26 DE JUNIO DE 1977. LA PUEBLA DE ARGANZÓN (BURGOS) POLICÍA ARMADO VALENTÍN GODOY CEREZO.
Valentín Godoy Cerezo.
El 26 de junio de 1977 era asesinado en La Puebla de Arganzón (Burgos) el Policía Armado VALENTÍN GODOY CEREZO. El agente llevaba seis meses destinado en Vitoria, donde compartía una vivienda con un compañero de trabajo. Anteriormente estuvo destinado en Miranda de Ebro, formando parte de una de las compañías de Reserva General de la Policía que se enviaban a Vascongadas para reforzar las plantillas ordinarias.
Valentín fue asesinado de tres disparos, en un crimen sin testigos. Su cuerpo se encontró en la localidad de La Puebla de Arganzón, en el límite entre las provincias de Álava y Burgos. Su vehículo, un Renault 12, estaba con las luces de situación encendidas cuando fue localizado, en medio de una densa niebla, a las 11:00 horas del día 27 de junio por una patrulla de la Guardia Civil de Tráfico junto a la carretera Nacional-I. El cuerpo del agente aparecía reclinado sobre el asiento derecho, con varios impactos de bala en la cabeza realizados a corta distancia y desde la parte posterior. Dentro del vehículo del servidor del orden se hallaron dos casquillos de bala de 9 milímetros corto y otros tres casquillos de calibre 22.
Una muerte misteriosa y enigmática que desconcertó, durante muchos días, a los policías investigadores Valentín Godoy vestía ropa veraniega, camisa de cuadros de manga corta y pantalón gris. En la cabeza se apreciaban tres impactos de bala con orificio de entrada y salida, y con una trayectoria de nuca a la parte frontal, afectando a cerebelo, bulbo raquídeo y lóbulo occipital. Los disparos debieron ser hechos a escasa distancia de la cabeza, por lo que la muerte del policía fue instantánea.
En un principio la Guardia Civil barajó dos tesis. Pudo ocurrir que el Policía Armada hubiera parado el automóvil para coger a uno o varios autoestopistas que pudieron realizar los disparos. Se pensaba también que la víctima pudiera haber sido obligada a detener el coche por una o más personas que se habrían introducido previamente en su automóvil, algo que confirmaría la Policía, después de registrar el piso de Valentín y donde se encontraron dos vasos con restos de vino, por lo que se dedujo que una o dos personas habían estado en la casa con el policía. Esas personas pudieron salir con Valentín, subirse en el coche de éste y tras unos kilómetros de rodaje, en el 337 de la Nacional-1, Madrid-Irún, le obligaron a detener el Renault 12 al borde de la carretera.
Al ser descubierto el cadáver, el turismo tenía colocadas sus luces de posición, algo que llevó a los investigadores a inclinarse a pensar que no había habido violencia pues de haberse producido una actitud violenta antes de la detención del coche, lógicamente habría éste tenido puestos sus faros de luz larga o, por lo menos, corta. La luz de posición indicaba, más bien, que Valentín y sus acompañantes se detuvieron al borde del arcén de la carretera nacional y que el conductor, en un reflejo típico, cambiase las luces de carretera por las de posición. El asesino, tras disparar sus balas, tuvo que huir en otro coche por los que se suponía que el crimen había sido perpetrado por al menos dos personas.
Godoy Cerezo, según los resultados de la autopsia, pudo morir alrededor de las 12 de la noche del domingo día 26, después de cenar un par de huevos fritos con una loncha de jamón, acompañados por una cerveza., Eso descartaba el rumor que se había extendido en relación con este crimen, con un hecho que se produjo, sobre las 3 de la madrugada del lunes 27, en el barrio vitoriano de Judizmendi, que vivía el final de sus fiestas patronales, junto al bar “Cubasol “, donde hubo un enfrentamiento entre dos hombres, por culpa de las relaciones de ambos con una mujer, y uno de ellos disparó varios proyectiles, con una pistola al aire. La imaginación popular había relacionado estos disparos con la aparición horas después, del cadáver del policía.
Al día siguiente en Vitoria tuvo lugar su funeral. Al finalizar el oficio religioso en memoria del policía Armado Godoy, un centenar de agentes de la Policía Armada, montados en algunos jeeps que portaban banderas nacionales se manifestaron en recuerdo de su compañero asesinado, algo que fue desmentido por el Gobierno Civil vitoriano, que afirmó que la marcha en comitiva de los policías no podía ser interpretada como una manifestación pues según comunicaba el gobierno civil el crimen no había tenido carácter político.
Sin embargo su asesinato fue reivindicado por un desconocido grupo autodenominado Doble G (Gazte Gudaroste-Ejército Joven) mediante una llamada al diario Deia. Durante los primeros días no se dio credibilidad a esta reivindicación. Finalmente y tras largas averiguaciones se descartó el asesinato común y se atribuyó la muerte de Valentín a la organización terrorista ETA.
Su entierro, celebrado en la localidad pacense de Santa Amalia, de donde era natural, fue presidido por los Gobernadores Civil y Militar de Badajoz, así como otras autoridades. Todo el pueblo de Santa Amalia se lanzó a la calle para asistir al entierro del servidor del orden público, donde su familia era muy querida y conocida pues había explotado comercialmente el cine de la localidad durante muchos años.
Valentín Godoy Cerezo, en el momento de ser asesinado, tenía 27 años y estaba soltero. Trabajaba como practicante en la enfermería del cuartel de la Policía Armada. El 17 de marzo de 2000, el Consejo de Ministros le concedió la Gran Cruz de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo.
26 DE JUNIO DE 1981. HERNANI (GUIPÚZCOA) ANTONIO MURILLO CHACÓN.
Antonio Murillo Chacón.
En torno a las cuatro y media de la madrugada del 26 de junio de 1981 los Comandos Autónomos Anticapitalistas asesinaban a tiros al joven ANTONIO MURILLO CHACÓN en el barrio de La Florida de Hernani (Guipúzcoa) cuando regresaba a su domicilio. Al día siguiente, la autoría del atentado fue asumida por el llamado Grupo Autónomo de Autodefensa de Euskadi (GAAE), desconocido hasta ese momento. En el comunicado, los terroristas lo relacionaron con el tráfico de drogas y, según informó la agencia Efe, había sido detenido en 1977 con una cantidad de heroína. Sin embargo, amigos y conocidos de la víctima negaron rotundamente esta afirmación y señalaron que, en todo caso, se trataba de un consumidor, pero no de un traficante de estupefacientes. Era un muchacho introvertido y considerado por sus vecinos como una muy buena persona.
Antonio había pasado la noche en compañía de su cuadrilla, celebrando las fiestas patronales de la localidad de Hernani. Hacia las cuatro y media se despidió de un amigo cuando se encontraba a escasa distancia de su domicilio y continuó caminando hacia el mismo. En ese momento fue sorprendido por un terrorista que le disparó en la cabeza y lo remató con varios disparos más cuando estaba ya tendido en el suelo.
Instantes después llegaban al mismo barrio varios coches con jóvenes que también regresaban de las fiestas. La primera en darse cuenta de los disparos fue una chica hermana de un concejal de la localidad, quien aplicó los primeros auxilios al herido antes de avisar a la Policía Municipal y a los servicios de ambulancia de la DYA. Cuando llegó la ambulancia, Antonio aún estaba con vida, pero falleció durante su traslado al hospital de San Sebastián.
El funeral, multitudinario, se celebró al día siguiente en la parroquia San José Obrero, del barrio La Florida. Más de medio millar de personas abarrotó la iglesia para darle su último adiós a Antonio. Junto al féretro se colocaron coronas de flores de organizaciones locales y grupos de amigos del joven fallecido. Otra corona había sido enviada por el Ayuntamiento de Puebla de la Reina (Badajoz), de donde era natural la víctima. Finalizada la ceremonia religiosa, el féretro con el cadáver de Antonio Murillo fue trasladado hasta el cementerio en un furgón fúnebre. La mayor parte del público que había asistido al funeral acompañó a la comitiva, a pie, bajo un fuerte chaparrón.
Antonio Murillo Chacón había nacido en Puebla de la Reina (Badajoz) y desde allí emigró al País Vasco con su familia. Tenía 25 años y estaba soltero. Trabajó un tiempo como camarero pero cuando fue asesinado estaba en el paro. A la mañana siguiente, su madre señaló que "la familia pensaba haberse marchado de Hernani, pero que su hijo sentía un gran cariño por el pueblo y por sus amigos, y que siempre repetía que él no quería irse". El padre comentó que "la familia nunca había intervenido en política" y que desconocía las causas el atentado. Una hermana menor de Antonio quiso dejar claro que su hermano era completamente apolítico y que nunca había votado en ninguna de las elecciones celebradas hasta entonces.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo.
26 DE JUNIO DE 1985. AMURRIO (ÄLAVA) ESTANISLAO GALÍNDEZ LLANO, CARTERO.
Estanislao Galíndez Llano. Cartero de Amurrio.
El 26 de junio de 1985 a primera hora de la mañana, era asesinado, el cartero de la localidad alavesa de Amurrio, ESTANISLAO GALÍNDEZ LLANO, cuando se dirigía en su bicicleta a la oficina local de Correos, donde trabajaba. Cuatro años antes, el 25 de julio de 1981, su hermano Félix Galíndez Llano también fue asesinado por ETA. Ese mismo día aparecieron en Amurrio unas octavillas en las que, bajo la acusación de ser informadores de la Policía, se amenazaba de muerte a cuatro vecinos del pueblo, entre los que figuraban los hermanos Galíndez.
El asesinato de Estanislao tuvo lugar a las 8:55 horas. Poco antes, en el barrio de Lezama situado a las afueras de Amurrio, dos jóvenes, que se identificaron como miembros de ETA, obligaron al propietario de un vehículo Seat Málaga a introducirse en el maletero del coche, dejándolo atado y amordazado. Tras recoger en el trayecto a otras dos personas, entre las que figuraba una mujer, el vehículo se dirigió a la calle de Mendico, un camino vecinal que comunica el centro de la localidad con las escuelas públicas de la misma y algunas casas dispersas, en una de las cuales vivía la víctima.
El cartero, montado en su bicicleta y vestido de uniforme, fue abordado a la altura de un colegio, junto a una fábrica de muebles, por los ocupantes del vehículo robado. Desde el interior del maletero, el propietario del coche llegó a oír los gritos de Estanislao, que tuvo tiempo de pedir auxilio hasta por tres veces al ver como descendían del vehículo dos hombres y una mujer arma en mano. Los etarras le dispararon dos veces en la cabeza y una en el corazón. El cuerpo de Estanislao quedó tendido en el suelo, junto a la bicicleta y la saca de cuero.
En el lugar del atentado fueron hallados tres casquillos, así como una bala sin percutir, marca Geco, calibre 9 milímetros parabellum. El coche utilizado por los agresores, con su propietario encerrado en el portamaletas, fue encontrado hacia las 11:00 horas en la aldea de Larrimbe, a cinco kilómetros de Amurrio.
La banda terrorista ETA justificó el asesinato de Galíndez en un comunicado enviado a varios medios de comunicación en el que acusaba a la víctima de colaborar con la Guardia Civil.
El alcalde de la localidad, Ángel Sasiain, del PNV, amigo y vecino de la víctima, comentó que Estanislao sólo se dedicaba "a su familia y a su trabajo, servicial y querido por todos" y que representaba a "la derecha más civilizada y dialogante". Era, según Sasiain, la persona más trabajadora del pueblo. La misma mañana del asesinato, el alcalde declaró una jornada de luto oficial. En la moción para condenar el asesinato, Herri Batasuna se abstuvo.
Al día siguiente, la práctica totalidad del pueblo asistió a la misa funeral, oficiada por quince sacerdotes, entre ellos su hermano Sixto, misionero en Filipinas, que también había oficiado cuatro años antes el funeral de Félix Galíndez.
En 1991 la Audiencia Nacional condenó al etarra Juan Carlos Arruti Azpitarte alias “Paterra” a 35 años de prisión por el asesinato del cartero de Amurrio. Arruti Aizpitarte fue detenido en Irún el 16 de septiembre de 1989, tras un enfrentamiento con agentes de la Guardia Civil, en la autopista Bilbao-Behovia. Durante la operación policial murieron los etarras Juan Oyarbide Aramburu, alias Txiribitas, y Manuel Urionabarrenechea Betanzos, alias Manu. Tras ser juzgado en varios sumarios, “Paterra” fue condenado a 1.285 años de cárcel como autor de 14 asesinatos. Tras pasar 24 años en prisión, fue liberado el 19 de noviembre de 2013 debido a la anulación de la doctrina Parot por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
Estanislao Galíndez Llano tenía 63 años, estaba casado y tenía ocho hijos (siete chicas y un chico), con edades comprendidas entre los 28 y los 11 años, seis de los cuales seguían todavía en el domicilio familiar. Había nacido en la aldea alavesa de Lecamaña, cercana a Amurrio, en 1921, y le faltaban sólo diecisiete meses para alcanzar la jubilación, tras trabajar durante cuarenta años como cartero. No escondía sus ideas políticas, pues estaba orgulloso de ser católico y conservador, y en la localidad alavesa le consideraban una bellísima persona y era querido por la mayoría de los vecinos. Lo mismo opinaban de él sus compañeros en la estafeta de Correos.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo.
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