que preparó y ejecutó el atentado de Villamediana. Soares también facilitó a los etarras "palas para que escondieran el explosivo".
Francisco López Bescos, teniente de la Guardia Civil de 49 años, era natural de Berbegal (Huesca). Estaba casado con Pilar Fondón y tenía cinco hijos. Desde septiembre de 1975 estaba destinado en la Academia del Servicio Fiscal en Sabadell (Barcelona), donde impartía clases.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se concedió al Teniente López Bescós la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
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