5 DE JULIO DE 1981. LEZO (GUIPÚZCOA) GUARDIA CIVIL DE TRÁFICO LUIS MIRANDA BLANCO.
Guardia Civil de Tráfico Luis Miranda Blanco.
A las 6:30 horas de la madrugada del domingo 5 de julio de 1981, miembros del grupo Donosti de ETA tiroteaban el vehículo oficial en el que viajaban el Guardia Civil de Tráfico LUIS MIRANDA BLANCO y su compañero José Paradero Garrote, cuando circulaban por la Nacional I Madrid-Irún a la altura de la localidad guipuzcoana de Lezo.
Los terroristas esperaron a los agentes parapetados tras un muro de unos dos metros de altura que se encontraba situado en el Alto de Gainchurisqueta. Cuando vieron aparecer el vehículo de la Guardia Civil de Tráfico, lo tirotearon y se dieron a la fuga, a pesar de que a pocos metros del automóvil de Tráfico circulaba otro vehículo de la Guardia Civil sin señales externas de identificación, precisamente como medida de protección frente a posibles atentados.
Los disparos alcanzaron de lleno al primer automóvil, hiriendo mortalmente al agente Luis Miranda, que fue trasladado en un coche particular al Hospital de la Cruz Roja de San Sebastián, donde ingresó cadáver. Poco más tarde llegó al mismo centro el guardia civil José Paradero, que también viajaba en el primer automóvil. Se le pronosticó herida por arma de fuego, con orificio de entrada y salida en hemitórax derecho, afectación de la pared costal, fractura abierta y pérdidas de sustancia ósea, muscular y cutánea en tercio medio de pierna derecha. El pronóstico de sus heridas fue calificado de grave, aunque evolucionó favorablemente en los días siguientes.
El arma utilizada por los agresores, según fuentes oficiales, fue un fusil Cetme, de uso reglamentario en el Ejército y en las Fuerzas de Seguridad, que podría haber sido robado en Orio. En el lugar del atentado se recogieron más de una docena de casquillos de bala del calibre 7,62. Los etarras emplearon para cometer el atentado un automóvil Talbot 150, que tres terroristas habían robado a punta de pistola a las cuatro de la madrugada en la discoteca Ku, situada en el monte Igueldo. Al propietario del coche robado y a sus acompañantes los dejaron atados a unos árboles.
Pocas horas después del ametrallamiento del vehículo de la Guardia Civil de Tráfico se trasladó desde Madrid a San Sebastián en helicóptero el general director de la Guardia Civil, Luis Aramburu Topete, que visitó la capilla ardiente y se interesó también por el estado de José Paradero, ingresado en el Hospital de la Cruz Roja.
Al día siguiente, lunes 6 de julio, en el Salón del Trono del Gobierno Civil de Guipúzcoa se celebró el funeral por el alma del Luis Miranda, al que asistieron autoridades provinciales y locales, representaciones militares y mandos de la zona de la Guardia Civil, así como los padres y la viuda de la víctima. El féretro fue sacado a hombros por compañeros del Cuerpo al término de la ceremonia e introducido en un furgón que lo trasladó hasta el aeropuerto de Fuenterrabía, mientras una compañía de la Guardia Civil le rendía honores y se entonaba el himno del Cuerpo.
Desde el aeropuerto guipuzcoano, el cuerpo sin vida del agente fallecido fue conducido a bordo de un avión militar a Sevilla, adonde llegó a las cuatro de la tarde. Tras una emotiva ceremonia religiosa, el féretro fue cubierto con la bandera nacional y llevado a hombros por guardias civiles y policías nacionales hasta el lugar de su enterramiento.
La Audiencia Nacional condenó en 1985 al etarra Jesús María Zabarte Arregui a 29 años de reclusión mayor por el asesinato de Luis Miranda, y a otros 16 años de reclusión menor por el asesinato frustrado de José Paradero. En 1988 fue condenado a las mismas penas Ignacio Esteban Erro Zazu, así como lo fue en 1996 Luis María Lizarralde Izaguirre.
Zabarte Arregui, “el carnicero de Mondragón” abandonó la cárcel de Jaén en noviembre de 2013 al derogar el tribunal Europeo de Derechos Humanos la llamada “doctrina Parot”, tras pasar 29 años y medio entre rejas, de una condena total de más de 620 años de cárcel por 17 asesinatos y una veintena de atentados terroristas.
El etarra Erro Zazu “el pelos”, que se licenciaría mientras estaba en prisión, en Ciencias Políticas en la Universidad del País Vasco con DNI falso y sin cubrir los requisitos de acceso, al no tener ni COU ni selectividad, abandonaría la cárcel provincial de El Acebuche en Almería, en noviembre de 2013, por la misma decisión del tribunal Europeo de Derechos Humanos.
Por su parte Luis María Lizarralde Izaguirre, se acogió a la llamada “vía Nanclares” y el 28 de enero de 2010 anunció junto a otros cinco presos etarras, que abandonaba voluntariamente ETA y el uso del terrorismo. En la misma carta, pedía públicamente perdón a las víctimas de los atentados que había cometido. En enero de 2011, el juez de Vigilancia Penitencia le concedió el régimen de semi libertad. En 2013 con motivo de la derogación de la “doctrina Parot” por parte del tribunal Europeo de Derechos Humano, Lizarralde saldría en libertad.
Luis Miranda Blanco, de 28 años, había nacido en Sevilla, estaba casado y tenía dos hijas, de cinco y tres años. Su esposa estaba embarazada del tercero.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se concedió a Luis Miranda Blanco la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior les concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
5 DE JULIO DE 1981. BARACALDO (VIZCAYA) TENIENTE DEL EJÉRCITO MAGÍN FERNÁNDEZ FERRERO.
Teniente del Ejército de Tierra Magín Fernández Ferrero.
A las nueve de la mañana del domingo 5 de julio de 1981, dos horas y media después del asesinato del Guardia Civil Luis Miranda, en Lezo (Guipúzcoa) la banda terrorista ETA volvía a asesinar. Esta vez en Baracaldo (Vizcaya) cuando varios terroristas tiroteaban al teniente del Ejército MAGÍN FERNÁNDEZ FERRERO, en el momento en que acababa de abrir al público el establecimiento de venta de periódicos propiedad de su esposa, situado en el barrio de Zuazo de Baracaldo.
Minutos antes, varios terroristas habían robado un vehículo en el que se dirigieron al quiosco de prensa. La víctima, que estaba descargando los paquetes de periódicos en el interior del establecimiento, pudo ver en la puerta a los terroristas armados con metralletas. Magín Fernández trató de huir, pero los pistoleros de la banda le tirotearon por la espalda. Una vez en el suelo, lo remataron con un tiro en la cabeza. En el quiosco se recogieron catorce casquillos de bala.
A primeras horas de la tarde del domingo se instaló la capilla ardiente en el acuartelamiento de Garellano, en Bilbao. Al mismo llegaron a media tarde el ministro de Defensa, Alberto Oliart; el jefe del Estado Mayor del Ejército, teniente general Gabeiras Montero, y el capitán general de la VI Región Militar, Luis Polanco Mejorada, que asistieron junto a altos mandos militares y los familiares de la víctima a una misa celebrada por el capellán castrense, a la que no se permitió el acceso a los medios informativos.
Al día siguiente a las diez de la mañana se celebraba, también en Garellano, el funeral oficial de cuerpo presente, con asistencia del capitán general de la VI Región Militar, los gobernadores civil y militar de Vizcaya, el consejero de Interior del Gobierno vasco, Luís María de Retolaza, el presidente de la Diputación de Vizcaya, representantes de los partidos UCD, AP y PSOE y mandos militares. Su viuda permaneció durante todo el acto religioso de rodillas, sin poder contener el llanto.
En la homilía, el capellán castrense, que calificó el atentado de "crimen alevoso", dijo que en el País Vasco "se vive una paradoja trágica porque un puñado de hombres, arrogándose el derecho divino a la vida, asesinan y matan. Pido a Dios", dijo, "que Él perdone a los asesinos y consuele a los familiares de las víctimas". Finalizado el funeral una compañía con banda rindió honores al teniente Fernández Ferrero.
Las Fuerzas de Seguridad atribuyen al etarra José Antonio Borde Gaztelumendi, extraditado por México en 2002, su participación en el asesinato de Magín Fernández. A día de hoy el asesinato del teniente Fernández está sin esclarecer.
Magín Fernández Ferrero era de Villazala del Páramo (León). Tenía 44 años, estaba casado y era padre de dos hijos: una chica de 14 años y un niño de 4. Fue enterrado en Baracaldo, donde llevaba viviendo veinte años. Estaba destinado en la IV zona del IMEC.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior les concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
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