31 DE JULIO DE 1975. USURBIL (GUIPÚZCOA), FRANCISCO EXPÓSITO CAMIO.
Francisco Expósito Camio.
A las doce menos cuarto de la mañana del jueves 31 de julio de 1975, la banda terrorista ETA asesinaba a tiros en la parada de taxis de la localidad de Usurbil (Guipúzcoa), a FRANCISCO EXPÓSITO CAMIO.
Francisco se encontraba en el asiento posterior de su taxi leyendo el periódico con las puertas abiertas, debido la jornada muy calurosa de esa mañana, Dos individuos se acercaron al vehículo de servicio público y sin mediar palabra, le dispararon varios tiros causándole la muerte en el acto. Tras su “heroica y valerosa “hazaña huyeron hacia un vehículo Mini Morris, donde les esperaba el tercer miembro del comando, dándose con rapidez a la fuga en dirección a San Sebastián.
Francisco fue auxiliado por su esposa, que había oído los disparos, pues su domicilio se encontraba casi al lado de la parada de taxi, tras asomarse al balcón de su vivienda y ver los cristales del coche de su marido hechos añicos. Con rapidez bajó a la calle y pudo ver a su esposo en el último estertor de su vida." Todavía respiraba” -declararía con posterioridad a la prensa- “ cuando le cogí en mis brazos, pero al poco tiempo dejó de respirar y falleció",
En su huida los etarras lanzaron varias octavillas firmadas por ETA, en las que esta organización se atribuía el asesinato y lo justificaba acusando a Francisco de ser confidente de las “fuerzas represoras españolas de la Guardia Civil”.
Según varios de sus compañeros de profesión, Francisco era una gran persona, amigo de todos y muy buen compañero. Con la llegada del mes de agosto tenía previsto tomarse unas vacaciones y partir de viaje a Alemania donde vivía una de sus hijas que acabada de ser madre
Francisco Expósito Camio había nacido en Usurbil y tenía 54 años. Estaba casado y tenía cuatro hijas. Gran enamorado del deporte, había sido en su juventud ciclista profesional en la modalidad de ciclo-cross entre los años 1942 y 1953, proclamándose campeón de España en San Sebastián en 1951 y logrando también en su carrera deportas tres subcampeonatos de España. Una vez retirado colaboró en varias ediciones de la vuelta ciclista a España como chofer de uno de los vehículos de equipo. Tras ello, adquiriría la licencia de un taxi en Usurbil para ganarse la vida.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se les concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo.
31 DE JULIO DE 1983. GUETARIA (GUIPÚZCOA) GUARDIAS CIVILES RAFAEL GIL MARÍN Y ENRIQUE RÚA DÍAZ.
Guardia Civil Rafael Gil Marín.
A las cinco de la tarde del domingo 31 de julio de 1983, los Comandos Autónomos Anticapitalistas asesinaban a tiros en Guetaria (Guipúzcoa) a los Guardias Civiles RAFAEL GIL MARÍN y ENRIQUE RÚA DÍAZ, adscritos a la Comandancia de Zarauz. Los guardias se encontraban de paisano en el puerto de Guetaria en tareas de vigilancia de dos embarcaciones capturadas hacía cinco semanas en una operación contra el contrabando de tabaco americano. Las lanchas habían sido aprehendidas por el servicio de información fiscal de la Guardia Civil en la ría de Deba y trasladadas al puerto de Guetaria.
Guardia Civil Enrique Rúa Díaz.
El agente Rafael Gil se encontraba en el interior de un coche Seat 131, en el asiento situado junto al conductor, con el respaldo reclinado cuando fue asesinado. Su compañero, Enrique Rúa, que estaba en traje de baño, apareció junto al coche, en el borde de uno de los diques del puerto. Al parecer, se encontraba sentado de espaldas al vehículo, mirando al mar y dispuesto a darse un chapuzón. Uno de los terroristas disparó contra Enrique a quemarropa con una escopeta, mientras el segundo tiroteaba con una pistola a Rafael. Los dos murieron en el acto.
La zona estaba muy concurrida de visitantes por ser un día propicio para comer en los restaurantes cercanos al puerto, pero nadie quiso aportar datos para reconstruir con exactitud los hechos e identificar a sus autores. A los pocos minutos de producirse el atentado, fuerzas de la Policía Nacional y de la Guardia Civil establecieron controles en las carreteras de acceso a San Sebastián, así como en la autopista Bilbao-Behobia.
Tras el atentado hubo que esperar la llegada del médico forense y el juez más de cuatro horas, permaneciendo, en el lugar de los hechos, los cadáveres de los dos miembros del Benemérito Instituto cubiertos con mantas hasta las nueve de la noche.
Los funerales por el alma de los dos guardias asesinados tuvieron lugar al día siguiente 1 de agosto, a las doce del mediodía en Zarauz, con la presencia del delegado del Gobierno, Ramón Jáuregui, el consejero de Interior del Ejecutivo autonómico, Luis María Retolaza; el secretario del PSE-PSOE, José María Benegas; el gobernador civil de la provincia, Julen Elorriaga, dirigentes de otros partidos políticos y autoridades policiales y militares.
El funeral por Rafael Gil Marín y Enrique Rúa Díaz, a los que también asistió el ministro del Interior, José Barrionuevo, se celebraron al día siguiente en un ambiente de una enorme emoción y rabia contenida. Los féretros de ambos Guardias Civiles, cubiertos con la Bandera Nacional, fueron trasladados a hombros por comparemos desde el cuartel hasta la Iglesia por el centro de Zarauz. La Mis fue muy emotiva produciéndose escenas de mucho dolor por parte de las familias de los Guardias asesinados.
A la salida de los féretros del templo, para ser trasladados a sus localidades de origen, donde recibirían cristiana sepultura, varios centenares de personas que habían asistido al oficio religioso profirieron gritos contra ETA, pidiendo justicia y mano dura al gobierno y dando vivas a España, a la Guardia Civil y la Policía Nacional. La viuda de una de las víctimas, se dirigió al ministro pidiéndole entre sollozos: "Haga algo, señor; o habrá más muertos". Un grupo grande de personas increpó con dureza a las autoridades sobre todo a Carlos Garaicoechea, presidente del Gobierno vasco, con insultos por no haberse dignado que a asistir al funeral.
Rafael Gil Marín tenía de 30 años y era natural de Valencia de las Torres (Badajoz). Estaba casado y era padre de tres hijos, dos niños y una niña. Llevaba destinado en el cuartel de Zarauz desde el 31 de marzo de 1983.
Enrique Rúa Díaz tenía 27 años, era natural de Verín (Orense). Estaba casado y era padre de una niña. Estuvo destinado en Pamplona hasta el 1 de julio de 1982, cuando pasó a la Agrupación de Tráfico de Guipúzcoa. Posteriormente fue trasladado a Zarauz.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se les concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
31 DE JULIO DE 1986. MADRID. GUARDIA CIVIL MIGUEL ÁNGEL DE LA HIGUERA LÓPEZ,
Guardia Civil Miguel Ángel De la Higuera López.
El 31 de julio de 1986 fallecía en el Hospital Provincial de Madrid, tras varios días de agonía, el Guardia Civil MIGUEL ÁNGEL DE LA HIGUERA LÓPEZ, que había resultado herido de gravedad en el atentado perpetrado por ETA el 14 de julio en la Plaza de la República Dominicana de Madrid. Se convirtió en la undécima víctima de aquel terrible y brutal atentado.
Miguel Ángel de la Higuera López, de 20 años de edad, era natural de Alfacar (Granada) y llevaba cuatro meses en la Guardia Civil. Era el menor de una familia humilde de siete hermanos y sólo había estudiado hasta octavo de educación primaria. Además, era un gran aficionado a las motos, por lo que le conocían con el alias de Ángel Nieto, su ídolo (Ideal, 17/07/1986). Fue enterrado en Alfacar el 1 de agosto.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
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