25 DE AGOSTO DE 1982.MUNGUÍA VIZCAYA. GUARDIAS CIVILES MIGUEL GARRIDO ROMERO Y VICENTE GÓMEZ DUARTE.
Guardia Civil Miguel Garrido Romero.
En la madrugada del miércoles 25 de agosto de 1982 los Guardias Civiles MIGUEL GARRIDO ROMERO y VICENTE GÓMEZ DUARTE morían en el cumplimiento de su deber, intentando desactivar una bomba colocada por la banda terrorista , marxista y anti española ETA en una sucursal del Banco de Vizcaya en la localidad vizcaína de Munguía. La explosión alcanzaría también al cabo primero Pedro Robles Barberán provocándole graves heridas.
Guardia Civil Vicente Gómez Duarte.
Sobre las dos de la madrugada un comunicante anónimo se puso en contacto telefónico con el cuartel de la Policía Municipal de Munguía dando aviso de la colocación de una bomba en la sucursal del Banco de Vizcaya de la calle de La Concordia de la localidad. Una vez avisada la Policía Nacional esta, al ver una bolsa sospechosa, establecería una zona de seguridad y desalojaría las viviendas colindantes.
El equipo de los TEDAX de la Guardia Civil compuesto por el cabo primero Pedro Robles Barberán y los agentes Vicente Gómez Duarte y Miguel Garrido Romero, llegó al lugar señalado, identificando en primer lugar con la ayuda de un perro adiestrado la bolsa sospechosa y confirmando que esta contenía un artefacto explosivo.
De seguido iniciaron las labores de desactivación moviendo con unos garfios atados con cuerdas, desde una prudente distancia, la bolsa, que no llegaría a explotar.
Tras ello utilizaron un robot. En el instante de que la maquina con una de sus pinzas atrapó la bolsa esta explotó alcanzando de lleno al Guardia Vicente Gómez Duarte que quedaría completamente destrozado, falleciendo en el acto. Su compañero Miguel Garrido Romero, sufrió también gravísimas heridas y desprendimiento de miembros, falleciendo en la ambulancia que le trasladó al hospital Civil de Basurto.
El cabo primero Pedro Robles Barberán, natural de Alcañiz (Teruel), de 32 años de edad y casado, alcanzado en la cara y piernas, sería intervenido quirúrgicamente.
El atentado, seria reivindicado por la banda terrorista ETA mediante un comunicado enviado al diario Egin,
El funeral por el alma de los dos guardias civiles se celebró al día siguiente en el Gobierno Civil de Vizcaya, con la asistencia del ministro del Interior, Juan José Rosón, el director general de la Guardia Civil, Aramburu Topete, y el delegado del Gobierno, Jaime Mayor Oreja. Tras el funeral, los cadáveres de ambos guardias civiles fueron trasladados en un avión del Ejército del Aire a Sevilla para ser enterrados posteriormente en sus localidades de origen.
En la capilla de acuartelamiento sevillano de Eritaña, donde se había situado la capilla ardiente, se ofició la misa de “corpore insepulto” por el alma del guardia civil Miguel Garrido Romero, presididos por el presidente de la Junta de Andalucía Rafael Escuredo, acompañado por el capitán general de la II Región Aérea, teniente general Fernando de Querol Miiller; gobernador militar accidental de Sevilla, general Gandido García Suárez; general jefe de la II Zona de la Guardia Civil, Alejandro de la Mata y García de la Rosa; altos jefes de las distintas Armas y Cuerpos, así como de la Policía Nacional y de la Jefatura Superior de Policía, oficiales y compañeros del fallecido y otras autoridades civiles. En su homilía el oficiante, teniente vicario accidental, Vicente Sánchez Pinto, manifestaría que “el uniforme es símbolo de honor y emblema de nuestra esperanza y que la Guardia Civil está muriendo por defender una patria común para todos los españoles”.
Finalizado el oficio religioso, los restos mortales de Miguel Garrido Romero fueron sacados a hombros de guardia civiles y policías nacionales hasta el patio del acuartelamiento, donde una compañía de la Benemérita rindió honores. Sería cristianamente sepultado en el cementerio de San Fernando de Sevilla.
Miguel Garrido Romero, de 22 años, era natural de Santa Olalla (Huelva) y estaba soltero. Estaba destinado en Vizcaya como Técnico Especialista en Desactivación de Artefactos Explosivos.
Vicente Gómez Duarte cumplía 26 años el mismo día que fue asesinado por ETA. Era natural de Sevilla y estaba soltero. Igual que su compañero asesinado era Técnico Especialista en Desactivación de Artefactos Explosivos.
Recibiría cristiana sepultura en San Juan de Aznalfarache (Sevilla). Tras el funeral al salir del templo la familia y los restos mortales de Vicente Gómez, la multitud prorrumpió en una salva de aplausos y se lanzaron gritos de “¡Viva la Guardia Civil!” El millar de personas congregadas acompañó al féretro hasta el camposanto, donde se reprodujeron las escenas de dolor. La madre del guardia caído sufriría un desmayo tras contemplar por última vez el ataúd, envuelto en la bandera Nacional, donde iba su hijo asesinado.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo
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