15 DE FEBRERO DE 1979. MADRID. GUARDIA CIVIL GABRIEL CRISTÓBAL VOZMEDIANO.
Guardia Civil Gabriel Cristóbal Vozmediano.
Hacia las tres menos cuarto, cuando regresaba de su trabajo y se disponía a entrar en su casa, en la calle Pajaritos, 31, el Guardia Civil de la Agrupación de Tráfico GABRIEL CRISTÓBAL VOZMEDIANO era asesinado por dos terroristas que le esperaban en las inmediaciones, que se acercaron a él y le dispararon a quemarropa. Un impacto de bala le alcanzó en la cabeza y le produjo la muerte. Frente a la tachada de Pajaritos, la Policía encontraría dos casquillos de bala Parabeltum marca gecco y un gran charco de sangre.
La primera persona que, sin embargo, llegó junto a la víctima fue su propia madre, que a] escuchar los disparos, salió a la calle gritando, aun antes de ver lo sucedido: “¡Ay!, hijo mío, te han asesinado, te han asesinado.”
El agente Cristóbal Vozmediano se encontraba, todavía vivo, en medio de un gran charco de sangre. Había caído justo al lado de un poste de tendido eléctrico, al que. Intentó agarrarse cuando se vio agredido. Inmediatamente después comenzaron a congregarse numerosas personas de la vecindad, entre otros, clientes del El Nido, cuyo dueño llamó al 091.
Un compañero de la víctima se lamentó horas después en el lugar de los hechos de que el cuerpo del señor Cristóbal hubiera estado tendido en el suelo cerca de veinte minutos, sin que nadie de los presentes le prestase auxilio.
El Guardia Civil fue trasladado en Jeep de la Policía Nacional a la Sección de Urgencias de la Ciudad Sanitaria Francisco Franco. El médico de guardia sólo pudo certificar su defunción e, inmediatamente, el cadáver fue trasladado a los velatorios. El parte facultativo era absolutamente escueto: «ingresó cadáver».
Los restos mortales del guardia civil de Tráfico Gabriel Cristóbal Vozmediano, eran cristianamente sepultados al día siguiente de su asesinato en el cementerio de la localidad madrileña de Torrelodones.
Previamente, se había celebrado un funeral de carácter íntimo por el agente asesinado en la capilla de! hospital Gómez Ulla, al que asistieron solamente los familiares de la víctima, altos mandos de los Cuerpos de Seguridad del Estado, otras autoridades civiles y militares varios compañeros de Gabriel.
Al entierro asistieron varios centenares de compañeros de guardia asesinado. El féretro, cubierto con la bandera Nacional, fue llevado a hombros por compañeros hasta el Interior del recinto.
El capellán militar de Guadarrama rezó un responso y dijo a los presentes que dirigiesen sus oraciones para la madre de la víctima, que se queda sola. No se permitió la entrada a los periodistas.
A la madre de Gabriel Cristóbal Vozmedlano, a la que acompañaba una hermana, se le oyó decir varias veces "me he quedado sola" y "le quería mucho".
El subdirector general de la Guardia Civil dio el pésame en nombre de todos a la madre y dijo a los miembros de la Benemérita que tenían que ayudarla, tanto material como afectivamente.
El traslado hasta en el cementerio de Nuestra Señora del Rosario de Torrelodones por la carretera de La Coruña se efectuó a marcha moderada, ocupando más de un centenar de coches la autopista en esa dirección. La comitiva la abrían seis motoristas de la Guardia Civil.
El GRAPO se hizo responsable del asesinato del guardia civil Gabriel Cristóbal Vozmediano, mediante una llamada telefónica a la agencia Efe. En la llamada una voz masculina dijo textualmente: “Quiero decirte que el GRAPO reivindicamos la muerte del guardia civil. Ha sido necesario.”
La madre del guardia asesinado, comentaría a los medios informativos, que ella se encontraba en casa haciendo la comida cuando oyó los disparos y bajó a la calle, viendo a su hijo caído, le cogió la cabeza y pidió auxilio, y que, pese a que había un grupo de gente mirando, nadie se acercó a ayudarle.
Gabriel Cristóbal tenía cuarenta años y estaba soltero. Compartía con su madre una modesta y antigua vivienda situada en la parte trasera del edificio enclavado en Pajaritos, 31. No tenían otros parientes cercanos y hacían una vida muy familiar y austera.
De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.
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